Lo que es cierto en física también lo es en la vida: todo tiende al desorden.
Con el tiempo, ya sea por pereza, aburrimiento o ambiciones mayores, tomamos cosas sencillas y las complicamos.
Algunas formas en las que complicamos las cosas son:
- En lugar de movernos más y comer menos, pagamos por complejos planes de entrenamiento y dietas.
- En lugar de hacer el trabajo que hay que hacer, lo posponemos y nos creamos estrés innecesario.
- En lugar de ponernos en marcha para alcanzar un objetivo, pasamos meses investigando cada detalle sobre el tema.
- En lugar de invitar a unos cuantos amigos a cenar, los seguimos en las redes sociales y leemos libros sobre cómo tener mejores relaciones.
Ya entiendes lo que quiero decir. Para casi cualquier actividad, hay una forma sencilla y otra más complicada. Muchas de las personas inteligentes y reflexivas que conozco optan por el camino complicado, y vale la pena detenerse a pensar por qué.
Yo mismo he caído en esa trampa y, después de reflexionar un poco, creo que la mayoría de las veces se debe a tres factores:
1. Tememos empezar: Añadir complejidad es una forma subconsciente de evitar lo que realmente estamos tratando de hacer. Mientras investigamos un tema o nos imaginamos haciéndolo, obtenemos todas las sensaciones positivas sin ninguna de las molestias. Sin embargo, todo este material extra solo nos está lastrando. Es un peso que ya no necesitas llevar. Reconocer este hecho y darte cuenta de cuándo lo estás haciendo es una forma poderosa de erradicar la complejidad de tu vida.
La complejidad proporciona una cobertura emocional a nuestros esfuerzos en caso de que fracasen. Nos permite señalar nuestro ajetreo y nuestra actividad como defensa. A menudo, toda esta actividad extra es una distracción de lo sencillo que hay en el fondo de lo que quieres.
2. Tenemos miedo al fracaso: No se puede negar que el fracaso duele, pero a menudo es el único camino hacia la meta significativa que te has fijado, ya sea ordenar tu vida, conectar más profundamente con tus amigos o cualquier otra cosa que desees para mejorar como persona.
3. Buscamos algún conocimiento secreto: Si eres como yo, tienes un gran deseo de certeza antes de trabajar en algo importante. En lugar de empezar y tratar de resolver las cosas sobre la marcha, querrás saber el camino exacto para asegurar el éxito. Tal vez pases meses buscando ese consejo o conocimiento secreto.
A mis 34 años, todavía no lo he descubierto. Pero hay algo que he llegado a creer que es cierto: no hay ningún conocimiento secreto para casi nada de lo que se desea en la vida. Desde la amistad hasta la fe, pasando por las finanzas y la sabiduría, no es complicado, solo requiere tiempo y perseverancia.
Simplifica tu vida
Hay una gran diferencia entre querer una vida más sencilla y conseguirla. Las tres razones anteriores son factores que provocan esa diferencia.Al igual que la entropía, que se cuela en todos los sistemas dinámicos, nuestras vidas se alejan de la simplicidad y se acercan a la complejidad. Debemos eliminar constantemente el desorden que se acumula en nuestros pensamientos y acciones para lograr realmente el progreso que deseamos.
Tres consejos para practicar la simplicidad
Estos son mis tres mejores consejos para hacer de la simplicidad una práctica habitual. Son pasos prácticos para combatir la tendencia a la complicación.1. Aprende sobre la marcha
Salvo en el caso de las especializaciones más complicadas, no necesitas mucha formación previa. Simplemente empieza y ten la mentalidad de que aprenderás sobre la marcha. Aprender sobre la marcha es mucho más eficiente, y las lecciones se te quedan grabadas para siempre porque vienen acompañadas de un contexto real.2. Haz lo auténtico
En un momento de claridad y tranquilidad, identifica la actividad que te acercaría más a tu objetivo con la menor complicación posible. No asumas que necesitas conocimientos especiales para descubrirlo. Luego, dedica la mayor parte de tu tiempo a realizar esa actividad, la actividad real, y evita las cosas secundarias que parecen trabajo, pero que en realidad son una distracción.3. Replantea el fracaso
Para que esto funcione, tienes que aceptar la incertidumbre y el fracaso. Cuanto más control exijas, más sistemas complicados y obstáculos añadirás a tu vida para evitar la incomodidad de decepcionarte a ti mismo. A largo plazo, tienes que creer que fracasar rápidamente y ajustar el rumbo es la forma más rápida de avanzar.¿Quieres una vida menos complicada? La buena noticia es que, para la mayoría de nosotros, la complejidad de nuestras vidas es una respuesta instintiva al miedo y la incertidumbre, no algo que nos viene impuesto desde fuera. Reconocer cuándo estás añadiendo complejidad y reorientarte hacia la simplicidad es una elección sencilla que podemos hacer para cambiar nuestras vidas a mejor.
















