La Unión Europea (UE) adoptó oficialmente un programa histórico de financiación de la defensa por valor de 170,000 millones de dólares destinado a rearmar el continente, reforzar su industria de defensa y reducir la dependencia de Estados Unidos, mientras la guerra en Ucrania sigue causando estragos y surgen dudas sobre el futuro compromiso de Estados Unidos con la seguridad de Europa, en medio de los crecientes riesgos que plantea la China comunista en el Pacífico.
El nuevo instrumento, conocido como Acción de Seguridad para Europa (SAFE), se ultimó bajo la presidencia rotatoria de Polonia del Consejo de la UE y se anunció el 27 de mayo. La iniciativa supone la mayor inversión militar conjunta de la UE hasta la fecha y permite a los Estados miembros del bloque acceder a préstamos a largo plazo y a precios competitivos para financiar adquisiciones de defensa en áreas clave como artillería, drones, ciberdefensa y sistemas de misiles, incluidos los que tienen capacidad de ataque de precisión.
«Se trata de un instrumento sin precedentes que reforzará nuestras capacidades de defensa y apoyará a nuestra industria de defensa», declaró Adam Szlapka, ministro polaco para la UE, en un comunicado. «Cuanto más invirtamos en nuestra seguridad y defensa, mejor disuadiremos a quienes nos desean el mal».
La nueva iniciativa, que entrará en vigor el 29 de mayo, también permitirá a la UE reforzar su apoyo militar a Ucrania al incluir al país en el programa desde el principio. Esto significa que la industria de defensa de Ucrania podrá participar en compras conjuntas con países de la UE y otros socios, lo que ayudará a Kiev a obtener las armas que tanto necesita y a estrechar los lazos con el sector de la defensa europeo mientras sigue haciendo frente a la agresión rusa.
Además de Ucrania, SAFE permite la participación de países que ya tienen acuerdos de seguridad con la UE, como el Reino Unido. Sin embargo, la participación plena de estos terceros países en el programa requerirá acuerdos adicionales con condiciones como la limitación del contenido no comunitario en los contratos de defensa.
SAFE es la primera parte del plan más amplio de la UE, que se llama ReArm Europe, cuyo objetivo es desbloquear más de 840,000 millones de dólares en gasto en defensa mediante préstamos de la UE, la flexibilización de las normas presupuestarias nacionales y la atracción de inversión privada.
«Nos encontramos en una era de rearme, y Europa está dispuesta a aumentar masivamente su gasto en defensa, tanto para responder a la urgencia a corto plazo de actuar y apoyar a Ucrania, como para invertir a largo plazo y asumir una mayor responsabilidad por nuestra propia seguridad europea», declaró Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, en marzo, al anunciar el plan, y añadió que llegó el momento de que Europa «dé un paso al frente».
Junto con los recientes tratados bilaterales, como el nuevo pacto de defensa franco-polaco, y las reformas institucionales, como el consejo de seguridad franco-alemán previsto, SAFE destaca el creciente impulso de Europa para construir un sistema de defensa más fuerte e independiente.


Desde su regreso a la Casa Blanca en enero, el presidente Donald Trump presionó a Europa para que aumente su gasto en defensa y asuma una mayor responsabilidad por su propia seguridad, tras décadas de dependencia de la protección estadounidense.
La urgencia detrás de SAFE también refleja la creciente alarma por las últimas acciones de Rusia. Durante el fin de semana, Moscú lanzó lo que los funcionarios ucranianos describieron como el mayor ataque aéreo desde que comenzó la guerra, disparando cientos de drones y misiles contra objetivos no militares en toda Ucrania. El ataque se produjo pocas horas antes de un nuevo intercambio de prisioneros y en medio de los esfuerzos de la administración Trump para negociar un alto el fuego.
Trump, que se ha posicionado como mediador en el conflicto, criticó la escalada, calificó como inaceptables las acciones de Putin y sugirió que está considerando nuevas sanciones contra Moscú, advirtiendo posteriormente que el líder ruso está «jugando con fuego». En una publicación en Truth Social el 27 de mayo, Trump afirmó que, de no ser por su liderazgo, «ya le habrían pasado muchas cosas realmente malas a Rusia».
Algunos legisladores estadounidenses, entre ellos el senador Chuck Grassley (R-Iowa), han instado a Trump a imponer nuevas sanciones a Rusia en respuesta a las continuas víctimas civiles en Ucrania. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, también solicitó sanciones adicionales.
«Sin una presión realmente fuerte sobre los dirigentes rusos, no se podrá detener esta brutalidad», afirmó Zelenski en una reciente publicación en las redes sociales.
Rusia mantiene el argumento de que está abierta a un alto el fuego y a una solución diplomática al largo conflicto, pero insiste en que deben abordarse las «causas profundas» de la guerra, lo que Ucrania considera un eufemismo para referirse a su capitulación.
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