PRESCOTT, Arizona. Es más que una simple etiqueta. “Hecho en EE. UU.” representa orgullo y espíritu nacional, afirma John Roy, director ejecutivo de Dawson Knives en Prescott, Arizona.
La empresa que dirige es un claro ejemplo de ese espíritu. Fundada hace más de 50 años por un veterano de Vietnam con maquinaria fabricada con piezas encontradas en un vertedero local, la empresa de cuchillos se enorgullece de tener “tres generaciones fuertes”.
Roy cree que las empresas nacionales prosperarán con los aranceles de importación impuestos por la administración Trump.
Con el consumo representando casi 70 % de la economía estadounidense, Roy cree que existe un mercado sólido para los productos fabricados en Estados Unidos.
En 2023, casi la mitad de los productos adquiridos por los estadounidenses fueron “hechos en EE. UU.”, según el Departamento de Comercio. Esa cifra incluye la salvedad de que “hecho en EE. UU.” a veces significa “ensamblado en EE. UU.” con componentes importados.
El total de las compras internas brutas en el país alcanzó los 3,7 billones de dólares, de los cuales 1,9 billones correspondieron a las industrias estadounidenses.
“Cuando todo permanece aquí y tus dólares se quedan en EE. UU., rinde frutos,” dice Roy con orgullo, vistiendo una camiseta y una gorra con el logotipo de su empresa.
“Superamos la pandemia y superaremos estos aranceles”, comentó a The Epoch Times.
Ese no es solo un enunciado triunfal, añadió Roy.
Después de que el presidente Donald Trump anunciara amplio conjunto de aranceles el 2 de abril, Roy informó que las ventas de cuchillos de Dawson aumentaron de 11,000 a 15,000 dólares al día.
Dijo que la empresa espera que los pedidos se dupliquen de 4000 a 8000 para 2025. Produce 40 modelos diferentes de cuchillos, incluyendo variedades de caza, supervivencia, culinarios y de colección.
Roy está convencido de que muchas empresas estadounidenses pueden resistir una guerra comercial mundial abasteciéndose de materiales nacionales y maximizando la eficiencia de la producción.
“Para lograr esa eficiencia, tenemos que invertir de verdad en computadoras… todo lo que nos ayude a futuro a diseñar mejores modelos, mejorar la manufactura y reducir pasos”, explicó.
La empresa cuenta actualmente con 15 empleados y opera en una superficie industrial de 12,000 pies cuadrados.
Roy afirma que muchos consumidores prefieren bienes “completamente hechos en EE. UU.”.

No prevé ningún problema en el abastecimiento de materiales, siempre y cuando el suministro nacional se mantenga estable en un entorno de aranceles globales.
Las políticas gubernamentales que afectan a sus proveedores también han supuesto un reto.
Roy comenta que un productor de acero con larga trayectoria en Nueva York quebró recientemente por restricciones al carbón, un ingrediente clave en la producción de acero.
Dawson Knives había mantenido una relación comercial con el productor de acero desde que la empresa comenzó su andadura en 1973.
Roy está convencido de que muchas empresas estadounidenses pueden resistir una guerra comercial mundial abasteciéndose de materiales nacionales y maximizando la eficiencia de la producción.Sin embargo, otra empresa con sede en Estados Unidos ha intervenido para fundir el acero necesario, según Roy.
A pesar del posible aumento de los costes de algunas materias primas en Estados Unidos, Roy espera que el uso de proveedores nacionales suponga menos “dolores de cabeza” por envíos y elimine aranceles de importación.
Él considera que eso constituye una ventaja clara.
Con los materiales que tiene actualmente en stock, y salvo circunstancias imprevistas, espera capear la tormenta del comercio mundial durante al menos un año y medio.
Roy basó su calendario en las existencias de acero de su proveedor para el próximo año y medio.
“Después de eso, tendríamos que pagar aranceles en el acero porque un componente que usamos solo se encuentra en Suiza,” explicó.
“Los aranceles no nos afectarán a menos que se extiendan por mucho tiempo”.
Dulce éxito
Jay Levine es propietario de San Francisco Chocolate Factory, una empresa con sede en Phoenix y más de 28 años de experiencia.Su empresa cuenta actualmente con cuatro empleados a tiempo completo, que producen chocolates gourmet, fudge y dulces para eventos especiales y clientes ocasionales.
El chocolatero se abastece de ingredientes nacionales, lo que hace que su negocio sea en gran medida inmune a los aranceles.
“Todo lo que compro es local o proviene de los Estados Unidos”, declaró Levine, natural de Montreal, a The Epoch Times.

Compra las manzanas en Washington y las fresas y los frutos secos a otros proveedores nacionales. Los productos cultivados en Estados Unidos no están sujetos a restricciones de importación y se pueden conseguir fácilmente.
La única excepción es el chocolate Callebaut de alta calidad procedente de Bélgica, un ingrediente que ahora está sujeto a un arancel de importación del 10 %.
Mientras termina sus nuevas instalaciones en Van Buren Street, en Phoenix, Levine afirma que su negocio sigue funcionando bien a pesar de la imposición de nuevos aranceles.
Levine obtiene sus ingredientes en el mercado nacional, excepto el chocolate Callebaut, que procede de Bélgica, lo que hace que su negocio sea en gran medida inmune a los aranceles.“La calidad no admite derechos”, comentó, “por eso quiero ofrecer chocolates de la mejor calidad. Todos nuestros productos vienen de los Estados Unidos”.
Si los aranceles persisten, Levine afirma que "pasaría a utilizar chocolate [nacional] de buena calidad, cultivado aquí". Sin embargo, incluso ese proveedor local obtiene sus granos de cacao de Costa de Marfil.
Según el Observatorio de Complejidad Económica, una plataforma de datos sobre comercio internacional, las principales importaciones de Costa de Marfil a Estados Unidos en enero incluyeron cacao en grano por valor de 161 millones de dólares y pasta de cacao por valor de 41,7 millones de dólares, seguidos por el caucho, por valor de 19,1 millones de dólares.
El Gobierno de Estados Unidos impuso un arancel del 21 % a los productos de este pequeño país de África Occidental, aunque se suspendió durante 90 días para facilitar las negociaciones. Sin embargo, todos los socios comerciales de Estados Unidos siguen sujetos a un arancel básico del 10 %.
No obstante, los aranceles no son los responsables de los altos precios actuales.
“Sé que el precio del chocolate se ha duplicado en el último año—y la razón fue solo la inflación de precios”, comentó Levine. “Nunca había visto el chocolate tan caro—nunca”.
Levine confía en que su empresa puede resistir los aranceles vigentes gracias a la demanda constante de chocolate en EE. UU.
“Es un lujo,” dijo. “La gente paga de más por eso”.
No obstante, predijo que "no comprarán tanto chocolate" con los aranceles. "El precio influye".

Avanzando con confianza
Don't Tread On Me se fundó en 2004 y las camisetas y sudaderas con capucha fabricadas en Estados Unidos son la base de su línea de productos de ropa.La excepción son las gorras de la empresa, que presentan motivos estadounidenses con el emblema de la serpiente de cascabel enroscada, característico de la empresa.
“Por ahora, todas las gorras y gorros se fabrican en el extranjero, pero he estado buscando opciones nacionales», declaró el presidente de la empresa, Tyler Windes, a The Epoch Times.
“No hay muchos fabricantes de gorras en EE. UU., así que resulta difícil conseguirlos”.
Windes afirmó que, incluso antes de los recientes cambios arancelarios, la empresa estaba considerando trasladar la producción de gorras a Estados Unidos.
“Estas nuevas políticas solo reforzaron nuestro compromiso y aceleraron ese plan”, dijo Windes.
Es alentador que hayamos empezado a ver cómo algunos fabricantes de ropa estadounidenses están volviendo al algodón cultivado en Estados Unidos.Aunque abastecerse de gorras de un fabricante nacional ha sido todo un reto, pero Windes conserva la esperanza de que los aranceles estimulen la inversión en producción textil y de prendas de vestir estadounidense.
Ese desarrollo facilitaría a empresas como la suya fabricar sus productos completamente en EE. UU., explicó.
“Es alentador que hayamos empezado a ver cómo algunos fabricantes de ropa estadounidenses están volviendo al algodón cultivado en Estados Unidos, lo que es una señal tranquilizadora de lo que está por venir”, dijo Windes.
“En esencia, siempre hemos creído en ofrecer ropa cómoda y de alta calidad, al tiempo que reinvertimos en las empresas estadounidenses. Cada prenda que producimos ayuda a mantener puestos de trabajo y la artesanía aquí, en nuestro país”.
La antigua apuesta de la empresa por la manufactura nacional rinde frutos hoy, aseguró. “El hecho de que podamos seguir haciendo lo que hemos hecho siempre y además sortear los aranceles crecientes es un bonus bienvenido”.
Windes afirmó que, si los costes de fabricación aumentan inesperadamente debido a los recientes cambios, la empresa no repercutirá esos costes más elevados a sus clientes.
“Creemos que el objetivo general de revitalizar la manufactura estadounidense coincide con nuestra misión y nos comprometemos a ser parte de ese cambio positivo,” explicó.

El impacto de la globalización
Aun así, la manufactura en EE. UU. ha ido en declive desde hace muchos años, según informa la Information Technology and Innovation Foundation, un instituto de investigación y educación no partidista."Estados Unidos, que en su día fue líder mundial en fabricación, renunció a ese título en 2010 y ahora produce 2,4 billones de dólares menos que China en este sector", señala la organización en su página web.
La Oficina de Estadísticas Laborales señaló que, tras impulsar el crecimiento del empleo durante décadas, el sector manufacturero ha perdido puestos de trabajo en los últimos 40 años, a medida que la economía estadounidense ha ido pasando a industrias basadas en los servicios.
En junio de 1979, la oficina informó de que el empleo en el sector manufacturero había alcanzado un máximo histórico de 19,6 millones.
En junio de 2019, esa cifra bajó a 12,8 millones, lo que supone un descenso del 35 % con respecto al máximo alcanzado.
Refugio frente a la tormenta arancelaria
En noviembre de 2023, la empresa de logística externa SKU Distribution, con sede en Chandler (Arizona), obtuvo la designación de zona franca (FTZ) federal, la primera del estado.El fundador y director ejecutivo, James Peacock, afirmó que las empresas se encuentran actualmente en “pánico” por los problemas de flujo de caja derivados de los nuevos aranceles estadounidenses.
“Anticipan cuáles serán esos costos, pero cuando se duplican, triplican o incluso cuadriplican, dependiendo de dónde se encuentren, se trata de una partida que no habían presupuestado”, explicó Peacock.
Las zonas de comercio exterior son áreas seguras supervisadas por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP). Se asemejan a una “tierra de nadie” económica, donde los derechos de importación se aplazan hasta que el fabricante o distribuidor está preparado para mover el producto.
Las empresas están planificando estratégicamente. La zona de comercio exterior tiene mucho sentido para ellas, independientemente de su tamaño.Aunque suelen estar situadas cerca de los puertos de entrada, las zonas de comercio exterior se consideran fuera del territorio del CBP. Funcionan como el equivalente estadounidense de las zonas de libre comercio reconocidas internacionalmente.
Por su diseño, las zonas de comercio exterior permiten a las empresas diferir el pago de aranceles, liberando presupuestos mientras sus productos permanecen dentro de la zona, explicó Peacock.
Una zona de comercio exterior ofrece a las empresas “un respiro”, dijo.
“Les da la oportunidad de capear la tormenta en términos de flujo de efectivo hasta que decidan cómo manejar estos aranceles”, afirmó Peacock.
“Pueden almacenar esos productos, sin pagar los aranceles e impuestos sobre toda esa mercancía que sabes que va a estar ahí durante meses”.
Peacock dijo que el interés en su empresa ha aumentado desde que entraron en vigor los aranceles más altos a principios de abril.
“Las empresas están planificando de forma estratégica”, dijo. “La zona de comercio exterior tiene mucho sentido para ellas, independientemente de su tamaño”.
¿Quién quiere un empleo?
Aparte de los aranceles, Roy dijo que un problema aún mayor es encontrar empleados cualificados en un sector industrial cada vez más complejo e impulsado por la tecnología.Crear un cuchillo Dawson no es tarea fácil.

En primer lugar, hay que encontrar materiales de alta calidad fabricados en Estados Unidos.
Luego, hay que llevar a cabo el intrincado proceso de mecanizado y rectificado del acero según especificaciones y tolerancias precisas.
El objetivo final es fabricar un cuchillo que dure generaciones, dijo Roy.
Su plan para 2025 es seguir abasteciéndose de materiales nacionalmente, al tiempo que compra y almacena todo el acero posible para satisfacer la creciente demanda de sus productos.
“Nuestra empresa de acero está siendo muy justa, lo cual agradezco”, dice Roy. “Nos brinda a todas las empresas la oportunidad y no permite que un solo gran comprador acapare todo.
Nuestro objetivo es mantener nuestros pedidos, hacer pedidos adicionales y almacenarlos aquí. Porque es todo acero estadounidense—hasta que se agote”, concluye Roy.
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