Esta es la parte 15 de "Medicina de la virtud"
¿Qué medicina es segura, eficaz, gratuita y solo requiere de un sutil cambio de perspectiva? Lo invitamos a explorar el olvidado vínculo entre virtud y salud —la "Medicina de la virtud".
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En 2006, el doctor Luciano Bernardi, profesor de medicina interna en la Universidad de Pavía, Italia, y un entusiasta músico aficionado, diseñó un experimento para estudiar los efectos de la música en los sistemas cardiovascular y respiratorio de sus participantes.
Bernardi ordenó al azar seis tipos de música e insertó "pausas" de silencio de dos minutos para que los sujetos volvieran a su nivel base, un punto de control para los experimentos. Sin embargo, contrario a sus expectativas, cuando los sujetos escucharon esas pausas, no regresaron al nivel base. En cambio, se relajaron.
De hecho, se relajaron mucho más profundamente durante las pausas silenciosas que incluso con las piezas musicales más lentas y calmantes, lo que obligó a Bernardi a replantear toda la premisa de su experimento.
"El efecto fue bastante notable", dijo Bernardi a The Epoch Times.
Dijo que la pausa (el silencio) fue "mucho más efectiva que la música".
El descubrimiento de Bernardi redefinió el papel del silencio. Aunque normalmente se entiende como la ausencia de sonido, las investigaciones actuales muestran que el silencio es una fuerza activa. Diferentes tipos de silencio pueden tener efectos sorprendentes en nuestra función cardiovascular y cognitiva, e incluso ayudar al crecimiento de nuestras neuronas.
El cuerpo escucha
En 2006, el estudio de Bernardi fue el artículo más descargado en Heart, una revista revisada por pares especializada en cardiología. Aunque podría parecer intuitivo que el silencio calme el cuerpo, nadie lo había demostrado empíricamente antes.¿Por qué el silencio tiene efectos tan profundos? La respuesta está en cómo nuestro cuerpo reacciona ante el sonido mismo, tanto el agradable como el no deseado.
"El ruido puede definirse como sonido no deseado", explicó la investigadora del ruido Erica Walker, profesora asistente de epidemiología en la Escuela de Salud Pública de la Universidad Brown.
Cuando el ruido viaja a través de ondas sonoras, entra en el tímpano y mueve los huesos del oído interno, activando la cóclea, una estructura en espiral en el oído interno que estimula diminutas células ciliadas. Estas células convierten las vibraciones en señales eléctricas que viajan hacia la amígdala del cerebro, donde se liberan hormonas del estrés.
El ruido activa la misma respuesta de lucha o huida que tendría una persona si fuera acosada mientras camina por la calle, explicó Walker. "El cuerpo responde con un aumento del gasto cardíaco. Empiezas a sudar y liberas todas esas hormonas", dijo.
Las hormonas incluyen cortisol, adrenalina y noradrenalina. La activación crónica de estas hormonas puede dañar las células que recubren los vasos sanguíneos, lo que deteriora la salud cardiovascular y genera estrés oxidativo. Walker señaló que sonidos de apenas 40 decibelios (como el ruido ambiental de una oficina silenciosa) ya pueden afectar la salud y niveles de hasta 65 decibelios pueden causar accidentes cerebrovasculares, hipertensión y mayor mortalidad.
Por otro lado, el silencio, como demostró el estudio de Bernardi, reduce la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Es tanto así que el silencio "podría ser potencialmente útil en el manejo de enfermedades cardiovasculares", dijo Bernardi.
(Ilustración de The Epoch Times)El silencio también puede ayudar al funcionamiento cognitivo.
Un estudio de 2021 descubrió que quienes trabajaban en silencio experimentaban la menor carga cognitiva comparados con los expuestos a conversaciones o ruidos de fondo. Los participantes que trabajaban en silencio mostraron mayor precisión y memoria al realizar tareas cognitivas, además de menores niveles de molestia y carga percibida. El silencio también redujo significativamente las concentraciones de cortisol, lo que indicó menor estrés fisiológico. Los investigadores concluyeron que reducir el ruido ofrece el mejor entorno para el trabajo cognitivo.
(Ilustración de The Epoch Times)
Escuchar el silencio
Los beneficios del silencio pueden ser tangibles; incluso puede ayudar a generar neuronas.El laboratorio de Imke Kirste en la Escuela de Medicina de la Universidad Duke tuvo otro hallazgo fortuito sobre el silencio. En 2013, ella y su equipo expusieron ratones a varios tipos de sonidos, incluidos los llamados de angustia de crías de ratón, y también al silencio. Al igual que Bernardi, no pretendía estudiar el silencio y lo incluyó solo como control.
Los investigadores esperaban que los gritos de las crías estimularan el crecimiento de células cerebrales en los ratones adultos, ya que indicaban angustia y, en teoría, impulsarían la flexibilidad del cerebro. Los sonidos causaron un pequeño crecimiento celular temporal. Sin embargo, la sorpresa llegó cuando descubrieron que darles a los ratones dos horas de silencio total al día generó el mayor crecimiento de nuevas células en el hipocampo —el centro del cerebro para la memoria, las emociones y el aprendizaje—, y lo más importante, esos aumentos duraron más tiempo.
Contrario a la observación de Bernardi de que el silencio inducía relajación tras un estímulo (la música), Kirste razonó que "escuchar" el silencio provocaba una especie de respuesta positiva al estrés, o "eustrés".
El silencio, entonces, no es pasivo, sino un proceso activo de escucha; hay algo activo en oír "nada". Kirste planteó que el crecimiento celular podría explicarse como una respuesta adaptativa al silencio inesperado, desafiando al cerebro a desarrollar nuevas células para aumentar su sensibilidad o estado de alerta.
Aunque este estudio se realizó con ratones, plantea posibilidades interesantes sobre si podrían ocurrir efectos similares en los humanos.
El concepto de silencio "activo" se vuelve aún más fascinante si se considera lo que ocurre en el cerebro humano durante los momentos de quietud. Robert Zatorre, neurocientífico cognitivo del Instituto Neurológico de Montreal de la Universidad McGill, dijo a The Epoch Times que, psicológicamente, puede que no exista tal cosa como el silencio.
Su investigación muestra que incluso en ausencia de sonido, el cerebro crea "representaciones internas del sonido". Por ejemplo, si estás escuchando una canción y de repente se detiene, puedes seguir oyéndola en tu mente, explicó. Esta capacidad, hasta donde sabemos, es exclusiva de los humanos, y es una fuente de creatividad. Permite crear representaciones visuales o auditivas en la mente, planificar el futuro o, en el caso de un músico, componer piezas completas mentalmente.
Este tipo de imágenes y sonidos generados internamente está relacionado con la red neuronal por defecto (DMN, por sus siglas en inglés), vinculada con el ensueño, la creatividad y la autorreflexión. Esta red se activa más cuando la mente está en reposo, y se ha demostrado que el ruido externo suprime su actividad. Los investigadores describen la DMN como "un centro que integra la información interna y externa en un espacio consciente".
Una vida feliz surge de una mente silenciosa. Un artículo de 2018 en el "British Journal of Guidance and Counselling" sugiere que el "silencio interior" puede ser un camino hacia una felicidad duradera basada en el sentido, el propósito y la conexión genuina. Los autores explican que ese silencio ayuda a las personas a apartarse del ruido mental, ver diferentes facetas de sí mismas y reconectarse con lo que realmente importa. Otros estudios confirman que el silencio mental es clave para reducir el estrés y la depresión.
Quizás lo más notable es que este tipo de silencio practicado realmente cambia la estructura del cerebro. Un estudio de neurociencia de 2020 hizo que los participantes practicaran una forma de meditación siete minutos al día, cinco días a la semana durante seis semanas, con pausas deliberadas de completo silencio. Los escaneos cerebrales antes y después mostraron un aumento significativo en la integridad de la sustancia blanca en el fascículo uncinado izquierdo, una vía clave que conecta el centro emocional del cerebro con las áreas responsables del razonamiento y el autocontrol. Este cambio estructural se asocia con una mejor regulación emocional y decisiones más claras.
Curiosamente, los participantes informaron sentir menos "silencio mental" a medida que avanzaba el entrenamiento, aunque sus escaneos mostraban mayor conectividad. Los investigadores sugirieron que el silencio, con la práctica, deja de ser un evento perceptible y se convierte en un estado mental automático y estable.
Silencio estratégico
Más allá de los beneficios físicos y neurológicos, los investigadores descubrieron que el silencio estratégico puede facilitar un cambio de perspectiva y mejorar los resultados futuros en distintos ámbitos.Por ejemplo, un estudio de 2022 encontró que hacer una pausa de solo tres segundos durante una negociación puede aumentar el acuerdo total en un 17 por ciento. Como dicen los autores, "el silencio es oro".
El efecto fue más fuerte cuando las pausas duraron entre tres y diez segundos, lo que permitió a ambas partes pensar, calmar las emociones y pasar de posiciones rígidas a la resolución de problemas. La pausa silenciosa interrumpe lo que los investigadores llaman la "mentalidad de pastel fijo", donde cada parte ve la ganancia del otro como su pérdida y en su lugar fomenta la búsqueda de opciones beneficiosas para ambos.
Los investigadores en negociación señalan hallazgos similares en otros entornos profesionales. Estudios que citan muestran que los maestros que hacen pausas de tres a cinco segundos entre preguntas logran mayor participación y respuestas más reflexivas de los estudiantes. Los terapeutas también usan el silencio como herramienta para ayudar a los pacientes a alcanzar una expresión más profunda durante las sesiones.
"Tener momentos de quietud te permite reflexionar sobre lo que es importante", dijo Zatorre.
Encontrar la medicina del silencio
El silencio verdadero es raro, si no inexistente, a menos que uno esté en el espacio exterior."Siempre hay algo que ver, algo que oír. De hecho, por más que intentemos crear silencio, no podemos", escribió el músico John Cage, quien experimentó con el silencio en su obra. En una ocasión visitó la cámara anecoica de la Universidad de Harvard, una sala especial sin ecos ni sonido.
Sin embargo, Cage aún pudo oír dos sonidos: "uno agudo y otro grave", escribió. "Cuando los describí al ingeniero a cargo, me informó que el agudo era mi sistema nervioso en funcionamiento y el grave, mi sangre circulando".
Cage concluyó: "Hasta que muera, habrá sonidos".
Bernardi sugiere entonces que reconsideremos el silencio como la ausencia de ruido dañino.
La clave está en la escucha consciente y la intención. Zatorre recomendó que, además del silencio, las personas se sienten y escuchen una pieza musical de principio a fin. "Intenta disfrutarla", dijo. "Obtén de ella todo el significado posible. No solo la oigas, escúchala activamente".
Lo mismo puede aplicarse al silencio. El poeta y erudito Rumi dijo: "Escucha el silencio. Tiene mucho que decir"
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Parte 1: Gratitud: Una medicina alternativa para la ira y la depresión
Parte 2: Su cerebro está programado para la honestidad: Mentir le puede cobrar la factura
Parte 3: Cómo el perdón curó de manera insólita la salud mental y física de un héroe del 11-S
Parte 4: Resentimiento: "Un huésped malsano en el corazón humano"
Parte 5: Cómo el asombro refuerza el sistema inmunitario y se extiende más allá de un sentimiento momentáneo
Parte 6: Generosidad: Perder un poco significa ganar mucho
Parte 7: Coraje: Los riesgos que asume determinan en quién se convierte
Parte 8: Optimismo: La clave para combatir la depresión y promover una vida más longeva
Parte 9: El amor transforma el corazón, más que metafóricamente
Parte 10: Esperanza: un remedio contra la depresión cuando nada más funciona
Parte 11: Su cerebro anhela la belleza: descubra por qué la estética impacta su salud y bienestar mental
Parte 12: Los beneficios inesperados de ser humilde
Parte 13: Cómo la paciencia disminuye el envejecimiento de las células
Parte 14: La ciencia mental detrás de la verdadera resiliencia
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