El 21 de abril, el presidente Donald Trump ordenó que las banderas de Estados Unidos ondearan a media asta en honor al papa Francisco, quien falleció ese mismo día a los 88 años.
La orden de Trump, anunciada en un decreto ejecutivo el lunes, se dio mientras los líderes mundiales mandaban sus condolencias por la muerte del primer pontífice latinoamericano de la historia.
"Como muestra de respeto por la memoria de Su Santidad el Papa Francisco, por la autoridad que me confiere mi cargo de presidente de los Estados Unidos... ordeno que la bandera de Estados Unidos ondee a media asta en la Casa Blanca y en todos los edificios y terrenos públicos", escribió Trump.
La orden se extiende a los puestos militares y buques de guerra, así como a las embajadas y oficinas diplomáticas de Estados Unidos en el extranjero, y permanecerá en vigor hasta la puesta del sol del día del entierro del papa. El Vaticano aún no ha dado a conocer la fecha del funeral.
Más temprano ese mismo día, el presidente posteó un breve homenaje en Truth Social.
"¡Descansa en paz, papa Francisco! Que Dios lo bendiga a él y a todos los que lo amaron", escribió.
En una rueda de prensa celebrada el lunes, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo que el presidente no tiene planes de viajar para asistir al funeral "por el momento", pero añadió que "eso no significa que no vaya a hacerlo". Afirmó que la Administración Trump está "rezando por los millones de cristianos de todo el mundo que aman y admiran al Papa".
El papa Francisco, cuyo nombre de nacimiento era Jorge Mario Bergoglio, nació en Buenos Aires, Argentina, y falleció a las 7:35 a. m., hora local, en el Vaticano, tras una batalla contra la neumonía que lo mantuvo hospitalizado durante 38 días a principios de este año. Se le veía notablemente frágil durante su última aparición pública el Domingo de Pascua en la Plaza de San Pedro.
El cardenal Kevin Farrell, camarlengo del Vaticano, anunció la muerte del papa y está supervisando los preparativos del funeral, que incluyen la destrucción del sello papal de Francisco y un rito funerario simplificado, de acuerdo con las reformas que el pontífice inició antes de su muerte. Su cuerpo será enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, y no en la Basílica de San Pedro, rompiendo con la tradición reciente.
La muerte del papa ha suscitado una avalancha de condolencias en todo el mundo. El presidente argentino, Javier Milei, que en su día fue un crítico acérrimo de las opiniones progresistas del pontífice, describió como "un verdadero honor" haber conocido a Francisco "en su bondad y sabiduría". El arzobispo de Buenos Aires, José García Cuerva, lo llamó "el padre de los pobres, el padre de la misericordia".
El vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, que se reunió con el papa el Domingo de Pascua, recordó una homilía que Francisco pronunció durante la pandemia del COVID-19 como "realmente muy hermosa".
El canciller designado de Alemania, Friedrich Merz, elogió el "incansable compromiso de Francisco con los más débiles de la sociedad", mientras que el presidente israelí, Isaac Herzog, recordó al papa como un hombre de "compasión sin límites» que tendió puentes con el mundo judío.
El papa Francisco ocupó el cargo durante 12 años, convirtiéndose en el primer jesuita y el primer pontífice no europeo en más de un milenio. Su papado se caracterizó por un llamamiento a la solidaridad mundial con los pobres, la protección del medio ambiente y una mayor tolerancia hacia los inmigrantes ilegales y las personas LGBT.
Sin embargo, sus reformas no estuvieron exentas de controversia. Aunque reafirmó las enseñanzas fundamentales de la Iglesia católica sobre el aborto, el sacerdocio exclusivamente masculino y el matrimonio entre un hombre y una mujer, adoptó un enfoque menos tradicional en otros aspectos. Algunas de sus enseñanzas, como animar a bendecir a las parejas del mismo sexo, oponerse a la política estadounidense de protección de las fronteras y la inmigración ilegal, y criticar el capitalismo, provocaron reacciones violentas entre los cristianos conservadores, especialmente en Estados Unidos, donde algunos lo tildaron de marxista.
Mientras el Vaticano entra en un periodo de luto y se prepara para el funeral del papa, la atención empieza a centrarse en el cónclave, donde el Colegio Cardenalicio se reunirá para elegir a su sucesor.
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