Incluso después de la muerte, el cerebro de una persona de 78 años de edad guardaba una sorpresa —los investigadores encontraron grupos de células cerebrales inmaduras, lo que sugiere que el cerebro humano puede seguir creando nuevas neuronas mucho después de la infancia.
El descubrimiento, realizado por investigadores del Instituto Karolinska de Suecia, proporciona la prueba más clara hasta la fecha de que nuestro cerebro no deja de crecer en la edad adulta, sino que sigue creando nuevas células cerebrales a lo largo de toda la vida.
Los científicos encontraron células progenitoras neuronales poco comunes en el hipocampo de cerebros humanos adultos. El hipocampo, una estructura con forma de caballito de mar situada en lo profundo del cerebro, es el centro de la memoria del cerebro, responsable de almacenar y formar recuerdos.
"Ahora pudimos identificar estas células de origen, lo que confirma que existe una formación continua de neuronas en el hipocampo del cerebro adulto", afirmó Jonas Frisén, investigador principal y profesor de investigación con células madre en el Instituto Karolinska, en un comunicado.
"La neurogénesis adulta ofrece un rayo de esperanza para la reparación cerebral", declaró la coinvestigadora Marta Paterlini a The Epoch Times en un correo electrónico y podría ayudar a allanar el camino para terapias destinadas a tratar la depresión, el alzhéimer y el deterioro cognitivo relacionado con la edad.
Dentro del taller oculto del cerebro
El equipo analizó tejido cerebral post mortem de 36 donantes con edades comprendidas entre la infancia y los 78 años. Identificaron tres tipos clave de células progenitoras neurales mediante el análisis de su actividad genética. Estas células tenían genes activos en la división celular y el desarrollo neuronal en fase inicial —características distintivas de la neurogénesis.Según Paterlini, las células mostraban actividad genética asociada a la división celular y al desarrollo de las neuronas en sus primeras etapas —características distintivas de la neurogénesis— y se encontraron agrupadas cerca de neuronas maduras en el giro dentado, lo que, en conjunto, proporciona pruebas sólidas de que siguen formándose nuevas células cerebrales en la edad adulta.
Los investigadores se centraron en el giro dentado del hipocampo, ya que desde hace tiempo se sospecha que favorece la neurogénesis en los animales. A menudo descrito como la "puerta de la memoria" del cerebro, el giro dentado nos ayuda a distinguir entre experiencias similares y a formar recuerdos diferenciados.
Estudios anteriores identificaron neuronas inmaduras en adultos, pero no estaba claro si esas células eran de nueva formación o simplemente permanecían inmaduras porque tardaban demasiado en madurar.
Aunque las células progenitoras eran más abundantes en los niños, seguían siendo detectables en el cerebro adulto, aunque en menor cantidad.
Sin embargo, el estudio también reveló una variación individual significativa. Algunos donantes tenían muchas células nuevas, otros tenían pocas o ninguna. Los investigadores señalaron que esta variación podría estar influenciada por factores como la genética, el estrés, la salud mental o el estilo de vida.
Por qué unas pocas células siguen siendo importantes
Incluso unas pocas células nuevas son suficientes para marcar la diferencia.En el giro dentado, la mayoría de las neuronas maduras están fijadas a sus conexiones existentes y solo se activan en respuesta a las señales más fuertes. Sin embargo, las nuevas neuronas son más flexibles —capaces de formar nuevas conexiones y muy adaptables.
"Aunque sean pocas, siempre responden a los estímulos", explicó Ionut Dumitru, coinvestigador del estudio, a The Epoch Times. "Eso las hace importantes para el funcionamiento del hipocampo".
La plasticidad hace que las nuevas neuronas sean especialmente valiosas para crear nuevos recuerdos y aprender nuevas habilidades —capacidades que a menudo se deterioran con la edad o las enfermedades.
Sin embargo, una mayor neurogénesis no siempre es sinónimo de mejor salud cerebral.
En un caso, se descubrió que un donante con un número inusualmente alto de células nuevas padecía epilepsia, una afección previamente relacionada con el aumento de la neurogénesis. Aun así, Dumitru afirmó que estas asociaciones siguen siendo anecdóticas.
"Hemos observado que existe variabilidad", afirma Dumitru. "También sabemos, gracias a otros estudios, que en algunas personas la neurogénesis parece ser más activa que en otras".
"Este estudio no se diseñó para medir la cantidad de neurogénesis en diferentes personas", aclara. "Lo que hemos demostrado es que estas células están ahí. Pero para saber cuántas son y por qué —se necesitarán más estudios cuantitativos".
Tratamiento e implicaciones futuras
Comprender cómo se desarrollan estas células podría conducir algún día a terapias que curen lesiones cerebrales, neurodegeneración o enfermedades psiquiátricas mediante el crecimiento de nuevas células cerebrales.Los tratamientos actuales, que tienden a controlar los síntomas o ralentizar la progresión, no reemplazan las neuronas que se perdieron.
"Conocer el mecanismo que subyace a la división e integración de estas células madre nos da un punto de partida", explicó Dumitru. "Eso significa que podríamos intentar aprovecharlo en terapias en las que se pierden neuronas y no se pueden reemplazar".
A diferencia de otros mamíferos, las células progenitoras humanas adultas expresan un puñado de genes únicos que no se encuentran en los animales.
Los investigadores afirman que estas diferencias genéticas podrían explicar por qué ciertas enfermedades cerebrales se manifiestan de forma diferente en los seres humanos en comparación con los animales —y subrayan la importancia de estudiar directamente la neurogénesis humana para desarrollar tratamientos específicos y eficaces.
Los hallazgos también cambian nuestra forma de pensar sobre el cerebro adulto —que ya no se considera un órgano estático, sino en constante crecimiento y cambio.
Los neurocientíficos saben desde hace tiempo que el cerebro es neuroplástico —lo que significa que puede adaptarse formando nuevas conexiones a lo largo de la vida, especialmente cuando se aprenden cosas nuevas.
Esta flexibilidad favorece el reaprendizaje de habilidades perdidas a causa de lesiones cerebrales y traumas emocionales. La investigación no muestra si hay formas de estimular la neurogénesis por uno mismo, aunque Dumitru señaló estudios en animales que demuestran que el ejercicio, el sueño y la reducción del estrés pueden ayudar a preservar la salud cerebral y favorecer la neurogénesis.
"El ejercicio también influye en el flujo sanguíneo cerebral, la permeabilidad de la barrera hematoencefálica y la expresión de factores neurotróficos, todos los cuales contribuyen a la neurogénesis y a la mejora cognitiva", afirma Paterlini.
Por ahora, el mensaje es científico y esperanzador: Tu cerebro no ha dejado de crecer. La forma en que vivimos, aprendemos y lo cuidamos puede ser más importante de lo que pensábamos.
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