El secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, prometió el 11 de septiembre que Estados Unidos respondería después de que el expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, fuera condenado por intento de golpe de Estado para mantenerse en el poder.
El Tribunal Supremo de Brasil condenó a Bolsonaro a 27 años y tres meses de prisión tras declararlo culpable de conspirar para anular los resultados de las elecciones de 2022, en las que perdió frente a Luiz Inácio Lula da Silva, lo que lo convierte en el primer expresidente de Brasil condenado por intento de golpe de Estado.
Rubio calificó la condena de Bolsonaro de "cacería de brujas" y afirmó que el gobierno estadounidense "responderá en consecuencia", sin especificar cuáles serán esas medidas.
"Las persecuciones políticas por parte del violador de derechos humanos sancionado [juez del Tribunal Supremo] Alexandre de Moraes continúan, ya que él y otros miembros del Tribunal Supremo de Brasil han dictaminado injustamente el encarcelamiento del expresidente Jair Bolsonaro", dijo Rubio en X.
En respuesta, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil acusó a Rubio de atacar la autoridad del país y afirmó que su democracia no se dejará intimidar.
El Ministerio añadió que la declaración de Rubio "ignora los hechos y las pruebas convincentes que constan en el expediente" que llevaron a la condena de Bolsonaro.
"Seguiremos defendiendo la soberanía del país contra las agresiones y los intentos de injerencia, independientemente de su procedencia", dijo el Ministerio el X.
Un panel de cinco jueces del Tribunal Supremo de Brasil condenó a Bolsonaro por cinco cargos, entre ellos intento de golpe de Estado, pertenencia a una organización criminal armada, intento de abolición violenta del Estado de derecho democrático, daños caracterizados por la violencia y amenaza grave contra los bienes del Estado y deterioro del patrimonio catalogado.
Bolsonaro ha negado todas las acusaciones.
Uno de los miembros del tribunal, el juez Luiz Fux, votó a favor de absolver a Bolsonaro de los cinco cargos, alegando que no había pruebas suficientes para ninguna de las acusaciones de la fiscalía.
Al comentar la decisión del tribunal el 11 de septiembre, el presidente Donald Trump dijo que estaba "muy descontento" con la condena y que era "muy mala para Brasil".
"Pensaba que era un buen presidente de Brasil, y es muy sorprendente que haya podido ocurrir esto", dijo Trump sobre la condena de Bolsonaro.
En julio, Trump impuso un arancel del 50% a las importaciones brasileñas por el enjuiciamiento de Bolsonaro. El gobierno de Estados Unidos también sancionó al juez Moraes y revocó su visado, junto con los de sus aliados judiciales y sus familiares, por lo que calificó de "censura de la libertad de expresión protegida en Estados Unidos" tras el juicio de Bolsonaro.
Lula ha condenado estas medidas como una injerencia en el sistema judicial brasileño. El presidente brasileño advirtió que cualquier "aumento unilateral de los aranceles" por parte de la administración Trump se abordará de acuerdo con las leyes de reciprocidad económica de Brasil.
Con información de Joseph Lord
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