Las participaciones extranjeras en bonos del Tesoro de Estados Unidos se dispararon a un máximo histórico en marzo, ya que la demanda de deuda del Gobierno estadounidense sigue aumentando desde que el presidente Donald Trump asumió el cargo.
Los datos que publicó el viernes el Departamento del Tesoro de EE. UU. muestran que las participaciones extranjeras en bonos del Tesoro subieron por tercer mes consecutivo hasta alcanzar los 9,05 billones de dólares en marzo, lo que supone un aumento de más de 233,000 millones de dólares con respecto a los 8,81 billones de febrero. En comparación con el mismo periodo del año pasado, los bonos del Tesoro en manos de países extranjeros e inversores aumentaron casi un 12 %.
Cabe destacar que las participaciones de China en estos bonos cayeron por debajo de las del Reino Unido por primera vez desde el año 2000.
Los datos de marzo muestran que las reservas de China se redujeron a 765,000 millones de dólares, frente a los 784,000 millones de febrero. Mientras tanto, los inversionistas británicos incrementaron sus participaciones en casi 30,000 millones de dólares, hasta alcanzar los 779,000 millones, superando a China como segundo mayor acreedor extranjero de Estados Unidos.
Este cambio resalta la estrategia a largo plazo de Beijing de diversificar sus inversiones y alejarse de los bonos del Tesoro estadounidense. China, que en su día fue el mayor inversionista extranjero de bonos del Tesoro, con un máximo de más de 1,3 billones de dólares en 2011, ha ido reduciendo progresivamente esa posición y destinando sus inversiones a otros activos, como bonos de agencias estadounidenses y oro.
Las enormes participaciones de China son producto de décadas de superávit comercial con Estados Unidos, un desequilibrio que la Administración Trump está tratando ahora de reducir. China era el principal tenedor de bonos del Tesoro hasta 2019, cuando la guerra comercial del primer mandato de Trump agravó las tensiones entre ambos países. Desde entonces, Beijing aceleró sus esfuerzos para diversificar sus reservas de divisas, aunque los bonos del Tesoro estadounidense siguen siendo un pilar fundamental de sus activos.
Los datos del Tesoro correspondientes a marzo mostraron unas ventas netas de 27,600 millones de dólares en deuda estadounidense a largo plazo por parte de China, lo que supone el quinto mes consecutivo de reducciones netas.
Aunque la rápida liquidación de bonos del Tesoro de Beijing se plantea como una medida drástica en una guerra financiera con Washington, el secretario del Tesoro Scott Bessent descartó tales preocupaciones.
En una entrevista concedida a Yahoo Finance, Bessent afirmó que la liquidación de los bonos del Tesoro acabaría por volverse en contra de Beijing, ya que fortalecería el renminbi chino y socavaría la economía china, impulsada por las exportaciones, que se beneficia de una moneda más débil.
"Si empezaran a vender bonos del Tesoro, eso afectaría al precio", afirmó Bessent. “Pero lo más importante es que acumulan dólares, ¿y qué harían con esos dólares?”.
"Si venden bonos del Tesoro, tendrían que vender renminbi. Eso fortalecería su moneda, y ellos han hecho justamente lo contrario", continuó. “Han mantenido una política de renminbi débil. Por lo tanto, no les conviene usar los bonos del Tesoro como arma”.
Mientras tanto, Japón sigue siendo el mayor acreedor extranjero de bonos del Tesoro de Estados Unidos, con una cartera que ascendió a 1,13 billones de dólares en marzo. El ministro de Finanzas de Japón, Kato Katsunobu, sugirió recientemente que Tokio podría usar sus bonos del Tesoro como palanca en negociaciones comerciales con Estados Unidos. Pero luego aclaró que Japón no tiene la intención de amenazar con vender deuda estadounidense.
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