Esta es la parte 2 de “Revertir las enfermedades crónicas infantiles”.
El pediatra funcional Dr. Joel “Gator” Warsh explorará las enfermedades crónicas infantiles más comunes de hoy—como la obesidad, el eccema y el TDAH—ofreciendo perspectivas sobre prevención y reversión para ayudar a crear un futuro más saludable para los niños. ___________________________
Cuando Ava, una niña de 4 años, llegó a la clínica llevaba dos meses con comezón y zonas agrietadas en los codos y sus padres ya estaban exhaustos. Habían probado varias cremas con esteroides y el sarpullido se calmaba un poco, pero luego volvía a brotar.
En lugar de recurrir de inmediato a otra receta, seguimos paso a paso un plan de tratamiento.
Primero, mantuvimos lo básico: productos suaves y sin fragancia, humectantes constantes y usar la crema por periodos cortos durante los brotes.
Segundo, analizamos más a fondo: identificamos posibles desencadenantes en casa, tales como detergentes, fragancias e incluso peluches, y establecimos una rutina diaria de baño e hidratación para fortalecer la barrera de su piel.
Tercero, hicimos un ajuste breve y cuidadoso en su dieta, basado en su historial y la evaluación de alergias.
En unas semanas, Ava necesitó menos crema con esteroides, volvió a dormir toda la noche y tuvo muchos menos brotes. Sus padres, por fin, sintieron que tenían un plan que podían manejar.
El enfoque de combinar lo básico ya comprobado con estrategias reflexivas e individualizadas es lo que muchas familias buscan ahora.
Por qué el eccema es más que “piel seca”
El eccema —también llamado dermatitis atópica, es una afección que involucra más que la piel en sí. La barrera cutánea es frágil, el sistema inmunológico tiende a sobrerreaccionar y el equilibrio de bacterias en la piel —el microbioma—, puede alterarse de formas que alimentan la inflamación.Algunos niños tienen desequilibrios intestinales o sensibilidades alimentarias que empeoran el problema, aunque eso no significa que el intestino cause el eccema. Más bien, en algunos niños, la conexión intestino–piel puede funcionar como un regulador que aumenta o disminuye la inflamación del eccema según los desencadenantes.
Lo que dicen las guías… y lo que no dicen
La atención dermatológica estándar sigue siendo esencial:–Humectantes diarios: entre más espesos, mejor
–Evitar desencadenantes: productos sin fragancia, limpiadores suaves, evitar detergentes agresivos
–Medicinas tópicas: cremas con esteroides o sin esteroides durante los brotes
–Vendajes húmedos: para zonas severas
Estas guías están basadas en evidencia y, en general, deben ser la base del cuidado.
Sin embargo, muchas familias se sienten atrapadas en el ciclo de brote, crema, brote.
Lo que ocurre entre brotes —el ambiente diario, las rutinas e incluso la alimentación—, es donde un enfoque integrativo ayuda a las familias a romper el ciclo.
La trampa de “esteroides primero” —y una mejor forma de verlo
Los esteroides tópicos y los antiinflamatorios sin esteroides son herramientas adecuadas para los brotes. El problema es cuando eso es lo único que suele recibir un niño. Si nadie pregunta por los jabones, detergentes, rutinas de baño, humedad, sueño, estrés o posibles alergias alimentarias en el contexto clínico adecuado, los niños van rebotando de un brote a otro.Combinar el cuidado de la piel basado en guías con la reducción de desencadenantes y, cuando está indicado, ajustes dietéticos específicos, reduce con el tiempo la dependencia de los medicamentos, sin dejarlos de lado cuando se necesitan.
Pasos prácticos para las familias
1. Fortalecer la barrera de la piel
El cuidado diario importa. Baños o duchas cortos con agua tibia (no caliente), secar la piel dando golpecitos —no tallando—, y aplicar un humectante espeso dentro de los primeros minutos para “hidratar y sellar” puede reducir los brotes drásticamente. Reaplica el humectante al menos una vez más durante el día.2. Revisar el ambiente del hogar
Fragancias fuertes, suavizantes de telas y productos de limpieza agresivos suelen empeorar el eccema. Incluso los aceites esenciales “naturales” pueden irritar. Cambiar a detergentes y productos para la piel sin fragancia puede ayudar a reducir los desencadenantes.3. Manejar los brotes con un protocolo claro
Ten un plan simple: cuando empiece un brote, usa la crema recetada temprano y de forma constante. Los vendajes húmedos —cubrir la piel tratada con una capa húmeda y luego una seca—, pueden ayudar en áreas difíciles. Pregunta a tu médico para recibir orientación.4. Sé cuidadoso con los alimentos
No todo eccema está relacionado con la comida. Las dietas de eliminación amplias pueden ser contraproducentes, afectar la nutrición e incluso aumentar el riesgo de alergias verdaderas. Sin embargo, en niños menores de 5 años con eccema persistente o severo, una evaluación de alergias es razonable. Si se sospecha de algún alimento, el médico puede recomendar retirarlo por un periodo corto y supervisado, y luego reintroducirlo para confirmarlo.5. Considera análisis y suplementos de manera selectiva
– Vitamina D: Los niños que tienen deficiencia pueden beneficiarse de la suplementación; algunos estudios muestran que la vitamina D puede mejorar el eccema.– Probióticos: La evidencia sobre su uso como tratamiento es débil, aunque algunos estudios respaldan los probióticos para la prevención en la infancia.
– Omega-3: Los datos son mixtos, pero los omega 3 pueden ayudar a algunos niños.
Los suplementos deben ser específicos, no utilizados como una solución “para todos”.
La visión completa: tratar la piel y su contexto
El cuidado del eccema no se trata solo de cremas. Se trata del ecosistema completo en el que vive un niño: su barrera cutánea, su entorno y su alimentación. Cuando combinamos lo básico ya comprobado con cambios inteligentes y fáciles de aplicar en casa, niños como Ava pasan más tiempo jugando y durmiendo—y menos tiempo rascándose.
















