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(Ilustración The Epoch Times/Shutterstock)

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Enfermedad de Chagas: Todo lo que debe saber sobre el "chinche besucón"

Se encontró ADN del parásito en restos humanos de 1000 años de antigüedad en Texas, lo que demuestra que la enfermedad tiene una larga historia en Estados Unidos

NOTICIAS SOBRE SALUDPor Cara Michelle Miller
18 de septiembre de 2025, 2:39 p. m.
| Actualizado el18 de septiembre de 2025, 2:39 p. m.

Si la enfermedad de Chagas era algo nuevo para usted hasta los titulares recientes, no era el único. A veces llamada "enfermedad del bicho besador", está causada por el parásito Trypanosoma cruzi (T. cruzi) y se transmite por insectos que suelen picar cerca de la boca o los ojos mientras la persona duerme.

Durante años, el Chagas se consideró principalmente un problema de salud rural en América Latina, donde los techos de paja y las paredes de barro facilitan la colonización de los insectos en las viviendas. En Estados Unidos, estos insectos viven principalmente al aire libre y se alimentan sobre todo de animales salvajes. Como resultado, el parásito circula principalmente en un ciclo enzoótico, entre los insectos y la fauna silvestre pero no en los hogares. La infección en humanos es relativamente rara.

Ahora, científicos de la Universidad de Florida, la Universidad Texas A&M y otras instituciones sostienen, en una reciente perspectiva publicada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, que la enfermedad de Chagas debería reconocerse como endémica —o al menos "hipoendémica"— en algunas partes de Estados Unidos, especialmente en los estados del sur, donde los insectos, los parásitos y los animales salvajes y domésticos infectados están bien establecidos.

Sin embargo, la enfermedad siempre ha estado presente, aunque es poco frecuente, ya que la mayoría de los estadounidenses no viven en las mismas condiciones de vivienda rural que pueden provocar la infección, como ocurre con algunas personas en América Latina.

"La enfermedad de Chagas y los vectores que la transmiten —los insectos besucones— no son nuevos en el sur de Estados Unidos", explicó por correo electrónico a The Epoch Times la coautora Bonny Mayes, epidemióloga especializada en el control de zoonosis del Departamento de Servicios de Salud del Estado de Texas.

De hecho, se ha encontrado ADN de T. cruzi en restos humanos de hace 1000 años en Texas —lo que demuestra que la enfermedad tiene una larga historia en suelo estadounidense.

¿Cuál es el riesgo?

Aunque muchos insectos besucones en Estados Unidos son portadores del parásito, la infección humana a través de la transmisión local se considera poco frecuente debido a la forma en que se propaga la infección.

Los insectos se alimentan de sangre —al igual que los mosquitos o las garrapatas— pero con una diferencia clave en la forma en que propagan las enfermedades, según explicó a The Epoch Times, Sarah Hamer, coautora del artículo, veterinaria y profesora de epidemiología, de la Universidad Texas A&M.

"No es la picadura lo que es infeccioso", dijo S. Hamer, que también tiene experiencia en ecología de la vida silvestre. "Son las heces que dejan durante o después de alimentarse".

Los chinches besucones son nocturnos y se alimentan de la sangre de diversos animales, como ratas de madera, zarigüeyas, mapaches y, en ocasiones, humanos.

Estos insectos no transmiten el parásito a través de la saliva, sino que dejan excrementos cerca de la picadura y la infección solo se produce si esos excrementos entran en contacto con la piel lesionada, los ojos o las membranas mucosas.

"A diferencia de la malaria, es una vía de transmisión indirecta y relativamente ineficaz", explicó a The Epoch Times la Dra. Caryn Bern, profesora de epidemiología y bioestadística de la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Francisco, que lleva décadas estudiando la enfermedad de Chagas.

Las viviendas con ventanas selladas, mosquiteros intactos y aire acondicionado, suelen mantenerlos fuera, a diferencia de algunas viviendas rurales de América Latina, donde las paredes de barro o los techos de paja pueden permitir que los insectos se instalen en el interior.

"Por eso no vemos grandes brotes en Estados Unidos como los que se producen en algunas partes de América Latina", dijo Bern, que no participó en la perspectiva.

"Menos personas [en los Estados Unidos] están expuestas a los insectos besadores dentro de sus hogares", dijo Mayes. Como resultado, el riesgo para los seres humanos es relativamente bajo, pero no nulo.

Una enfermedad rara y poco reportada

Se estima que 300,000 personas en los Estados Unidos viven actualmente con la enfermedad de Chagas, frente a las 100,000 de décadas anteriores.

La gran mayoría, alrededor del 97 %, se infectó hace años en Latinoamérica, antes de emigrar a Estados Unidos.

Las infecciones contraídas en Estados Unidos son menos frecuentes, pero cada vez se reconocen más.

Entre 2000 y 2018, se confirmaron 29 casos y se sospecharon 47 casos contraídos localmente, la mayoría en estados como Texas, Arizona, Luisiana y California. Sin embargo, es posible que estos casos no se hayan notificado en su totalidad, ya que los síntomas iniciales suelen ser leves o inexistentes y porque el Chagas no es una enfermedad de declaración obligatoria a nivel nacional.

Si no se trata, la enfermedad puede convertirse en una infección crónica de por vida y aproximadamente una de cada tres personas acaba desarrollando complicaciones cardíacas graves.

"La enfermedad cardíaca es lo que más nos preocupa", dice Bern. "Observamos trastornos de la conducción, arritmias, insuficiencia cardíaca e incluso muerte súbita cardíaca, a menudo diagnosticada erróneamente como otra cosa".

Debido a que el Chagas sigue siendo considerado en gran medida como una enfermedad que solo afecta a las personas que viajan a América Latina, esta suposición tiende a filtrarse en la formación médica y veterinaria —lo que lleva a perder oportunidades de diagnóstico y prevención en los Estados Unidos, según explicó a The Epoch Times en un correo electrónico, Gabriel Hamer, coautor y profesor de Texas A&M, entomólogo, médico veterinario y ecólogo de vida silvestre.

Esa falta de concienciación es parte de lo que le llevó, junto con otros investigadores de la misma perspectiva, a pedir una mejor vigilancia y más investigación, no solo para comprender el verdadero alcance del problema, sino también para ayudar a detectar y tratar los casos reales.

"Sabemos que algunas zonas no tienen transmisión, mientras que otras —especialmente en la mitad sur del país— tienen el insecto, el parásito y los reservorios de fauna silvestre", dijo a The Epoch Times el Dr. Norman Beatty, también coautor y médico especialista en enfermedades infecciosas y profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Florida.

Las personas que pasan tiempo acampando, cazando, trabajando en la agricultura o viviendo en zonas rurales pueden correr el riesgo de infectarse con el Chagas.

Sin embargo, la mayoría de los estadounidenses no corren riesgo debido a su entorno y comportamiento habituales, dijo Bern.

Por ejemplo, tras el huracán Katrina, una mujer que vivía en una cabaña rústica de madera en Luisiana dio positivo en una infección crónica por Chagas. Es posible que las inundaciones llevaran insectos infectados a su hogar.

Bern también señaló que, en teoría, los cazadores podrían estar expuestos si se cortaran mientras manipulan sin guantes, animales infectados, como mapaches o zarigüeyas. Sin embargo, señaló un amplio estudio realizado en Texas en el que se examinó a casi 900 cazadores y no se encontró ninguna infección, lo que sugiere que el riesgo real sigue siendo bajo.

Los perros como centinelas de la enfermedad

Aunque los casos en humanos son poco frecuentes, los perros son mucho más vulnerables y pueden servir como centinelas de la presencia de la enfermedad.

Los perros pueden infectarse al acicalarse o al comer insectos infectados, dijeron G. y S. Hamer.

"Estamos viendo muchos perros enfermos en el sur", dijo S. Hamer.

Si su perro da positivo, significaría que existe un riesgo más amplio en su entorno —no un riesgo directo por parte del perro, sino por los insectos que el perro puede haber comido mientras estaba al aire libre", dijo G. Hamer.

Signos y síntomas

El Chagas se suele denominar una enfermedad "silenciosa" —ya que muchas personas infectadas no presentan síntomas durante años o incluso décadas. La enfermedad tiene dos fases principales, según Bern, que dirige la Red Chagas de EE. UU., un recurso que ayuda a los profesionales sanitarios a aprender a diagnosticar, controlar y tratar a los pacientes con Chagas en Estados Unidos.

Bern dice que es importante que los médicos determinen la fase y la forma de la enfermedad de Chagas:

- Fase aguda: La fase aguda se produce en los primeros uno o dos meses después de la infección. Algunas personas pueden experimentar síntomas leves como fiebre, fatiga, dolores corporales o hinchazón cerca de los ojos, pero muchas se sienten bien y nunca se dan cuenta de que fueron infectadas.

- Fase crónica: Después de la fase aguda, las personas entran en la fase crónica, que dura el resto de la vida de la persona si no se trata. Aproximadamente un tercio de las personas infectadas acaban desarrollando complicaciones graves, principalmente relacionadas con el corazón.

Diagnóstico y tratamiento

En Estados Unidos, la mayoría de las clínicas no realizan pruebas de detección rutinarias de la enfermedad de Chagas. Algunos casos se detectan de forma incidental durante donaciones de sangre, pruebas prenatales o evaluaciones cardíacas.

El diagnóstico requiere dos pruebas de anticuerpos independientes, ya que el parásito suele ser indetectable en la sangre durante la infección crónica.

"Las pruebas para detectar la enfermedad de Chagas en humanos son complejas", dijo Mayes y no todos los profesionales sanitarios tienen experiencia con esta enfermedad.

El tratamiento consiste en medicamentos antiparasitarios —benznidazol y nifurtimox— que solo están aprobados por la FDA para niños y se utilizan fuera de lo indicado en adultos. Según los datos de los ensayos, los beneficios para los niños son más evidentes y los efectos secundarios se toleran mejor, en comparación con los adultos, en los que las pruebas no son tan sólidas y los efectos secundarios son más graves.

Sin embargo, en muchos países latinoamericanos se utilizan de forma habitual en adultos, aunque alguno de ellos pueden experimentar efectos adversos como problemas gastrointestinales, neuropatía, insomnio y complicaciones más graves.

"Las decisiones sobre el tratamiento son individualizadas, especialmente en los adultos mayores", dice Beatty.

Su clínica en Florida, una de las pocas en Estados Unidos que realiza pruebas de detección activas del Chagas adquirido localmente, ya identificó varios casos de Chagas crónico importado y espera que otros proveedores sigan su ejemplo.

Todos los expertos coinciden en que la falta de concienciación sigue siendo el mayor reto.

Cómo protegerse

Si vive en zonas rurales o boscosas, o pasa tiempo acampando, cazando o trabajando al aire libre, es aconsejable tomar precauciones básicas, empezando por reconocer al insecto.

"La fase adulta es bastante grande, de unos 2.5 cm de largo y suele ser de color oscuro con marcas rojas o naranjas a los lados del abdomen", explica S. Hamer. "Son llamativos si los ves, pero la mayoría de la gente no los ve, ya que estos insectos son activos por la noche y se esconden durante el día".

Las precauciones básicas ayudan a reducir el riesgo:

- Selle las grietas y huecos de su casa.

- Utilice mosquiteros en las ventanas e instale burletes en las puertas.

- Mantenga las luces exteriores al mínimo por la noche.

- Mantenga a las mascotas en el interior después del anochecer.

- Evite que las mascotas coman insectos.

Los programas científicos comunitarios, como el Programa Científico Comunitario sobre Chinches Besucones de Texas A&M, invitan al público a enviar fotografías para ayudar a identificar los insectos y mejorar la concienciación.

"No estamos sugiriendo que la gente entre en pánico", dijo S. Hamer. "Pero sí queremos que las personas que viven en zonas donde se encuentran chinches besucones los reconozcan, comprendan los riesgos y sepan qué medidas pueden tomar para reducir el contacto".


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