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Encuesta: Fuerte apoyo a prohibición de colorantes y normas más estrictas en seguridad alimentaria

ESTADOS UNIDOSPor Tom Ozimek
17 de mayo de 2025, 7:08 p. m.
| Actualizado el17 de mayo de 2025, 7:15 p. m.

Una nueva encuesta muestra que los lectores de Epoch Times apoyan abrumadoramente la eliminación de los colorantes alimentarios sintéticos, el endurecimiento de las normas de etiquetado y la responsabilidad de las empresas alimentarias por los ingredientes de sus productos, lo que refleja un respaldo más amplio a la agenda "Make America Healthy Again" (MAHA) de la administración Trump.

Desde la prohibición de los colorantes hasta la desconfianza en la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), los lectores opinaron sobre el futuro de la seguridad alimentaria y dejaron claro que quieren un suministro de alimentos más limpio, más transparente y centrado en la salud.

La encuesta obtuvo 15,402 respuestas, entre las que se incluyen miles de comentarios detallados que revelan una profunda preocupación por la quimización del sistema alimentario estadounidense. Los lectores expresaron su preocupación por todo, desde los aditivos artificiales y los aceites de semillas hasta las lagunas normativas y la influencia de la industria. Muchos relacionaron los colorantes alimentarios y otros conservantes con enfermedades como el cáncer, el TDAH y la obesidad, y pidieron normas más estrictas en Estados Unidos para proteger mejor la salud pública.

Los resultados se producen en medio de cambios normativos radicales impulsados por el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., que ha convertido la seguridad alimentaria en una piedra angular del programa de la MAHA. Desde que asumió el cargo en febrero, la FDA ha prohibido el colorante rojo n.º 3, ha anunciado planes para eliminar gradualmente todos los colorantes sintéticos restantes y ha iniciado una revisión de la laguna jurídica "Generalmente reconocido como seguro" (GRAS), que permite que los aditivos alimentarios eludan la revisión formal de seguridad.

Etiquetas, leyes y beneficios empresariales

En el centro del debate sobre los colorantes alimentarios se encuentran las preocupaciones sobre la transparencia, la responsabilidad y la seguridad infantil. Las cuatro primeras preguntas de la encuesta de The Epoch Times reflejan la fuerte unidad de los lectores en la exigencia de un sistema alimentario que anteponga la salud a los beneficios, con un apoyo casi unánime a un etiquetado más claro y una supervisión más estricta.

Un abrumador 92% de los encuestados dijo que los colorantes sintéticos deberían etiquetarse de forma más clara y visible en los envases de los alimentos, y el 84% se mostró totalmente de acuerdo. Solo el 4% se mostró neutral y el 4% en desacuerdo en cualquier grado. El consenso parece claro: los lectores quieren saber exactamente lo que comen, especialmente cuando se trata de aditivos artificiales.

Esta demanda de transparencia se extiende al motivo por el que se utilizan los colorantes en primer lugar. El 90% de los lectores afirmó que el coste, y no el beneficio para el consumidor, es lo que impulsa el uso continuado de colorantes sintéticos, una opinión que se repite en los comentarios escritos, en los que se acusa a las empresas alimentarias de anteponer los beneficios a la seguridad. Solo el 5% de los encuestados se mostró neutral y otro 5 % en desacuerdo.

También destacaron las preocupaciones sobre la debilidad de la normativa estadounidense. El 92% cree que Estados Unidos está a la zaga de otros países en la prohibición de aditivos nocivos, y el 82% está totalmente de acuerdo. Varios lectores citaron Europa, Canadá y Japón como ejemplos de jurisdicciones que ya han eliminado los colorantes artificiales o los han sustituido por alternativas naturales.

Botellas que contienen una variedad de líquidos de colores en una estantería de un laboratorio de Sensient Technologies Corp., una empresa fabricante de aditivos colorantes, en St. Louis, el 2 de abril de 2025. (AP Photo/Jeff Roberson)Botellas que contienen una variedad de líquidos de colores en una estantería de un laboratorio de Sensient Technologies Corp., una empresa fabricante de aditivos colorantes, en St. Louis, el 2 de abril de 2025. (AP Photo/Jeff Roberson)

Esta opinión refleja las recientes críticas de Kennedy, quien ha ordenado a la FDA que reevalúe y, potencialmente, revoque la vía GRAS, una norma de larga data que permite a las empresas introducir aditivos alimentarios sin revisión previa de la FDA ni divulgación pública de los datos de seguridad.

Las respuestas también fueron contundentes en lo que respecta a la salud infantil. El 91% de los lectores dijo que los colorantes sintéticos suponen un riesgo particular para los niños y deberían limitarse en los entornos escolares, con un 5% neutral y un 4 % en contra. Esta opinión coincide con las nuevas leyes de estados como California, que prohibió ciertos colorantes en las comidas escolares en 2023, y Virginia Occidental, que aprobó este año una de las prohibiciones de aditivos alimentarios más estrictas del país, eliminando siete colorantes y dos conservantes de todos los almuerzos escolares a partir de agosto y de todos los alimentos vendidos en el estado para 2028.

En conjunto, estas respuestas muestran que los lectores no solo quieren cambios superficiales, sino que exigen una reforma profunda. Y, como revela la siguiente sección, también están dispuestos a poner su dinero donde está su boca.

Coste, elección e ingredientes limpios

El apoyo a la reforma y a una mayor seguridad alimentaria no se limita a la regulación, sino que se extiende a los pasillos de los supermercados y a las elecciones personales de los estadounidenses.

Cuando se les preguntó si elegirían colorantes naturales aunque eso supusiera pagar más, el 90% de los lectores respondió que sí, mientras que el 6% dijo que no y el 4% se mostró indeciso. Las cifras sugieren que los valores relacionados con la salud están influyendo cada vez más en el comportamiento de compra.

Aun así, los lectores no creen que la demanda de los consumidores por sí sola vaya a provocar la reforma necesaria. El 92% dijo que las empresas no eliminarán los colorantes sintéticos a menos que se vean obligadas a hacerlo, ya sea por la legislación o por la presión pública. Solo el 4% no estaba de acuerdo y el 4% se mostró neutral. Ese escepticismo se hace eco de la reciente reunión de Kennedy con gigantes de la alimentación como PepsiCo y Kraft Heinz, durante la cual les dio un plazo de dos años para eliminar colorantes como el Rojo 40.

En lo que respecta a la seguridad, los lectores trazaron una línea clara entre los aditivos naturales y los sintéticos. El 89% afirmó que los colorantes naturales son más seguros, frente a solo un 4% que no estaba de acuerdo y un 7% que no estaba seguro. El mismo porcentaje afirmó que los argumentos científicos para prohibir los colorantes sintéticos ya son sólidos, y muchas respuestas escritas citaban riesgos como el TDAH, el cáncer y daños neurológicos. El 6% no estaba seguro de que existieran pruebas científicas suficientes de que los colorantes sintéticos causaran problemas de salud en los niños, mientras que otro 5% no estaba de acuerdo. Estos resultados coinciden con la reciente decisión de la FDA de prohibir el Rojo n.º 3 y su advertencia de que todos los colorantes sintéticos derivados del petróleo están en el punto de mira.

El comisionado de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), Marty Makary, habla durante una rueda de prensa sobre la intención de la FDA de eliminar gradualmente el uso de colorantes sintéticos derivados del petróleo en el suministro alimentario del país, en el auditorio del edificio Hubert Humphrey, en Washington, el 22 de abril de 2025. (Jose Luis Magana/AP Photo)El comisionado de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), Marty Makary, habla durante una rueda de prensa sobre la intención de la FDA de eliminar gradualmente el uso de colorantes sintéticos derivados del petróleo en el suministro alimentario del país, en el auditorio del edificio Hubert Humphrey, en Washington, el 22 de abril de 2025. (Jose Luis Magana/AP Photo)

La encuesta también revela escepticismo sobre la intención detrás del uso de colorantes sintéticos en primer lugar. El 89% dijo que los colorantes artificiales se utilizan para hacer que los alimentos procesados sean más tentadores y difíciles de resistir. Solo el 5% no estaba de acuerdo y el 6% se mostró neutral. Algunos lectores describieron los colorantes como herramientas de marketing diseñadas para aumentar el consumo de alimentos que, de otro modo, serían poco saludables, haciéndolos más atractivos y adictivos.

Estas respuestas sugieren que los colorantes sintéticos no solo se consideran innecesarios, sino también perjudiciales, manipuladores y emblemáticos de un sistema alimentario que necesita una reforma.

Riesgo, regulación y desconfianza pública

El debate sobre los colorantes alimentarios, tal y como se refleja en la encuesta, revela una preocupación más profunda sobre la intersección entre la salud personal, las deficiencias normativas y el poder corporativo.

El 87% de los encuestados estaba de acuerdo en que los colorantes sintéticos fomentan hábitos alimenticios poco saludables, especialmente en los niños. Solo el 5% no estaba de acuerdo y el 8% se mantuvo neutral. Muchos de los que proporcionaron respuestas escritas señalaron los colorantes como un factor en el aumento de la obesidad infantil, la diabetes y los trastornos del comportamiento.

Aun así, los lectores estaban ligeramente más divididos sobre si los colorantes naturales son tan eficaces como los sintéticos. Mientras que el 77% respondió que sí, un porcentaje mayor de lo habitual, el 17%, se mostró neutral, y el 6% no estaba de acuerdo. La respuesta sugiere que, aunque se prefieren las alternativas naturales por motivos de salud, sigue existiendo cierta incertidumbre sobre su rendimiento práctico.

En lo que respecta a la seguridad alimentaria, la confianza en las instituciones parece estar deteriorándose. Alrededor del 52% de los encuestados dijo que confía más en las agencias de salud pública que en las empresas alimentarias para determinar qué es seguro comer. El 32% se mostró neutral y el 16% en desacuerdo, lo que apunta a una incertidumbre pública considerable y a una enorme brecha de confianza en las instituciones.

Este escepticismo se trasladó a la forma en que la FDA ha gestionado sus mensajes sobre seguridad y las recientes prohibiciones. Solo el 51% consideró que la agencia había hecho un buen trabajo explicando por qué se están eliminando ciertos colorantes, mientras que el 24% no estaba de acuerdo y el 25% se mostró neutral. Esto sugiere que las agencias federales tienen margen de mejora en su comunicación con el público.

La respuesta más polarizada de toda la encuesta se produjo en la pregunta sobre la independencia de la FDA. Solo el 35% de los lectores dijo creer que la FDA antepone la salud pública a la presión de la industria. Un porcentaje mayor, el 41%, no estaba de acuerdo, y el 24% se mostró indeciso. Esa desconfianza se refleja en las propias críticas de Kennedy a la agencia, a la que ha acusado de captura regulatoria y de permitir que la industria influya en la política alimentaria a través de su influencia y de lagunas como la GRAS.

En conjunto, estas respuestas sugieren que, si bien el apoyo a la reforma es alto, la confianza en el aparato regulador existente no lo es.

Jobe Washington y Dwight Brown utilizan un gran tamiz para mezclar un tono de color amarillo en Sensient Technologies Corp., una empresa de fabricación de aditivos colorantes, en St. Louis, el 2 de abril de 2025. (Jeff Roberson/AP Photo)Jobe Washington y Dwight Brown utilizan un gran tamiz para mezclar un tono de color amarillo en Sensient Technologies Corp., una empresa de fabricación de aditivos colorantes, en St. Louis, el 2 de abril de 2025. (Jeff Roberson/AP Photo)

Alimentos, miedo y la lucha por la reforma

Las respuestas abiertas revelaron una profunda preocupación por la quimización del suministro alimentario estadounidense, con especial atención a los conservantes, los aditivos artificiales y el procesamiento excesivo.

La principal preocupación era el procesamiento excesivo, y miles de personas describieron los alimentos actuales como demasiado procesados y poco nutritivos, llenos de sustancias derivadas de laboratorios que muchos lectores relacionaban con el cáncer, la obesidad, el TDAH y otras enfermedades crónicas.

Los aditivos fueron el siguiente tema más urgente, y muchos lectores criticaron duramente las lagunas normativas que permiten ingredientes prohibidos en otros lugares como Canadá y Europa, mencionando sustancias específicas como el carragenano, el BHA, el BHT, el nitrito de sodio y el glutamato monosódico, entre otros. Los encuestados pidieron etiquetas más claras, alternativas naturales y menos concesiones a la salud pública impulsadas por las empresas.

Otro tema importante fue el de los colorantes alimentarios artificiales. Muchos encuestados los consideraban perjudiciales, especialmente para los niños, y a menudo citaban experiencias personales con problemas de comportamiento, alergias u otros efectos negativos para la salud. Si bien muchos dijeron que apoyaban la prohibición total de los colorantes, otros los consideraban parte de un problema más amplio, agrupándolos con los aceites de semillas, la modificación genética de los alimentos, los conservantes, los pesticidas y otros aditivos que, en su opinión, están enfermando a los estadounidenses.

También se citó con frecuencia la saturación de los alimentos con azúcares añadidos, especialmente el jarabe de maíz con alto contenido en fructosa. Muchos afirmaron que el jarabe de maíz es omnipresente, innecesario y está directamente relacionado con la obesidad, la diabetes y la adicción a la comida. Los edulcorantes artificiales como el aspartamo también suscitaron preocupación por sus efectos neurológicos y metabólicos.

Se expresó una fuerte oposición a los alimentos modificados genéticamente y al glifosato, y los encuestados advirtieron de sus efectos en el intestino, el sistema endocrino y la salud a largo plazo. Los residuos de pesticidas y los herbicidas químicos se describieron como toxinas ocultas en la cadena alimentaria que contribuyen al aumento de las enfermedades.

Caramelos con colorantes alimentarios expuestos en un laboratorio de Sensient Technologies Corp., una empresa fabricante de aditivos colorantes, en St. Louis, el 2 de abril de 2025. (Jeff Roberson/AP Photo)Caramelos con colorantes alimentarios expuestos en un laboratorio de Sensient Technologies Corp., una empresa fabricante de aditivos colorantes, en St. Louis, el 2 de abril de 2025. (Jeff Roberson/AP Photo)

Los encuestados también criticaron los aceites de semillas, describiéndolos como inflamatorios y perjudiciales para la salud celular y cardiovascular. Muchos instaron a su sustitución por grasas tradicionales como el coco, el aceite de oliva o el sebo. Otras preocupaciones adicionales fueron el agua contaminada, en particular el flúor, los microplásticos y los residuos farmacéuticos, que se consideraban amenazas para el sistema alimentario en general.

En general, las respuestas reflejan un fuerte deseo de alimentos naturales y ricos en nutrientes y de transparencia, junto con una reforma normativa que anteponga la salud a los beneficios.


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