Un grupo de legisladores bipartidista de EE. UU. presentó el Chip EQUIP Act el 20 de noviembre, con el objetivo de prohibir que las empresas estadounidenses compren equipos chinos para la fabricación de chips.
La representante Zoe Lofgren , demócrata por California, miembro de mayor rango del Comité de Ciencia, Espacio y Tecnología de la Cámara de Representantes, y el representante Jay Obernolte, republicano por California, presidente del Subcomité de Investigación y Tecnología, presentaron el proyecto de ley en la Cámara. Fue coauspiciado por los representantes Raja Krishnamoorthi, demócrata por Illinois, John Moolenaar, republicano por Michigan, Greg Landsman, demócrata por Ohio y Erin Houchin republicano de Indiana.
Se espera que los senadores Mark Kelly, demócrata por Arizona y Marsha Blackburn, republicano por Tennessee, presenten el proyecto de ley en el Senado a principios de diciembre.
El Chips EQUIP Act, (EQUIP significa en inglés “Protection of the Quality, Usefulness, and Integrity of Equipment”, es decir, Protección de la Calidad, Utilidad e Integridad de los Equipos) prohibiría que las empresas que recibieron financiamiento bajo la CHIPS Act compren equipos especializados para la fabricación de semiconductores a compañías propiedad o controladas por el régimen comunista chino.
Lofgren declaró que la CHIPS Act fue creada para reubicar la fabricación de semiconductores en Estados Unidos y que es de “sentido común” asegurarse de que no apoye a adversarios extranjeros.
“Debemos seguir poniendo primero a la manufactura estadounidense y fortalecer nuestras cadenas de suministro para mantenernos por delante de nuestros adversarios, como China”, afirmó.
Obernolte dijo que también se trata de un asunto de seguridad nacional, y que las herramientas utilizadas en la fabricación de chips en Estados Unidos deben “cumplir con los más altos estándares de confiabilidad e integridad, reforzando una cadena de suministro resiliente”.
Las empresas chinas que producen equipos para la fabricación de semiconductores representan una minoría del mercado global y atienden principalmente a clientes en China. Algunas de las compañías más grandes son Naura y Advanced Micro-Fabrication Equipment Inc. (AMEC).
Las empresas en Estados Unidos, los Países Bajos y Japón producen la mayor parte del equipo especializado utilizado en la fabricación de semiconductores. De hecho, también suministran a las compañías chinas gran parte de su equipo para fabricar chips.
Según un informe del Congreso estadounidense publicado el mes pasado, las empresas chinas compraron 38,000 millones de dólares en este tipo de equipo especializado el año pasado, y lo hicieron de manera legal a pesar de los controles de exportación multilayerados de EE. UU., diseñados para impedir que China acceda a tecnología avanzada relacionada con semiconductores.
China depende de herramientas y tecnologías extranjeras para avanzar en su objetivo de construir una cadena de suministro de semiconductores autosuficiente, y en algunos casos de alto perfil ha recurrido al contrabando y otras actividades ilegales para adquirir chips de inteligencia artificial que, de otro modo, estarían prohibidos en el mercado chino.
Los legisladores estadounidenses también han advertido durante mucho tiempo que diversas lagunas legales permiten a las empresas chinas, incluidas aquellas con vínculos cercanos con el ejército chino, acceder a la tecnología que Estados Unidos busca restringir para frenar el fortalecimiento militar de Beijing.
El gobierno de Trump comenzó a tomar medidas este año para cerrar algunas de estas lagunas, pero las acciones se han detenido tras la reciente reunión bilateral entre Estados Unidos y China.
















