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La hermana Pacis Bao encarna muchas de las características de una persona de edad avanzada, manteniendo sus días ocupados con la oración, el arte y las relaciones sociales en el convento donde vive. (Amy Denney/The Epoch Times)

La hermana Pacis Bao encarna muchas de las características de una persona de edad avanzada, manteniendo sus días ocupados con la oración, el arte y las relaciones sociales en el convento donde vive. (Amy Denney/The Epoch Times)

Los 9 secretos de las personas más longevas

Una monja de 104 años y una mujer de 98 revelan secretos de longevidad que la ciencia confirma

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6 de noviembre de 2025, 7:45 p. m.
| Actualizado el6 de noviembre de 2025, 7:45 p. m.

La hermana Pacis Bao pasó 31 años anhelando vengarse de los comunistas que asesinaron a su familia; luego, a los 79 años, tomó una decisión que quizá le haya añadido 25 años a su vida. La monja, de 104 años, paso del odio al perdón, lo que le brindó paz mental y física.

Bao está prosperando como parte del grupo demográfico de más rápido crecimiento en todo el mundo: los centenarios, personas que viven más de 100 años.

En general, la esperanza de vida está aumentando: una de cada seis personas en el mundo tiene 60 años o más, una cifra que se espera que se duplique para 2050, según la Organización Mundial de la Salud. Entre los adultos mayores, aquellos que alcanzan los 80 años y cuyas capacidades cognitivas y físicas superan el declive típico relacionado con la edad se denominan "superancianos".

Sue Wright, una mujer de 98 años del Medio Oeste con poco en común con Bao, también está prosperando como una superanciana.

Silenciosamente, las dos mujeres están poniendo en práctica la misma idea que los investigadores se esfuerzan por comprender: qué ayuda a los humanos a prosperar más allá de los 100 años.

1. Aprovechan el poder del perdón

En un servicio de oración celebrado en el año 2000 por aquellos que sufrieron persecución en sus vidas, la hermana Pacis Bao dijo que el Espíritu Santo la impulsó a perdonar a los comunistas que mataron a cinco de sus seis hermanos, a ambos padres y destruyeron su forma de vida.

A pesar de sus votos religiosos de larga data, describe el evento como su conversión: una reorientación interior hacia Dios marcada por el arrepentimiento y la resolución de vivir según las enseñanzas católicas. El acto, dijo, la liberó espiritual, emocional y físicamente.

"El perdón es lo más importante", dijo Bao.

A menudo se pasa por alto en la mayoría de las estadísticas, estudios y hábitos de las personas que alcanzan una edad avanzada, el perdón desempeña un papel fundamental no solo en la mejora de la salud, sino también en la longevidad. Un estudio publicado en el Journal of Behavioral Medicine encontró una fuerte relación entre el perdón genuino y un menor riesgo de mortalidad.

Los autores señalaron que el perdón ofrece esperanza al reducir la depresión, el estrés y la desesperanza, y agregaron que un mayor equilibrio entre la mente y el cuerpo puede ayudar a las personas a desarrollar resiliencia y vivir más tiempo.

La investigación descubrió que el perdón condicional —vinculado a que el delincuente se disculpe o prometa no volver a delinquir— no proporcionaba los mismos beneficios protectores que el perdón incondicional.

2. Viven con propósito

El perdón por sí solo no explica la longevidad de Bao. Ella se ha mantenido fiel a la gratitud, incluso cuando la vida no resultó como esperaba. Practicar la gratitud es para ella una costumbre casi religiosa que le permite encontrar y redescubrir su propósito en la vida en medio de las cambiantes circunstancias.

Ella y su padre soñaban con que se convirtiera en médica, pero las circunstancias la obligaron a tomar otros rumbos. Previendo el peligro que suponía ser una terrateniente católica durante la toma del poder por los comunistas en China, su hermano la trasladó del interno al convento.

Las hermanas religiosas de San Francisco, las evacuaron tanto a Bao como a otras monjas chinas a Estados Unidos. Bao se convirtió en enfermera. Ya jubilada, sigue dedicando horas al día a la oración en la capilla de su convento, y atribuye su larga vida a su fe, a su gratitud y a su sentido de propósito.

<em>El 27 de marzo de 2024, Convento de San Francisco, Springfield, IL. Hermana Pacis Bao, OSF (derecha), Hermana Maureen O'Connor, OSF (centro) y Tommy Loehrke, sobrino nieto de la Hermana Maureen. (Cortesía de las Hermanas Hospitalarias de San Francisco)</em>El 27 de marzo de 2024, Convento de San Francisco, Springfield, IL. Hermana Pacis Bao, OSF (derecha), Hermana Maureen O'Connor, OSF (centro) y Tommy Loehrke, sobrino nieto de la Hermana Maureen. (Cortesía de las Hermanas Hospitalarias de San Francisco)

Tener una razón para levantarse cada mañana —llamada "ikigai" por los okinawenses de Japón y "plan de vida" por los nicoyanos de Costa Rica— aparece consistentemente en las "zonas azules", cinco luces alrededor del mundo donde las personas viven regularmente más de 100 años. El concepto se estudió como parte de una expedición de National Geographic en 2004.

Las investigaciones siguen vinculando el propósito de vida con la longevidad. Un estudio publicado en JAMA Network Open encontró una asociación significativa entre el propósito de vida y una menor mortalidad por enfermedades del corazón, la sangre y el sistema digestivo.

3. Buscan el sueño perfecto

Ambas mujeres mantienen horarios de sueño regulares. Bao se acuesta a las 8 de la noche, se levanta a las 5 de la mañana y descansa todas las tardes; un ritmo que refleja tanto las mejores prácticas científicas como sus propias necesidades. Wright sigue un patrón similar.

Sus rutinas encarnan lo que los investigadores llaman "sueño reparador": que ni es mucho ni poco, y de buena calidad.

Dormir menos de siete horas por noche se ha asociado con un aumento del 14 por ciento en el riesgo de mortalidad por todas las causas, según un metaanálisis publicado en GeroScience.

Los efectos biológicos son significativos: inflamación crónica de bajo grado, deterioro de la función inmunitaria, desequilibrios hormonales, aumento de la presión arterial y reducción de la eliminación de proteínas relacionadas con la enfermedad del Alzheimer.

"Aunque este estudio se centró en la duración del sueño, la calidad del sueño es otro factor crítico para el riesgo de mortalidad", escribieron los autores. Añadieron que la mala calidad del sueño —caracterizada por despertares frecuentes y noches de insomnio— se relaciona con problemas cardíacos, deterioro de la memoria y otros trastornos cerebrales.

4. Mantienen un peso saludable

Bao nunca tuvo sobrepeso, aunque de vez en cuando se da el gusto de comer empanadillas chinas y rollitos de primavera, y disfruta de un poco de helado después de cenar. Wright, que ahora pesa 54 kilos, nunca pesó más de 59 kilos fuera de sus dos embarazos.

El sobrepeso y la obesidad se asocian con todas las causas de mortalidad, incluso entre quienes nunca fumaron ni padecieron enfermedades crónicas, según un estudio realizado en casi 4 millones de personas en cuatro continentes y publicado en The Lancet. Otro estudio publicado en JAMA encontró que las personas que aumentaron más de 30 kilos entre la juventud y la mediana edad presentaban mayores tasas de cardiopatías, diabetes tipo 2 y cánceres relacionados con la obesidad.

Los autores señalaron que, si bien las personas y sus médicos a menudo restan importancia al aumento excesivo de peso en la mediana edad, éste tiene serias implicaciones para la longevidad.

Un metaanálisis de 15 estudios publicado en Medicine encontró que las fluctuaciones de peso aumentan el riesgo de mortalidad por todas las causas, lo que otorga credibilidad a la báscula como método para controlar y mantener un peso saludable.

5. Ejercitan su cerebro

Así como el peso puede empezar a causar problemas antes de la tercera edad, también pueden hacerlo problemas como la memoria, la atención y la percepción.

"Estudios longitudinales han demostrado que la mediana edad es un período crítico para el inicio de la patología de los trastornos cognitivos", escribieron los autores de una revisión sobre el envejecimiento exitoso publicada en Acta Biomedica. Señalaron que el uso frecuente de la memoria y la atención, así como la estimulación cerebral de otras maneras, podrían explicar por qué algunas personas mayores experimentan un funcionamiento cognitivo superior.

Según un estudio publicado en JAMA Neurology, quienes disfrutan de una variedad de actividades que estimulan el cerebro —leer, escribir y jugar— a lo largo de su vida pueden prevenir la aparición y la progresión de la enfermedad de Alzheimer, una de las principales causas de muerte en todo el mundo.

Tanto Bao como Wright han mantenido una vida muy activa, incluido después de dejar sus trabajos de jornada completa, y se mantienen ocupadas. Leen, juegan y ayudan a quienes lo necesitan.

Además, ambas se rodean de un círculo social positivo, otro factor que puede proteger el cerebro. Un estudio publicado en Alzheimer's Dementia reveló que quienes tenían relaciones sólidas en la mediana edad presentaban un menor riesgo de demencia en comparación con quienes tenían relaciones deficientes.

6. Ejercitan sus músculos

Aunque los centenarios no necesitan levantar pesas, si necesitan conservar la masa muscular lo que mejora la función cardíaca, la movilidad, el equilibrio, y previene la diabetes tipo 2.

Un artículo sobre las zonas azules señalaba que las personas más longevas del mundo suelen moverse por necesidad, placer y funcionalidad. Cultivan huertos, no dependen de las comodidades mecánicas y dan miles de pasos al día sin un plan formal ni llevar un registro.

Wright creció jugando baloncesto y al béisbol con sus hermanos, de adulta jugó golf con regularidad, e incluso fue vista bailando sin su andadera en la residencia de ancianos a la que se mudó hace un año después de que una infección por COVID-19 le dejara debilidad en sus piernas.

"Íbamos a bailar todo el tiempo, cada fin de semana", dijo, sonreía al recordarlo.

7. Llenan su calendario

El baile de Wright iba acompañado de mucha vida social, otro rasgo distintivo de la longevidad. Una vida social activa se situó justo después de la buena salud cuando los adultos mayores encuestados describieron lo que significa para ellos un envejecimiento exitoso. Los hallazgos se publicaron en The Gerontologist.

<em>Sue Wright, a quien le gusta la vida en comunidad, vivió de forma independiente hasta hace un año. (Amy Denney/The Epoch Times)</em>Sue Wright, a quien le gusta la vida en comunidad, vivió de forma independiente hasta hace un año. (Amy Denney/The Epoch Times)

Los adultos mayores señalaron tener amigos y familiares, sentirse apoyados, no sentirse solos, participar en actividades sociales e involucrarse con las generaciones más jóvenes.

Aunque Wright echa de menos a sus amigos del barrio, disfruta de la compañía habitual y se mantiene activa en su residencia de ancianos. "Me cae bien todo el mundo aquí. Es agradable estar rodeada de gente con la que puedo charlar", dijo. "También me gusta ayudar a los demás cuando lo necesitan".

Wright pronto se mudará a otro estado para estar cerca de su hijo y demás familiares. Sus sobrinas ya están organizando una fiesta para su centésimo cumpleaños.

8. No se obsesionan con su edad

Envejecer no es solo una celebración continua. Wright ha sufrido la pérdida dos maridos y a todos sus amigos, además de perder un hijo cuando tenía 3 años.

"Le das muchas vueltas y te preguntas por qué, pero tienes que aceptar las pérdidas y seguir adelante", dijo. "Simplemente tienes que afrontarlo e intentar no pensar en ello, porque todos tenemos que irnos".

Aceptar el envejecimiento y la muerte es fundamental para vivir una vida plena, según aproximadamente una cuarta parte de los participantes en la encuesta sobre envejecimiento exitoso. Si bien muchos afirmaron que alcanzar los 80 años o más era una meta ambiciosa, algunos señalaron la importancia de no desear volver a ser joven ni considerar el envejecimiento como un castigo.

9. Toman la vida con calma

Darle demasiadas vueltas al envejecimiento —o a cualquier otra cosa— aumenta el estrés, y el estrés está relacionado con numerosas enfermedades. La solución: encontrar regularmente maneras de relajarse tanto emocional como físicamente.

Aunque todos experimentamos estrés, las personas más longevas del mundo tienen rutinas para aliviarlo, escribieron Dan Buettner y Sam Skemp, autores del artículo sobre las zonas azules. "Los okinawenses dedican unos minutos cada día para recordar a sus ancestros; los adventistas rezan; los ikarianos toman la siesta; y los sardos disfrutan de la hora feliz".

Además de rezar, Bao dibuja y pinta colibríes y flores. Su pulso ya no es tan firme como antes, pero no le importa. No solo le alegra el ánimo, sino que también le encanta regalar sus creaciones.

"A veces la gente necesita ánimo", dijo, añadiendo que le gusta bendecir al personal del convento. "Nos cuidan muy bien y estamos muy agradecidos".

No siempre se pueden evitar las enfermedades

Las tendencias de envejecimiento han impulsado el interés y la investigación sobre los centenarios, a menudo considerados modelos de envejecimiento saludable por haber logrado retrasar a la aparición de enfermedades. Sin embargo, dentro de este grupo demográfico, algunos padecen enfermedades durante largos períodos, mientras que otros parecen evitarlas por completo.

Los investigadores clasifican a los centenarios de la siguiente manera:

- Escapadores: Alrededor del 15 por ciento no presentan signos de enfermedad a los 100 años.

- Sobrevivientes: Alrededor del 42 por ciento padecieron enfermedad antes de los 80 años.

- Retardadores: Alrededor del 43 por ciento no padecieron enfermedades relacionadas con la edad hasta los 80 a más años.

Wright padece una enfermedad renal y le cuesta beber suficiente agua. Ha perdido algo de peso y firma que, aunque le gustaría vivir hasta los 100 años, no tiene previsto someterse a diálisis si su enfermedad empeora.

Bao se mudó del ala independiente de su convento a una más cercana a la enfermería hace dos años, pero no porque esté enferma. Siendo la residente de mayor edad, Bao pensó que era lo lógico, aunque una administradora del convento afirmó que es la más sana de todas.

A pesar del rápido aumento de centenarios, alcanzar los 100 años sigue siendo raro. En Estados Unidos hay aproximadamente 2.6 por cada 10,000 habitantes, frente a los 2.1 de 2020 y los 1.42 de 1980.

"Día tras día, Jesús siempre es el mismo para mí, brindándome ayuda adicional", dijo Bao.

"Cada día al levantarme me digo: Estoy agradecida y hoy va a ser un buen día".


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