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(Life science/Shutterstock)

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Obesidad en adolescentes podría alterar regiones cerebrales asociadas al aprendizaje y las emociones

Los expertos advierten que estos cambios estructurales podrían tener implicaciones a largo plazo para el desarrollo cognitivo

SALUDPor George Citroner
17 de mayo de 2025, 6:16 p. m.
| Actualizado el17 de mayo de 2025, 6:16 p. m.

Con más de uno de cada tres niños estadounidenses con sobrepeso u obesidad, los investigadores descubrieron una conexión preocupante: La obesidad en la adolescencia puede estar modificando el tamaño de regiones cerebrales fundamentales para el aprendizaje y el control emocional, lo que suscita preocupación sobre el desarrollo cognitivo y emocional a largo plazo.

Según los autores, tanto la disminución como el aumento del crecimiento pueden ser perjudiciales.

«Esto es especialmente alarmante, dado que la adolescencia es una etapa muy importante para el desarrollo del cerebro», afirma Augusto César F. De Moraes, de la Facultad de Salud Pública de la UTHealth Houston y autor principal del estudio, en un comunicado de prensa.

La grasa abdominal afecta más al cerebro

La investigación, presentada recientemente en el Congreso Europeo sobre Obesidad (ECO 2025), descubrió que los adolescentes con obesidad abdominal tenían regiones cerebrales significativamente agrandadas, en particular las responsables de la memoria, el aprendizaje y la regulación emocional.

Los investigadores utilizaron escáneres cerebrales para medir el tamaño de varias regiones del cerebro en más de 3300 jóvenes con una edad media de unos 10 años, a los que se hizo un seguimiento durante cuatro años.

Los resultados mostraron que los adolescentes con obesidad abdominal tenían un hipocampo aproximadamente un 6.6 por ciento más grande y una amígdala alrededor de un 4.3 por ciento más grande en comparación con sus compañeros sin obesidad. El hipocampo contribuye a la memoria y el aprendizaje, mientras que la amígdala controla emociones como el miedo, la felicidad y la ira.

Gillian Killiner, dietista especializada de 121 Dietitian, declaró a The Epoch Times que considera los hallazgos «profundamente preocupantes», subrayando que estos cambios cerebrales suscitan importantes inquietudes sobre el desarrollo cognitivo a largo plazo.

Los mecanismos exactos no están claros, pero una posible forma en que la obesidad afecta al cerebro es a través de la inflamación. El exceso de grasa corporal envía sustancias inflamatorias a todo el organismo. Estas sustancias químicas pueden viajar por el torrente sanguíneo y entrar en el cerebro. Una vez dentro, pueden desencadenar la inflamación del tejido cerebral y, con el tiempo, dañar las células cerebrales.

Según De Moraes, la relación entre la obesidad y el volumen de la amígdala era especialmente pronunciada en las personas con niveles de obesidad muy elevados, lo que sugiere un fuerte vínculo entre la grasa corporal y la regulación emocional. Otras regiones, como el tálamo y el caudado, también mostraron cambios de volumen, pero en menor medida. El tálamo actúa como la estación central de retransmisión del cerebro, ayudando a procesar y dirigir la información a otras regiones. El núcleo caudado interviene en el procesamiento de la información visual y el control del movimiento.

Los factores socioeconómicos también se revelaron como una influencia clave en el desarrollo cerebral.

Los adolescentes que viven en zonas con acceso limitado a una educación de calidad, parques seguros y alimentos sanos mostraron un menor crecimiento en áreas cerebrales clave como el hipocampo, el putamen y la amígdala.

1 de cada 3 adolescentes estadounidenses será obeso en 2050

La investigación se produce en medio de tendencias alarmantes en la obesidad infantil y adolescente.

La proporción de niños y adolescentes de entre 5 y 19 años con exceso de peso se duplicó con creces en todo el mundo, pasando del 8 por ciento en 1990 al 20 por ciento en 2022. Este aumento afectó casi por igual a ambos sexos: el 19 por ciento de las niñas y el 21 por ciento de los niños tienen sobrepeso o son obesos.

Una investigación publicada en diciembre en The Lancet descubrió que la obesidad en Estados Unidos aumentó mucho más rápido que el sobrepeso, especialmente entre los adolescentes. De 1990 a 2021, el porcentaje de adolescentes con obesidad creció alrededor de un 158 por ciento en el caso de los chicos y un 186 por ciento en el de las chicas, superando significativamente el aumento de la obesidad adulta.

Los investigadores advierten que, si se mantienen las tendencias actuales, en 2050 casi uno de cada tres adolescentes y dos de cada tres adultos serán obesos en Estados Unidos.

Estrategias para un desarrollo cerebral más sano

Para favorecer un desarrollo saludable del cerebro y reducir el riesgo de obesidad en los adolescentes, Killiner recomienda varios enfoques basados en la evidencia:

- Dar prioridad a los alimentos integrales: Centrarse en las verduras, las frutas, los cereales integrales, las legumbres, las proteínas magras y las grasas saludables, especialmente los omega-3, que favorecen la salud cerebral.

- Establezca patrones regulares de comidas: Las comidas constantes a lo largo del día ayudan a mantener estables los niveles de azúcar en sangre y a frenar el exceso de comida.

- Reduzca los alimentos ultraprocesados: Limite las bebidas azucaradas, los aperitivos envasados y la comida para llevar, que a menudo contribuyen a la inflamación y al aumento de peso.

- Comparta las comidas en familia: Comer juntos fomenta hábitos saludables y una comunicación abierta.

- Fomentar la autonomía alimentaria de los adolescentes: Anime a los adolescentes a elegir sus alimentos y a aprender técnicas básicas de cocina para que adquieran confianza en la toma de decisiones saludables.

Ciertos patrones dietéticos pueden beneficiar específicamente la salud cognitiva y emocional de los adolescentes.

«La dieta mediterránea es una buena opción para los adolescentes, ya que es rica en antioxidantes, fibra y grasas insaturadas que reducen la inflamación, un factor clave tanto en la obesidad como en el riesgo de neurodesarrollo», dijo Killiner, recomendando la dieta MIND (Intervención mediterránea-DASH para el retraso neurodegenerativo)—un híbrido de las dietas Mediterránea y DASH (Enfoques dietéticos para detener la hipertensión).

«Este estudio nos recuerda que la obesidad adolescente no es sólo un problema de peso, sino que también puede influir en la estructura cerebral y la regulación emocional», afirma Killiner. «Debemos actuar pronto con intervenciones de apoyo y sin prejuicios que se centren en la alimentación y no en la restricción».


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Comentarios (1)

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Sonia

20 de mayo de 2025

Muy buen tema Gracias por exponerlo Ojalá podamos ayudar y hacer cambios importantes y positivos desde las escuelas no solamente para hacer cosas porque nos vean un día sin mantener esa actividad siempre ye incluir a los padres Que muchas veces son los mayores responsables de esta problemática por no prestar atención y asumir su papel de educar la escuela forma pero los padres educan promueven hábitos sanos y duradero

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