Un hombre desconocido disparó contra agentes de la Patrulla Fronteriza de EE. UU. en Chicago el 8 de noviembre, lo que provocó la respuesta del Departamento de Policía de Chicago y supuso el último de una serie de incidentes violentos contra agentes federales mientras aplicaban la ley de inmigración en la ciudad santuario.
El Departamento de Seguridad Nacional emitió un comunicado en X confirmando el incidente, en el que afirmaba que el sospechoso huyó del lugar tras disparar cerca de la calle 26 y la avenida Kedzie. Se le describió conduciendo un Jeep negro y sigue prófugo.
A continuación, señalaba que "un número desconocido de agitadores también lanzó un bote de pintura y ladrillos contra los vehículos de la Patrulla Fronteriza".
"Este incidente no es aislado y refleja una tendencia creciente y peligrosa de violencia y obstrucción", afirmó el departamento. "En los últimos dos meses, hemos visto un aumento de las agresiones y la obstrucción dirigidas contra las fuerzas del orden federales durante las operaciones. Estos enfrentamientos ponen de relieve los peligros a los que se enfrentan nuestros agentes a diario y la escalada de agresividad hacia las fuerzas del orden. La violencia debe terminar".
El incidente ocurrió en el barrio mayoritariamente mexicano de Chicago llamado Little Village, como parte de la operación contra la inmigración ilegal, Midway Blitz, que atrajo a manifestantes que silbaron, tocaron el claxon y le gritaron a los agentes federales.
La policía dijo que no hubo informes de personas heridas por disparos e informó que uno de sus vehículos sufrió daños en el parabrisas y una luz trasera destrozada. Los agentes de policía de Chicago también fueron confrontados por los manifestantes.
El incidente se produce pocos días después de que la jueza federal Sara Ellis restringiera el uso de gas lacrimógeno y otras medidas antidisturbios por parte del Gobierno federal durante sus operaciones de inmigración en Chicago, alegando que los testimonios de los testigos sobre la violencia no eran creíbles.
"El gobierno quiere hacer creer a la gente que el área de Chicago está sumida en la violencia, saqueada por alborotadores y atacada por agitadores", dijo la jueza el 6 de noviembre. "Eso simplemente no es cierto".
Dictaminó que las medidas antidisturbios estarían prohibidas "a menos que dicha fuerza sea objetivamente necesaria" para prevenir "una amenaza inmediata", pero que los agentes seguirían estando obligados a emitir dos advertencias verbales antes de utilizar esas contramedidas.
Su orden también prohibía a los agentes federales utilizar la fuerza física contra los manifestantes.
El Departamento de Seguridad Nacional emitió un comunicado en el que afirmaba que el Gobierno apelaría la decisión y describía a los manifestantes como "alborotadores, pandilleros y terroristas" que suponían una amenaza para los agentes federales.
"A pesar de estos peligros reales, nuestras fuerzas del orden muestran una increíble moderación al agotar todas las opciones antes de recurrir a la fuerza", afirmó el portavoz del Departamento de Seguridad Nacional.
Joseph Lord contribuyó a este artículo.
Con información de The Associated Press.
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