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SALUD

¡Cuida tu metabolismo! si no funciona correctamente podría provocar una enfermedad crónica

Con la detección temprana y la prevención más accesibles que nunca, podemos actuar antes de que la enfermedad se instale.

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22 de noviembre de 2025, 12:20 a. m.
| Actualizado el22 de noviembre de 2025, 12:20 a. m.

Esta es la parte 9 de "Dominar la salud metabólica".

La salud metabólica es el motor que impulsa tu cuerpo. Desde la función intestinal y hepática hasta el tiempo que pasas frente a la pantalla y la exposición al sol, descubre las claves para desarrollar una resiliencia duradera.

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La mayoría de las enfermedades crónicas no comienzan de manera repentina: se inician con un metabolismo que funciona de forma deficiente. Cuando el cuerpo no puede convertir los alimentos en energía de manera eficiente, los efectos pueden manifestarse en distintas áreas, afectando la piel y los dientes, e incluso contribuyendo a condiciones como el Alzheimer, el cáncer y la depresión.

“Creo que el metabolismo, y la salud o enfermedad en esta área, es una causa raíz de las enfermedades crónicas que enfrentamos en el siglo XXI”, dijo a The Epoch Times el doctor Robert Lufkin, profesor de medicina en la Universidad de California, Los Ángeles y en la Universidad del Sur de California, y autor de bestsellers del New York Times.

La detección temprana y la prevención son ahora más accesibles que nunca, ofreciendo una oportunidad para actuar antes de que la enfermedad se instale.

Cómo se propaga el daño metabólico

Aunque a menudo se usan de manera intercambiable, los términos enfermedad metabólica y disfunción metabólica no son lo mismo. Las enfermedades son trastornos como la diabetes tipo 2, la obesidad o el hígado graso, que tienen criterios diagnósticos claros y requieren intervención, mientras que la disfunción se refiere a desequilibrios metabólicos tempranos, como la resistencia a la insulina o la prediabetes, que aún pueden no calificar como enfermedad pero indican un riesgo futuro.

“En pocas palabras, la disfunción a menudo precede a la enfermedad”, dijo Lufkin.

La disfunción metabólica gira principalmente en torno a dos problemas centrales: la resistencia a la insulina y la inflamación crónica. Cuando las células se vuelven resistentes a la insulina, el páncreas compensa produciendo más insulina, lo que puede sobrecargar el cuerpo y contribuir a problemas metabólicos sistémicos.

– Corazón:

Los niveles persistentemente elevados de insulina y glucosa dañan el revestimiento de los vasos sanguíneos, promoviendo la rigidez arterial, la hipertensión y la formación de placas, factores clave que aumentan el riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares.

– Cáncer:

La insulina es un potente factor de crecimiento. Niveles altos y sostenidos de insulina y hormonas como el IGF-1 señalan a las células que crezcan y se dividan, creando un ambiente que puede favorecer el desarrollo de tumores malignos.

– Cerebro:

La disfunción metabólica desempeña un papel tan central en el deterioro cognitivo que la enfermedad de Alzheimer a veces se llama diabetes tipo 3. La resistencia a la insulina en el cerebro dificulta el uso de la glucosa como fuente de energía, provocando estrés oxidativo y acumulación de placas tóxicas. La inflamación crónica, impulsada por un mal control del azúcar en la sangre, también es un factor determinante en la depresión y la ansiedad.

– Hígado:

El exceso de glucosa y grasa sobrecarga el hígado y lo obliga a almacenar el excedente como grasa, lo que conduce a la enfermedad del hígado graso, que eventualmente puede progresar a fibrosis y cirrosis.

Por qué todos están en riesgo

A pesar de las suposiciones convencionales, los expertos advierten que las crecientes tasas de diabetes tipo 2 y resistencia a la insulina indican que todos están potencialmente en riesgo, incluso quienes son físicamente activos y mantienen un peso saludable.

“Nunca hemos visto cifras como estas en la historia de la humanidad, ni siquiera ajustadas por las diferencias de población”, dijo Lufkin. “Como médico, solía pensar —y muchos de mis colegas todavía lo hacen—, que es un sistema binario: o tienes diabetes tipo 2, o no la tienes”.

Sin embargo, la diabetes tipo 2 y la resistencia a la insulina no son un interruptor que se enciende o apaga que algunas personas desarrollan y otras no. Esta realidad fue ilustrada por el doctor Adonis Saremi, médico especializado en medicina de la obesidad con triple certificación, quien compartió su experiencia personal con The Epoch Times.

“Siendo una persona que en realidad tiene prediabetes, sorprendentemente, porque soy extremadamente activo y trato de seguir una dieta equilibrada, mi A1C [un análisis de sangre que mide el nivel promedio de glucosa] ha sido de 5.7 durante los últimos dos años”.

Un A1C de 5.7 por ciento marca el umbral de la prediabetes, mientras que 6.5 por ciento indica diabetes tipo 2. La desconexión entre la salud de Saremi y sus biomarcadores subraya cómo la disfunción puede comenzar de manera silenciosa, incluso en personas que parecen saludables.

El peso por sí solo es un mal indicador de la salud metabólica: aproximadamente el 20 por ciento de las personas delgadas no son metabólicamente saludables, según Michal Mor, doctora en fisiología y cofundadora de la empresa de salud metabólica Lumen. “La salud metabólica no es solo para personas enfermas: también es para las personas saludables”, dijo a The Epoch Times.

Señales sutiles de disfunción temprana

El cuerpo a menudo da señales sutiles antes de que la enfermedad metabólica se desarrolle por completo.

Problemas dentales, como las caries, pueden indicar un desequilibrio metabólico temprano mucho antes de un diagnóstico de diabetes, ya que la mala salud metabólica y la caries comparten raíces dietéticas, particularmente el consumo frecuente de carbohidratos refinados.

La piel también puede ofrecer pistas tempranas. Los papilomas y la acantosis nigricans –manchas oscuras y aterciopeladas que a menudo aparecen en el cuello–, están fuertemente asociadas con la resistencia a la insulina. Una revisión narrativa publicada en 2018 en Clinics in Dermatology encontró que las personas con psoriasis tienen una prevalencia significativamente mayor de síndrome metabólico, incluida la resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2.

El acné persistente y las condiciones inflamatorias como el asma, la rinitis alérgica y el eczema también suelen presentarse junto con la disfunción metabólica.

El aumento de peso, especialmente alrededor del abdomen, puede indicar que el cuerpo se está volviendo menos eficiente para convertir los alimentos en energía y más propenso a almacenar calorías en exceso como grasa. Los bajones de energía después de las comidas son otra señal sutil que a menudo refleja un manejo deficiente de la glucosa o resistencia a la insulina. Los biomarcadores clínicos, como el aumento de la presión arterial y el colesterol o triglicéridos elevados, también pueden aparecer años antes del desarrollo de diabetes u obesidad.

Lo que puedes hacer hoy

Las decisiones de estilo de vida son fundamentales para la salud metabólica, y los pacientes conocen mejor su propia vida, dijo Lufkin. “Creo que estamos entrando en una nueva era del cuidado de la salud en la que el estilo de vida es fundamental. Para muchos de nosotros, puede ser la medicina más poderosa a la que jamás tengamos acceso”.

¿La clave? Simplemente empezar.

“Puedes decidir hoy: esto es lo que voy a hacer. Y eso tendrá un gran impacto en tu salud metabólica a corto y largo plazo”, dijo a The Epoch Times Momchilo Vuyisich, doctor en bioquímica.

Recomendó comenzar con lo básico: mejorar la dieta, eliminar los alimentos ultraprocesados, hacer 1.5 horas de cardio por semana y 1.5 horas de entrenamiento de resistencia, y dormir ocho horas. Por último, destacó que es necesario manejar el estrés. “Si las personas están estresadas, no va a importar”. El estrés crónico mantiene altos los niveles de cortisol, lo que altera la regulación de la insulina y favorece la acumulación de grasa abdominal, haciendo que la dieta y el ejercicio sean menos efectivos.

Muchas enfermedades metabólicas pueden mejorar —y en ocasiones revertirse—, mediante la pérdida de peso, la dieta, el ejercicio y, cuando sea necesario, la medicación.

Medidas para proteger tu salud metabólica

Están surgiendo algunas herramientas y pruebas para un monitoreo proactivo.

Monitores continuos de glucosa

Los monitores continuos de glucosa son pequeños sensores, generalmente colocados en la parte superior del brazo, que miden los niveles de glucosa en el líquido tisular y envían lecturas en tiempo real a tu teléfono inteligente. Antes disponibles solo con receta, algunos monitores continuos de glucosa ahora se pueden adquirir sin prescripción.

Estos dispositivos funcionan como un indicador del motor de tu metabolismo, mostrando cómo los alimentos, el ejercicio, el estrés e incluso el dolor afectan los niveles de glucosa.

Un meta-análisis publicado en Diabetes Research and Clinical Practice encontró que los monitores continuos de glucosa ayudaron a adultos con diabetes que tenían sobrepeso u obesidad a reducir la ingesta de carbohidratos y calorías totales, mientras que una revisión sistemática de 2024 publicada en el International Journal of Behavioral Nutrition and Physical Activity mostró mejoras moderadas en los comportamientos de salud y el control glucémico.

Lufkin recomendó probar estos dispositivos sin importar el estado de salud metabólica. “Un pico de glucosa no es bueno, seas diabético o no”, ya que los niveles altos de glucosa pueden causar daño y fomentar la resistencia a la insulina.

Análisis de laboratorio

Dos biomarcadores pueden señalar problemas metabólicos tempranos. Lufkin sugiere pedir a tu médico que revise:

Hemoglobina (HbA1c): Refleja el nivel promedio de azúcar en la sangre durante tres meses. La mayoría de los chequeos físicos anuales solo miden la glucosa en ayunas, lo que puede pasar por alto una disfunción temprana.

Insulina en ayunas: A menudo no se incluye en los exámenes de rutina; un nivel alto de insulina en ayunas puede señalar disfunción temprana antes de que la HbA1c se eleve.

Herramientas emergentes

Las herramientas para comprender los patrones metabólicos únicos de tu cuerpo ya no se limitan al consultorio médico, sino que cada vez están más al alcance de tus manos.

Dispositivos portátiles:

Estos aparatos rastrean movimiento, sueño y estrés, y ofrecen retroalimentación en tiempo real. Una revisión narrativa sistemática de 2020 publicada en la revista científica JMIR mHealth and uHealth encontró que los dispositivos portátiles tienen potencial para el monitoreo de la salud y la gestión de enfermedades crónicas.

Herramientas de nutrición personalizada:

Los monitores continuos de glucosa, las pruebas de microbioma y las recomendaciones impulsadas por IA muestran cómo los mismos alimentos pueden afectar a las personas de manera muy diferente, permitiendo dietas dirigidas. “Sabemos que no hay una dieta que sirva para todos. Pero, ¿cuál es la dieta para mí?”, dijo Mor.

Una revisión de 2023 publicada en The Journal of Medical Internet Research que analizó 15 estudios encontró que los chatbots de IA pueden apoyar de manera efectiva los hábitos saludables, como mejorar la dieta y el ejercicio, gracias a su personalización, accesibilidad y escalabilidad.

Pruebas genéticas:

Las pruebas genéticas pueden revelar predisposiciones a la disfunción metabólica, proporcionando contexto para la prevención. Un estudio de 2019 publicado en Cell destacó que los puntajes de riesgo genético pueden identificar a personas con mayor riesgo de obesidad y enfermedades metabólicas asociadas.

Análisis de laboratorio en casa ofrece acceso fácil a marcadores como HbA1c, insulina y lípidos, permitiendo la detección temprana y el seguimiento de tendencias cuando se combina con la orientación de un profesional médico. Con una guía clara, el autoexamen puede empoderar y mejorar la participación, ayudando a las personas a asumir un rol activo en el monitoreo de su salud metabólica.

El camino a seguir

Asume el control de tu cuidado de la salud, dijo Lufkin. “Somos los CEO de nuestra propia salud, y los médicos son consultores”.

“Creo que si no estás allí [señalado por los biomarcadores], deberías manejar tu salud por tu cuenta, porque los médicos aún no tienen esta mentalidad: no están dando tratamiento a personas saludables”, dijo Mor.

Ella imagina un futuro en el que las personas despierten pensando: “Quiero mejorar mi salud metabólica”, en lugar de “Quiero bajar de peso”.

“Todo tiene su raíz en nuestro metabolismo”, agregó.

Usa los datos para guiar tus decisiones, pero recuerda que la alimentación, el movimiento, el sueño y el manejo del estrés siguen siendo las herramientas más poderosas para la salud metabólica de por vida.

“Todos estamos en riesgo de una de esas enfermedades crónicas. ¿Por qué esperar hasta que el médico dé la alarma?”, dijo Lufkin.


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