Opinión
La iniciativa Make America Healthy Again (MAHA), impulsada por el secretario Kennedy, aboga por el retorno a una asistencia sanitaria holística y centrada en el paciente que dé prioridad a la prevención, la curación natural y la elección individual. En esencia, MAHA pretende desafiar el dominio de la medicina farmacéutica y empoderar a los profesionales que promueven el bienestar por encima del tratamiento de los síntomas.
Si esto le suena familiar, es porque los quiroprácticos llevan más de un siglo encarnando esta filosofía. Como defensores originales de MAHA, los quiroprácticos se centran en la capacidad innata del cuerpo para curarse, haciendo hincapié en la salud de la columna vertebral, la nutrición y los cambios en el estilo de vida para prevenir enfermedades. Sin embargo, a pesar de su rigurosa formación, los quiroprácticos se enfrentan a leyes restrictivas que limitan su capacidad para atender plenamente a los pacientes. Es hora de preguntarse: ¿por qué no se permite a los quiroprácticos ejercer al nivel de su formación y experiencia?
La quiropráctica fue fundada en 1895 por D. D. Palmer, quien reconoció que las desalineaciones de la columna vertebral (subluxaciones) podían alterar el sistema nervioso y perjudicar la salud. Al corregir estas desalineaciones, los quiroprácticos pretenden restablecer el equilibrio y promover el bienestar sin medicamentos ni cirugía. Este enfoque se ajusta perfectamente a la visión de la MAHA de reducir la dependencia de los fármacos y abordar las causas fundamentales de las enfermedades.
Los quiroprácticos reciben una formación exhaustiva y obtienen el título de Doctor en Quiropráctica (D.C.) tras completar un programa de posgrado de cuatro años, que incluye cursos de anatomía, fisiología, neurología, radiología y diagnóstico clínico, además de técnicas prácticas de manipulación espinal. Muchos también obtienen certificaciones adicionales en nutrición, medicina deportiva o pediatría. Su formación es similar a la de los médicos en las disciplinas de atención primaria, pero su ámbito de actuación suele limitarse a los ajustes espinales y las terapias menores.
En muchos estados, los quiroprácticos tienen prohibido realizar procedimientos u ofrecer servicios que están dentro de su ámbito de formación. Por ejemplo, a pesar de haber estudiado diagnóstico por imagen, se les puede prohibir solicitar resonancias magnéticas o interpretar exploraciones avanzadas. Aunque están formados en asesoramiento nutricional, algunos estados limitan su capacidad para recomendar intervenciones dietéticas específicas. En casos extremos, se prohíbe a los quiroprácticos tratar afecciones que van más allá del dolor musculoesquelético, incluso cuando su enfoque holístico podría beneficiar a pacientes con problemas crónicos como migrañas o trastornos digestivos. Estas restricciones se derivan de leyes obsoletas y de la presión ejercida por las asociaciones médicas, que consideran la quiropráctica una amenaza para su monopolio en el ámbito de la atención sanitaria.
La ironía es evidente: los defensores de MAHA denuncian la extralimitación de las grandes farmacéuticas y del establishment médico, pero los quiroprácticos, aliados naturales en esta lucha, son marginados por el mismo sistema. Los datos respaldan su eficacia. Un estudio de 2017 publicado en la revista Journal of Manipulative and Physiological Therapeutics reveló que la quiropráctica reducía el uso de opioides en pacientes con dolor de espalda en un 55 % en comparación con la atención médica estándar. Un estudio de 2020 publicado en The Spine Journal demostró que la manipulación espinal era tan eficaz como la cirugía para ciertos tipos de hernias discales, con menos riesgos. Los quiroprácticos podrían desempeñar un papel fundamental en la lucha contra la epidemia de dolor crónico en Estados Unidos y en la reducción de los costes sanitarios, pero tienen las manos atadas.
Las limitaciones del ámbito de práctica no son solo una molestia burocrática, sino que perjudican a los pacientes. Pensemos en un joven deportista con una lesión deportiva. Un quiropráctico formado en rehabilitación y terapia de tejidos blandos podría proporcionarle una atención integral (ajustes, prescripción de ejercicios y orientación nutricional), pero podría verse obligado a derivarlo a un médico para que le administre los tratamientos para los que está cualificado. Esto fragmenta la atención, aumenta los costos y retrasa la recuperación. Del mismo modo, los pacientes con enfermedades crónicas suelen acudir a los quiroprácticos para recibir un tratamiento holístico, pero se encuentran con que la experiencia de su profesional está limitada por las leyes estatales. En un sistema sanitario impulsado por MAHA, ¿no deberían los pacientes tener acceso a toda la gama de habilidades de un quiropráctico?
Los detractores argumentan que ampliar el ámbito de la quiropráctica podría invadir el territorio de los médicos o poner en riesgo la seguridad de los pacientes. Pero esto ignora las pruebas. La quiropráctica tiene un excelente historial de seguridad, con menos del 0,1 % de casos adversos en los tratamientos, según un estudio de 2015 de la revista Spine Journal. Los quiroprácticos están capacitados para reconocer cuándo una afección requiere ser derivada a un especialista, al igual que los médicos de atención primaria. El verdadero problema son las guerras territoriales, no la competencia. Las asociaciones médicas se han opuesto históricamente a la quiropráctica, calificándola de "alternativa" para marginar su legitimidad. Se trata menos de proteger a los pacientes y más de proteger la cuota de mercado.
El movimiento MAHA ofrece la oportunidad de corregir este error. Al defender la libertad sanitaria, MAHA puede impulsar políticas que permitan a los quiroprácticos ejercer en toda la medida de su formación. Esto significa actualizar las leyes estatales para permitir a los quiroprácticos solicitar pruebas diagnósticas, proporcionar terapia nutricional y tratar una gama más amplia de afecciones, según lo permita su formación. También significa integrar a los quiroprácticos en los sistemas de salud convencionales, como Medicare y los programas para veteranos, donde sus servicios están infrautilizados. Estados como Oregón y Nuevo México ya han ampliado el ámbito de la quiropráctica, permitiendo a los quiroprácticos ejercer como proveedores de atención primaria en determinados contextos. Estos modelos muestran lo que es posible cuando se eliminan las barreras.
Los quiroprácticos fueron MAHA antes de que MAHA existiera. Llevan décadas luchando por un modelo de salud que prioriza el bienestar, la prevención y la resiliencia natural del cuerpo. A medida que el movimiento gana impulso, es hora de liberar su potencial. Desmantelemos las restricciones arbitrarias que los frenan y empoderemos a estos revolucionarios originales de la salud para que lideren la lucha por un Estados Unidos más saludable.
Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de The Epoch Times.
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