La Universidad de Harvard destinará 250 millones de dólares durante el próximo año para apoyar la investigación en el campus, después de que la administración Trump suspendiera más de 2.6 mil millones de dólares en subvenciones y ayudas federales a la universidad de la Ivy League.
El dinero ayudará a mantener «actividades de investigación fundamentales durante un período de transición», según afirmaron el presidente de Harvard, Alan Garber y el rector John Manning en un comunicado conjunto el miércoles, en el que se comprometieron a seguir apoyando al profesorado, los posdoctorados, los estudiantes y el personal, afectados por los recortes.
El dinero se obtendrá de un fondo reservado para la administración central de Harvard, que incluye las oficinas del rector y el vicerrector y no de la dotación de la universidad. Este suplemento se suma a los aproximadamente 500 millones de dólares que Harvard destina cada año a la investigación.
No obstante, los responsables de la universidad reconocieron que la financiación adicional no compensará totalmente la pérdida de fondos federales. Según el informe financiero de Harvard, en el ejercicio fiscal 2024, el Gobierno federal aportó 686 millones de dólares para la investigación universitaria, mientras que fuentes no federales, como fundaciones privadas, contribuyeron con 326 millones. La propia Harvard aportó unos 500 millones.
Advirtiendo de las «difíciles decisiones y sacrificios» que se avecinan en todas las facultades de Harvard, Garber y Manning dijeron que se pidió a los decanos y a los responsables académicos, que tomen decisiones «informadas y prudentes» para adaptar sus programas a «un entorno de financiación cambiante». Prometieron ayudar a los investigadores a identificar fuentes de financiación alternativas, pero no esbozaron ninguna estrategia concreta.
«Entendemos la incertidumbre que traen estos tiempos y la carga a la que se enfrenta nuestra comunidad», escribieron. «Estamos aquí para apoyaros».
El anuncio del miércoles es la última de una serie de medidas presupuestarias adoptadas por Harvard para gestionar las consecuencias de la pérdida de financiación federal. En marzo, la universidad congeló la contratación y la Escuela de Posgrado de Artes y Ciencias denegó la admisión a todos los solicitantes en lista de espera. En abril, Harvard recurrió a Wall Street para pedir prestados 750 millones de dólares en bonos imponibles.
La congelación de la financiación federal se debe a las crecientes tensiones entre la universidad y la administración Trump. La disputa se centró inicialmente en el antisemitismo en el campus y luego se amplió para incluir preocupaciones sobre el sesgo ideológico y el compromiso de Harvard con los objetivos de diversidad, equidad e inclusión (DEI), que según la administración contravienen las leyes federales contra la discriminación.
En una carta fechada el 11 de abril, la administración acusó a Harvard de no «cumplir con las condiciones intelectuales y de derechos civiles que justifican la inversión federal». La carta esbozaba una serie de exigencias radicales, entre ellas el cierre de todas las oficinas de DEI, la revisión del proceso de admisión internacional para descartar a los solicitantes considerados «hostiles a los valores estadounidenses» o «partidarios del terrorismo o el antisemitismo» y la realización de una auditoría externa del profesorado, el alumnado y la dirección para evaluar la «diversidad de puntos de vista».
La administración también pidió una auditoría de programas específicos, entre los que destaca el Centro de Estudios de Oriente Medio, que supuestamente «alimentan el acoso antisemita o reflejan una captura ideológica». La auditoría tendría que identificar a cualquier miembro del profesorado que hubiera «discriminado a estudiantes judíos o israelíes» o «incitado a los estudiantes a violar las normas de Harvard» tras los atentados terroristas perpetrados por Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023 y la respuesta de Israel en Gaza, que desencadenaron una ola de protestas en los campus de todo Estados Unidos.
El 16 de abril, Harvard hizo públicas tanto la carta de la administración como la respuesta de Garber, en la que rechazaba categóricamente las condiciones propuestas y afirmaba que la universidad «no renunciará a su independencia ni a sus derechos constitucionales».
Ese mismo día, la administración anunció que congelaba 2.2 mil millones de dólares en subvenciones federales plurianuales a Harvard. Desde entonces, el total de fondos suspendidos o cancelados supera los 2.6 mil millones de dólares.
Harvard ha presentado una demanda federal contra la congelación de los fondos, con el fin de detener y declarar ilegal la suspensión de 2.2 mil millones de dólares, así como cualquier congelación futura impuesta en base a lo que describe como «condiciones inconstitucionales».
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