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Un abrazo. (Maskot/Getty Images)

Un abrazo. (Maskot/Getty Images)

La duración perfecta del abrazo para mejorar la inmunidad y reducir el estrés

Un simple abrazo actúa como medicina gratuita, incluso contra los virus.

VIDA Y BIENESTARPor Mercura Wang
13 de julio de 2025, 8:11 p. m.
| Actualizado el13 de julio de 2025, 10:28 p. m.

En un laboratorio cuidadosamente controlado de la Universidad Carnegie Mellon, los investigadores expusieron a más de 400 voluntarios sanos al virus del resfriado común. Sin embargo, antes de la exposición viral, los investigadores pasaron dos semanas realizando un seguimiento meticuloso de algo que la mayoría de los científicos podrían pasar por alto: si los participantes habían recibido un abrazo cada día.

El objetivo no era sentimental, sino ver si un simple abrazo podía servir como una vacuna en miniatura contra las enfermedades. La investigación, junto con otros estudios, demuestra que la frecuencia y la duración adecuadas de los abrazos pueden preparar el sistema inmunológico, mejorar la salud cardíaca e incluso ayudar a sanar heridas emocionales.

¿Puede un abrazo derrotar a un virus?

El investigador principal del estudio de Carnegie Mellon, Sheldon Cohen, tenía la corazonada de que el contacto físico podría ser una de las formas clave en que el apoyo social nos protege de las enfermedades provocadas por el estrés.

Su equipo expuso a los participantes a un virus común y, durante 14 días consecutivos, les preguntó sobre sus conflictos diarios, sus interacciones sociales y, sí, si alguien les había abrazado ese día.

Los resultados: la hipótesis de Cohen resultó profética. Los participantes que recibieron abrazos casi todos los días tenían un 60 por ciento menos de probabilidades de infectarse que los que rara vez recibían abrazos. Además, los que enfermaron se recuperaron más rápidamente y tuvieron respuestas inmunitarias más fuertes que los que recibieron menos abrazos.

Estos hallazgos sugieren que los abrazos, además de ser un comportamiento humano afectuoso, son también una defensa sorprendentemente eficaz contra las enfermedades relacionadas con el estrés, ya que refuerzan el sistema inmunitario.

La ciencia detrás del abrazo

Cuando abrazamos a alguien, se produce una cascada de acontecimientos en nuestro cuerpo y nuestro cerebro que nos afecta a múltiples niveles: neurobiológico, neuroquímico y social.

Desde el punto de vista neurobiológico, los abrazos estimulan una red de nervios sensoriales bajo la piel, en particular un grupo especializado llamado aferentes C-táctiles, a veces denominados «nervios del abrazo».

Estos nervios son especialmente sensibles al contacto suave y afectuoso y envían señales directamente al córtex insular, el centro del cerebro responsable del procesamiento de las emociones. Cuando se activan, los nervios del abrazo también liberan endorfinas, los analgésicos naturales del cuerpo que ayudan a mejorar el estado de ánimo. Los nervios del abrazo están optimizados para crear una sensación de comodidad, lo que refuerza nuestro impulso de buscar y disfrutar del contacto físico cercano con otras personas.

A nivel neuroquímico, los abrazos desencadenan la liberación de varias sustancias químicas que producen bienestar. La principal de ellas es la oxitocina, a menudo denominada «hormona del amor», que potencia los sentimientos de unión, confianza y seguridad.

Además, los abrazos liberan dopamina, asociada al placer, y serotonina, que estabiliza el estado de ánimo y promueve la felicidad. Desde un punto de vista social y psicológico, los abrazos transmiten apoyo sin necesidad de palabras, sirviendo como afirmaciones no verbales de emociones compartidas y reforzando los lazos sociales.

Cuando los investigadores probaron diferentes tipos de estilos y duraciones de abrazos, descubrieron requisitos precisos: los abrazos de un segundo resultaban insatisfactorios y proporcionaban un beneficio mínimo. Al mismo tiempo, se demostró que entre cinco y diez segundos era lo óptimo antes de que un contacto más prolongado resultara incómodo.

En las relaciones íntimas, los abrazos de 20 segundos producen los efectos medibles más fuertes.

Beneficios para la salud en cada abrazo

En un estudio de 2023 publicado en la revista International Journal of Environmental Research and Public Health, más de 100 estudiantes universitarios de primer año que recibieron más abrazos diarios de amigos, compañeros de cuarto y familiares redujeron sus niveles de estrés matutino al día siguiente en comparación con los días en que recibieron menos abrazos.

Conny Wade, médica funcional y entrenadora de salud, dijo que el contacto físico también mejora la salud cardiovascular al aumentar la variabilidad del ritmo cardíaco (VRC).

«La variabilidad del ritmo cardíaco es una medida crucial de cómo responde el cuerpo al estrés. La VRC debe ser lo más alta posible», dijo a The Epoch Times.

Investigaciones anteriores realizadas en 2003 revelaron que las parejas que se cogían de la mano durante 10 minutos y se daban un abrazo de 20 segundos antes de dar un discurso tenían la presión arterial y la frecuencia cardíaca reducidas a la mitad en comparación con las que se sentaban en silencio sin contacto físico. Estos resultados sugieren que el contacto afectuoso proporciona protección fisiológica, lo que explica en parte los beneficios para la salud cardíaca asociados a las relaciones de apoyo.

El contacto afectuoso regular produce beneficios que van mucho más allá de la reducción del estrés y la mejora de la salud cardíaca. Las personas que reciben un consuelo físico constante, ya sea de otros seres humanos, de mascotas o incluso de mantas pesadas, duermen más profundamente y se despiertan más descansadas que aquellas que carecen de ese contacto.

Abrazarse con regularidad también puede ayudar a reducir la inflamación, según Wade. «La inflamación está causada en gran medida por el estrés crónico, y la inflamación crónica se ha relacionado con diversos problemas de salud, como la depresión y las enfermedades autoinmunes», afirma. De hecho, un estudio de 2020 descubrió que los abrazos estaban significativamente asociados con niveles más bajos de moléculas proinflamatorias.

Curar el trauma a través del tacto

La especialista en salud mental Stacey Ross fue testigo de profundas transformaciones cuando sus clientes con ansiedad, depresión, trastorno de estrés postraumático y adicción recibieron un contacto suave y reconfortante.

«[Esto] puede recordar a su cerebro lo que se siente al estar seguro y amado», explicó Ross a The Epoch Times. No se trata solo de algo psicológico. Las investigaciones sobre la neuroplasticidad demuestran que las experiencias positivas repetidas remodelan las vías neuronales.

La curación se produce porque el confort físico constante crea nuevos patrones neuronales que favorecen la recuperación emocional. La capacidad del cerebro para cambiar y adaptarse a través de la experiencia significa que el contacto físico afectuoso regular puede reconfigurar gradualmente las respuestas al estrés y los sistemas de regulación emocional dañados.

Para los supervivientes de traumas, el afecto físico proporciona una vía hacia la curación que evita la necesidad de procesar los recuerdos dolorosos solo con palabras.

Independientemente del contexto, los abrazos son una herramienta poderosa para mejorar el bienestar en todas las edades. La receta no requiere formación especial, equipos costosos ni intervención farmacéutica. La próxima vez que sienta ganas de tomar un medicamento, recuerde el que tiene justo a la altura de los hombros.


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