Análisis de noticias
WASHINGTON—La reciente gira del presidente Donald Trump por Medio Oriente envió un mensaje claro de que los intereses económicos y la negociación de acuerdos son el núcleo de su visión de la política exterior.
Trump pasó cuatro días en el Golfo, del 13 al 16 de mayo, visitando Arabia Saudí, Catar y los Emiratos Árabes Unidos, donde consiguió compromisos de inversión por valor de billones de dólares que beneficiarán a las empresas y al empleo estadounidenses.
Aunque siguen existiendo dudas sobre cuánto de la inversión prometida se materializará, el viaje marcó un cambio estratégico en el compromiso de Washington con Medio Oriente. Trump trazó un marcado contraste con las administraciones estadounidenses anteriores, rechazando el enfoque intervencionista en política exterior adoptado por los partidos republicano y demócrata durante décadas.
En su discurso en una cumbre de inversión celebrada en Riad el 13 de mayo, Trump criticó abiertamente las políticas anteriores de Estados Unidos hacia Irak, Afganistán y otras partes de la región.
"Al final, los llamados 'constructores de naciones' destruyeron muchas más naciones de las que construyeron, y los intervencionistas intervinieron en sociedades complejas que ni siquiera comprendían", afirmó Trump.
Elogió los logros de los países del Golfo y afirmó que su transformación no fue el resultado de "intervencionistas occidentales que llevaban a la gente en aviones lujosos y les daban lecciones sobre cómo vivir y cómo gobernar sus propios asuntos".
"No. Las maravillas relucientes de Riad y Abu Dabi no fueron creadas por los llamados constructores de naciones, neoconservadores o organizaciones sin ánimo de lucro liberales".
El discurso fue recibido con un caluroso aplauso por parte del príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman y el público, convirtiéndose en uno de los acontecimientos más comentados de su viaje.
"No es ningún secreto que el presidente Trump entiende el lenguaje político de Medio Oriente mejor que cualquiera de sus predecesores", declaró Dalia Ziada, investigadora principal del Centro de Seguridad y Asuntos Exteriores de Jerusalén, a The Epoch Times.
Ziada, analista política egipcia afincada en Washington, señaló que Trump dio prioridad a "establecer vínculos personales de confianza" con estos líderes, en lugar de presionarlos en cuestiones de democratización y derechos humanos.
Bajo el calor abrasador del desierto de Qatar, Trump se dirigió a las tropas estadounidenses en la base aérea de Al Udeid, reafirmando su compromiso con "la paz a través de la fuerza" en la región.
"Como presidente, mi prioridad es poner fin a los conflictos, no iniciarlos", afirmó Trump.
El momento fue muy simbólico. Más de 20 años antes, el presidente George W. Bush se había dirigido a las fuerzas estadounidenses en Catar pocos meses después de la invasión de Irak. Prometió que Estados Unidos estaría al lado del pueblo iraquí "mientras construyen una democracia estable y un futuro pacífico".
La visita y el mensaje de Trump marcaron un alejamiento deliberado de esa era de intervención.
La base aérea de Al Udeid, situada al suroeste de Doha, en Qatar, es la mayor instalación militar estadounidense en Medio Oriente. Desempeñó un papel importante durante la caótica retirada de Estados Unidos de Afganistán en 2021, al servir como principal centro logístico y operativo para la evacuación de decenas de miles de personas.
Lo que más llamó la atención durante el viaje a Medio Oriente fue que Trump "se distanció por completo de la política exterior y los objetivos de seguridad nacional de Estados Unidos", según Joel Rubin, experto en Oriente Medio y exfuncionario del Departamento de Estado bajo la presidencia de Barack Obama.
"Los argumentos del presidente estaban mucho más adaptados a dos públicos: uno, los líderes de la élite de estos países, y dos, el público nacional en casa", declaró Rubin a The Epoch Times.
Lujosas bienvenidas en todo el Golfo
A lo largo de su visita de cuatro días al Golfo, Trump fue recibido con extravagante pompa y abundantes elogios. Cada líder parecía competir por ofrecer la recepción más generosa al 47.º presidente de Estados Unidos.En Arabia Saudí, aviones de combate escoltaron al Air Force One cuando aterrizó en Riad, donde se desplegaron alfombras de color lavanda en una gran recepción. En Catar, Trump fue recibido con docenas de camellos y danzas tradicionales con espadas, mientras que muchos edificios de Doha se iluminaron con banderas estadounidenses en un deslumbrante espectáculo.
En Abu Dabi, una actuación de danza tradicional "Al-Ayyala" acaparó toda la atención, después de que se hicieran virales los vídeos de chicas sacudiendo el pelo. Además, el Burj Khalifa de Dubái, el edificio más alto del mundo, se iluminó con la bandera estadounidense.
Estas recepciones contrastaron con las que recibió el presidente Joe Biden durante su visita a Arabia Saudí en 2022, o el entonces vicepresidente Dick Cheney durante su viaje al Golfo en 2002.
El mensaje de Trump fue claro: la era de las costosas intervenciones en el extranjero ha terminado, y ha sido sustituida por un enfoque centrado en las alianzas estratégicas basadas en el beneficio económico mutuo.
Los líderes del Golfo respondieron con elogios y calidez.
En una cena de Estado celebrada en el Palacio de Lusail, el emir de Qatar, Sheikh Tamim Al Thani, expresó su preocupación por Trump durante el intento de asesinato del año pasado en Butler, Pensilvania.
"Recé por su recuperación y su seguridad", le dijo a Trump.
Acuerdos por un total de 2 billones de dólares
Decenas de líderes empresariales estadounidenses acompañaron al presidente en el viaje, lo que subrayó el carácter económico de la gira por el Golfo. Según la Casa Blanca, los acuerdos que Estados Unidos ha cerrado con Arabia Saudí, Catar y los Emiratos Árabes Unidos ascienden a un total de 2 billones de dólares.Sin embargo, algunos de estos acuerdos son memorandos de entendimiento que pueden tardar años en materializarse.
Arabia Saudí se comprometió a invertir un total de 600,000 millones de dólares en diversos sectores estadounidenses, de los cuales casi 142,000 millones se destinarán a la compra de equipos y servicios de guerra avanzados a empresas de defensa estadounidenses.
Qatar anunció casi 243,500 millones de dólares en acuerdos económicos, de los cuales una gran parte se destinará a Boeing, que se ha asegurado un contrato de 96,000 millones de dólares para suministrar aviones a Qatar Airways. Parsons, un proveedor de tecnología para el sector de la defensa, también se ha adjudicado 30 proyectos por valor de hasta 97,000 millones de dólares. La Casa Blanca afirmó que los acuerdos firmados con Qatar "generarán un intercambio económico por valor de al menos 1.2 billones de dólares".
En los Emiratos Árabes Unidos se anunciaron acuerdos comerciales por valor de más de 200,000 millones de dólares, incluido un compromiso de 14 500 millones de dólares de Etihad Airways con Boeing y GE Aerospace. Los Emiratos Árabes Unidos se comprometieron anteriormente a un marco de inversión de 1.4 billones de dólares en Estados Unidos durante la próxima década, destinado a infraestructura de inteligencia artificial, semiconductores, energía, computación cuántica, biotecnología y fabricación. Los Emiratos Árabes Unidos también se han comprometido a invertir, construir o financiar centros de datos estadounidenses.
"Las cifras son impresionantes", dijo Rubin, pero advirtió que no todas se materializarán.
Durante el primer mandato de Trump, Arabia Saudí acordó comprar 450,000 millones de dólares en productos estadounidenses. El flujo real de comercio e inversión fue inferior a 300,000 millones de dólares entre 2017 y 2020, según el Instituto de los Estados Árabes del Golfo.
Aunque se trató de una visita diplomática importante, Rubin dijo que le hubiera gustado que el presidente se hubiera centrado más en los conflictos más difíciles, involucrando directamente en las conversaciones a los israelíes y, posiblemente, incluso a los iraníes.
"Existe preocupación en la comunidad proisraelí por su decisión de no visitar Israel y de adoptar algunas posturas que, públicamente, parecen distanciarlo en cierta medida del Gobierno israelí", afirmó Rubin.
No obstante, los analistas afirman que los acuerdos alcanzados en este viaje podrían reforzar la posición de Estados Unidos en Medio Oriente frente a China y Rusia.
"Contrarrestará la creciente influencia de Rusia y China" en la región, afirmó Ziada.
Una medida sorpresa sobre Siria
Un acontecimiento clave durante la gira de Trump por Medio Oriente fue su anuncio, el 13 de mayo, de levantar todas las sanciones de Estados Unidos a Siria. Al día siguiente, se reunió con el líder sirio Ahmed al-Sharaa en Riad.Siria es uno de los países más sancionados del mundo. Imuestas inicialmente contra el régimen de Assad, estas sanciones han obstaculizado gravemente los esfuerzos de reconstrucción del país.
Trump puede considerar el levantamiento de las sanciones como una medida estratégica para abrir Siria a la inversión estadounidense y del Golfo, así como para contrarrestar la influencia de Irán y Rusia en la región.
"Irán y Rusia, ambos adversarios de Estados Unidos, han sido expulsados por los nuevos dirigentes sirios", afirmó Rubin, señalando que esto brinda a Washington la oportunidad de estrechar lazos con el país y contrarrestar la creciente influencia económica de China en la región.
No obstante, persisten las preocupaciones sobre los vínculos del Gobierno sirio con Al Qaeda y su trato a las minorías étnicas y religiosas.
"Queda por ver si responderán de forma positiva y actuarán mejor en la protección de las minorías étnicas y religiosas", dijo Ziada.
Mientras que algunos miembros del Congreso expresaron su preocupación por Siria, Trump se mostró optimista.
"Es nuestro momento de brillar", dijo Trump durante su discurso en Riad. "Buena suerte, Siria. Demuestra algo muy especial".
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