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(Ilustración de The Epoch Times).

(Ilustración de The Epoch Times).

Su cerebro anhela la belleza: descubra por qué la estética impacta su salud y bienestar mental

Lo que agrada a la vista también puede sanar el corazón, la mente y el cuerpo

SALUDPor Makai Allbert
9 de junio de 2025, 6:07 p. m.
| Actualizado el9 de junio de 2025, 6:07 p. m.

Esta es la onceava parte de "Medicina de la virtud"

¿Qué medicina es segura, eficaz, gratuita y solo requiere un sutil cambio de perspectiva? Le invitamos a explorar el vínculo olvidado entre virtud y salud: la "medicina de la virtud".

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Bajo los altos techos de la Capilla Sixtina, personas desconocidas de todo el mundo permanecen inmóviles, con el rostro inclinado hacia arriba en un asombro unánime. Algunos lloran abiertamente, mientras que otros contemplan en silencio y con reverencia. En este espacio sagrado, los teléfonos móviles están prohibidos y la belleza impregna cada rincón. Cuando los espectadores miran hacia arriba, sus cerebros se activan de forma vibrante mientras sus cuerpos se sumergen en la serenidad, un fenómeno que sigue fascinando tanto a neurocientíficos como a médicos.

En un experimento histórico realizado en 2004, los investigadores colocaron a los participantes en escáneres cerebrales y les mostraron pinturas hermosas. Una región específica del cerebro, la corteza orbitofrontal, se iluminó instantáneamente. Esta zona neural dedicada, a veces denominada "el centro de la belleza", implica que la apreciación de la belleza está integrada en nuestra arquitectura cognitiva. Además, nuestro cerebro reconoce la belleza en milisegundos, mucho antes que el pensamiento consciente tenga tiempo de formarse. Este reconocimiento instantáneo sugiere que simplemente reconocemos la belleza cuando la vemos.

Aunque cada persona tiene sus propias preferencias estéticas, hay un tipo de belleza que todos los seres humanos apreciamos de forma universal, una belleza que resuena en nuestro cerebro e influye en nuestra salud.

La ecuación de la belleza

En el núcleo de muchas cosas bellas, tanto naturales como artificiales, hay un tema común: 1.618. Conocido como la "proporción áurea", este número irracional ha sido llamado la "proporción divina" durante siglos.

La proporción es omnipresente en la naturaleza y se puede ver en las conchas en espiral, las semillas de girasol, las galaxias y las proporciones del rostro humano. Los artistas tradicionales, especialmente durante el Renacimiento, solían incorporar la proporción áurea en sus obras.

(Ilustración de The Epoch Times / Shutterstock).(Ilustración de The Epoch Times / Shutterstock).

Enzo Grossi, director científico de la Fundación Villa Santa Maria y defensor del uso de la belleza en entornos clínicos, afirmó que, si existe alguna universalidad en la belleza, esta se encuentra en la proporción áurea.

"[Es] un patrón subyacente que contribuye a la belleza y la complejidad del mundo natural", explicó Grossi a The Epoch Times. Nuestros ojos y nuestro cerebro aman de forma innata las formas que siguen esta proporción.

"Esto podría deberse a la prevalencia de la secuencia en la naturaleza, lo que la convierte en un patrón familiar y reconfortante para nuestro cerebro", afirma Grossi.

Más que culturales, las proporciones áureas son matemáticas y cognitivas. Las investigaciones neurocientíficas demuestran que el cerebro procesa las formas basadas en la proporción áurea de forma más fluida y eficiente que otras proporciones. La secuencia es predecible y equilibrada, simétrica y asimétrica, lo que da una sensación de armonía y facilita su interpretación por parte del sistema visual. Esta fluidez, a su vez, aumenta nuestra sensación de placer.

Nuestra afición por la belleza natural tiene una buena razón.

"En la naturaleza, los tallos y los árboles, las hojas y las flores crecen simétricamente, mientras que una mazorca de maíz deformada puede no ser segura para el consumo", afirma Grossi. Sugiere que las cosas bellas nos resultan atractivas porque pueden ayudarnos a sobrevivir.

Sin embargo, la belleza no comienza ni termina con la utilidad. David Rothenberg, profesor de filosofía y música en el Instituto Tecnológico de Nueva Jersey y autor de "La supervivencia de lo bello" (Survival of the Beautiful), señala que la naturaleza a veces produce un atractivo inesperado. La enorme cola iridiscente del pavo real no ofrece ninguna ventaja funcional; de hecho, le dificulta el vuelo. Pero a las pavas reales les gusta.

"Los animales tienen un sentido estético natural y aprecian la belleza por sí misma", dijo Rothenberg a The Epoch Times, señalando que la belleza es una parte misteriosa del desarrollo de la vida.

Más allá de la estética, la belleza afecta profundamente nuestra salud.

La belleza y el cuerpo

En 1984, Roger Ulrich llevó a cabo un experimento pionero en un hospital suburbano de Pensilvania. Según Grossi, el estudio es una prueba sólida de cómo la belleza natural puede curar.

En el experimento, Ulrich estudió la recuperación de 46 pacientes que se sometieron a la misma operación de vesícula biliar. Los pacientes eran idénticos en la mayoría de los factores: edad, peso, estado de salud e incluso la planta del hospital. La única diferencia importante era que, mientras se recuperaban, la mitad tenía vistas a un bosquecillo desde sus ventanas, mientras que la otra mitad daba a una pared de ladrillo marrón.

Los pacientes con vistas a la naturaleza se recuperaron más rápido y pasaron casi un día menos en el hospital que el promedio. Necesitaron muchas menos dosis de analgésicos, tuvieron menos complicaciones leves, como dolores de cabeza o náuseas y recibieron menos comentarios negativos en los informes de enfermería.

El estudio abrió la puerta a décadas de investigación que relacionan la belleza natural con los beneficios para la salud. Los metaanálisis ahora muestran que la exposición a la naturaleza, incluso algo tan simple como una vista frondosa o un paseo de 20 minutos por un parque, puede reducir el estrés y mejorar la función inmunológica, la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardíacas.

Sin embargo, la naturaleza está lejos de ser la única fuente de belleza terapéutica. Las grandes obras de arte pueden producir efectos similares, algunas más que otras.

Eric Bess, artista y doctor en Bellas Artes, declaró a The Epoch Times que, aunque los artistas suelen buscar expresar algún aspecto de la belleza universal, los artistas clásicos son los que mejor lo consiguen.

Cuando las personas ven pinturas clásicas, experimentan una respuesta en dos fases: una reacción emocional inmediata seguida de una reflexión más profunda y duradera vinculada a recuerdos personales y asociaciones culturales.

¿Por qué el arte clásico nos llega tanto? Una respuesta reside en la previsibilidad, con un giro. El cerebro se siente atraído por los patrones que puede procesar fácilmente, como la proporción áurea, pero también ansía un grado de novedad para mantenerse interesado. La armonía de la estructura y el color de las obras clásicas, además de su expresión única, satisfacen ambos deseos. Por otro lado, el arte que se aleja demasiado de las estructuras familiares puede dejar al espectador indiferente o confundido, según Bess.

Para comprobar la diferencia fisiológica entre la estimulación del arte clásico y el moderno, los investigadores de un estudio publicado en 2018 en Arts & Health asignaron aleatoriamente a 77 estudiantes universitarios la visita a una de las tres áreas de la Galería Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo de Roma:

1. Galerías de arte figurativo: Paisajes, retratos y escenas realistas

2. Galerías de arte moderno: Instalaciones abstractas, expresionistas y contemporáneas

3. Oficinas del museo: Condición de control

Antes y después de la visita, los investigadores midieron la presión arterial y la frecuencia cardíaca de los participantes.

Los resultados fueron reveladores. Más de la mitad de los participantes del grupo de arte figurativo experimentaron una caída significativa de la presión arterial sistólica. Las personas que vieron el arte moderno o el espacio de oficinas no mostraron cambios estadísticamente significativos.

Curiosamente, los participantes valoraron tanto el arte figurativo como el abstracto de forma igualmente positiva, mientras que la visita a la oficina obtuvo una puntuación significativamente más baja en cuanto a satisfacción. Esta valoración indica que el efecto calmante del arte figurativo no se debía simplemente a un mayor disfrute. Parece que hay algo único en el arte figurativo que afecta nuestra fisiología, aunque no seamos conscientes de ello.

Los investigadores señalaron que el arte figurativo podría ser especialmente relajante debido a su mayor comprensibilidad y a su tendencia a estimular emociones positivas, en comparación con la naturaleza más desafiante y, en ocasiones, provocativa del arte moderno. Incluso sugirieron que las visitas a museos podrían complementar las terapias médicas para afecciones de salud relacionadas con el estrés, como las enfermedades cardíacas.

Además, la apreciación de la belleza no se limita a los ojos.

La música hermosa también cura, reduce los niveles de cortisol y aumenta la inmunidad. Mientras que la música clásica siempre calma la ansiedad y el estrés, otros tipos de música, como el heavy metal, aumentan la tensión y la hostilidad. Gran parte de la armonía de la música occidental, que se encuentra, por ejemplo, en las sonatas para piano de Mozart, se basa en las proporciones de la proporción áurea.

Incluso la belleza triste, desde la música melancólica hasta el arte trágico, puede desencadenar efectos positivos. Estas experiencias activan los circuitos de empatía del cerebro y favorecen la regulación emocional, ofreciendo catarsis, es decir, la liberación de emociones a través del arte.

Bess reflexionó sobre esto mientras veía las representaciones de danza clásica china de Shen Yun Performing Arts. Sobre las escenas que representan a los practicantes de Falun Dafa perseguidos por sus creencias, dijo: "Sientes pena por lo que les está pasando a esos seres humanos, pero también sientes compasión por su resistencia".

En este sentido, la belleza no siempre tiene que ver con el placer, a veces tiene que ver con el significado.

La máxima manifestación de la belleza

"La belleza es, de alguna manera, inefable", dijo Rothenberg.

La inefabilidad puede ser la razón por la que la belleza evoca asombro, una sensación de estar en presencia de algo vasto, sublime e incomprensible.

La gente suele describir el asombro como respuesta a las maravillas de la naturaleza o a las obras maestras del arte. Sin embargo, cuando el psicólogo Dacher Keltner y sus colegas preguntaron a personas de todo el mundo qué era lo que más les inspiraba asombro, la respuesta más frecuente no fue la naturaleza ni el arte, sino la belleza moral.

De entre miles de respuestas, la fuente de asombro más citada fue ser testigo de una virtud excepcional: el coraje, la bondad, la resiliencia y el altruismo.

James H. Smith, diseñador y profesor de arquitectura en el Fei Tian College, afirmó que existe una conexión inherente entre la bondad moral y la belleza.

"La esencia de la belleza es la virtud", declaró a The Epoch Times. "Cuando el carácter de una persona tiende hacia el altruismo, la bondad y la tolerancia, eso es la pureza de una persona".

Los filósofos han reflexionado sobre esto durante milenios. Refiriéndose a Plotino, el padre del neoplatonismo, Bess dijo: "La belleza es la máscara que lleva la bondad".

Como artista, profesor de filosofía y columnista colaborador de bellas artes para The Epoch Times, Bess se basa en la idea sobre que "la belleza es algo divino y es algo que se le da a los seres humanos por una fuente divina". Afirmó que para percibir y encarnar la verdadera belleza en el arte y en la vida cotidiana, primero hay que purificar el alma.

Aunque esta visión es de naturaleza filosófica, ahora está respaldada por la neurociencia contemporánea.

En un experimento publicado en la revista Social Cognitive and Affective Neuroscience, se pidió a los participantes que miraran dos tipos de imágenes: fotografías de rostros hermosos y fotografías de actos morales, como un niño protegiendo a una paloma herida con su propio abrigo.

A continuación, los investigadores midieron la actividad cerebral mediante resonancia magnética funcional.

Ambos grupos mostraron activación de la corteza orbitofrontal, el "centro de la belleza" del cerebro. Mientras que la belleza física activaba las vías básicas de recompensa, la belleza moral activaba una red más amplia de regiones implicadas en la comprensión social y la empatía. En otras palabras, según Grossi, "esta forma de belleza, la bondad sin recompensa, ejerce los mismos efectos en nuestro cerebro", pero a un nivel más profundo y amplio.

Imprimiendo su ADN

Un artículo de 2024 proponía que la interacción con la belleza podría incluso afectar al cuerpo a nivel molecular.

Los autores planteaban la hipótesis de que la exposición a cosas bellas, como el arte o la música, podría alterar la metilación del ADN, un proceso bioquímico que ayuda a regular la actividad genética.

Aunque la idea sigue siendo especulativa, en cierto modo, la belleza y el ADN son hermanos cercanos. Un ciclo completo de la doble hélice del ADN mide 34 angstroms de largo por 21 angstroms de ancho. Estos números, 34 y 21, componen la secuencia de Fibonacci, el mismo patrón numérico de la proporción áurea. Cuando se traza, la proporción de las dimensiones del ADN, 1.619, se acerca sorprendentemente a 1.618, la proporción áurea.

(Ilustración de The Epoch Times, cortesía de Stuart Henry Larsen).(Ilustración de The Epoch Times, cortesía de Stuart Henry Larsen).

Coincidencia o no, es un recordatorio poético de que la belleza, la simetría y la proporción pueden estar entretejidas en la vida misma, incluso en la molécula que nos hace quienes somos.

Descubra la belleza

La Capilla Sixtina es solo una forma de belleza universalmente admirada, con millones de visitantes que cada año se encuentran contemplando con asombro sus altos techos. Reflexionando sobre su propia experiencia en la capilla, Bess dijo: "Esa grandeza es simplemente abrumadora para la gente".

(La Capilla Sixtina de Miguel Ángel y el fresco "El Juicio Final". Michele Falzone/Getty Images).(La Capilla Sixtina de Miguel Ángel y el fresco "El Juicio Final". Michele Falzone/Getty Images).

Este tipo de encuentros sobrecogedores pueden ser poco frecuentes y requerir un esfuerzo para encontrarlos, según Anjan Chatterjee, director del Penn Center for Neuroaesthetics. Señaló que la belleza cotidiana suele estar oculta a simple vista, pero que para encontrarla es necesario ralentizar el ritmo y aquietar la mente. Necesitamos "pasar de un modo de ser transaccional a otro que nos permita estar presentes en el momento", declaró a The Epoch Times.

Si algo te atrae, ya sean flores, colores, patrones o sonidos, detente y quédate con ello. La belleza no suele gritar, es más sofisticada y a menudo se revela en silencio.

Sé intencional cuando busques la belleza. Un estudio publicado en The Journal of Environmental Psychology descubrió que, para las personas que aprecian conscientemente su entorno, el tiempo que pasan en la naturaleza puede aumentar su satisfacción con la vida hasta en un 25 por ciento. Para las personas que no lo hacen, aquellas que caminan sin maravillarse, los beneficios son prácticamente insignificantes.

No obstante, la manifestación de la belleza, ya sea natural o artística, grandiosa o tranquila, puede elevar el ser más íntimo de las personas, recordándoles algo superior.

Según Grossi, Platón transmitió el papel de la belleza en su "Fedro" hace más de 2000 años. Platón escribió que cuando vemos la belleza aquí abajo, en la naturaleza o en la creación humana, nos recuerda algo más allá y orienta nuestra mirada hacia arriba. En esos momentos, dijo Grossi, "sentimos como si nos pusieran alas para volar más alto".

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Esta es la onceava parte de "Medicina de la virtud".

Parte 1: Gratitud: Una medicina alternativa para la ira y la depresión 

Parte 2: Su cerebro está programado para la honestidad: Mentir le puede cobrar la factura

Parte 3: Cómo el perdón curó de manera insólita la salud mental y física de un héroe del 11-S

Parte 4: Resentimiento: "Un huésped malsano en el corazón humano"

Parte 5: Cómo el asombro refuerza el sistema inmunitario y se extiende más allá de un sentimiento momentáneo

Parte 6: Generosidad: Perder un poco significa ganar mucho

Parte 7: Coraje: Los riesgos que asume determinan en quién se convierte 

Parte 8: Optimismo: La clave para combatir la depresión y promover una vida más longeva

Parte 9: El amor transforma el corazón, más que metafóricamente

Parte 10: Esperanza: un remedio contra la depresión cuando nada más funciona

No se pierda nuestro siguiente número: 

Los beneficios inesperados de ser humilde


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