La crianza de los hijos ha pasado de un control estricto a un empoderamiento permisivo en las últimas generaciones, y el autor Joe Newman ha intervenido para trazar un camino más estable que respete tanto la autoridad de los adultos como la autonomía de los niños.
En su libro autoeditado, "Raising Lions: The Art of Compassionate Discipline" (Criando leones: el arte de la disciplina compasiva), Newman describe cómo la cultura moderna, en su esfuerzo por fomentar la independencia y la conciencia emocional, ha debilitado la autoridad parental y ha envalentonado a los niños de carácter fuerte.
Basándose en sus muchos años de experiencia trabajando con niños a menudo considerados problemáticos, Newman escribió que la mayoría de los comportamientos problemáticos de los jóvenes pueden revertirse cambiando la forma de actuar de los adultos que los rodean.
Según Newman, cuando los adultos recuperan la autoridad sin moralizar, los niños prosperan. Cuando los jóvenes enérgicos —a los que él ve como "leones"— son guiados con confianza y estructura, respetando también su independencia, desarrollan la autorregulación necesaria para su bienestar psicológico.
Éxito popular
"Criando leones" comenzó como un proyecto autoeditado. Al principio, Newman vendió solo unos cientos de ejemplares, pero los profesores pronto fueron testigos del poder de su sabiduría práctica en sus aulas y comenzaron a recomendarlo a sus compañeros y a los padres.Más escuelas invitaron a Newman a formar a su personal, y su pequeña publicación independiente se ha convertido en un movimiento entre educadores y familias.
La investigación del proyecto citó un estudio de 2018 de la Universidad de California, Santa Bárbara, que encontró una reducción de casi el 50 % en los comportamientos ajenos a la tarea en las aulas que utilizaban su método.
Las experiencias personales de Newman añaden una perspectiva única a sus ideas. De niño, le diagnosticaron trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), le recetaron Ritalin y a menudo le recordaban que su comportamiento era defectuoso.
Durante muchos años, llevó esa etiqueta, sin saber cómo separar su energía de las críticas que la acompañaban.
De adulto, Newman comenzó a trabajar con niños cuyos retos le recordaban a los suyos. En ese proceso, se dio cuenta de que la misma intensidad que antes consideraba un problema podía convertirse en una fortaleza si se guiaba con firmeza y compasión.
Según Newman, los niños ponen a prueba los límites para dar sentido a su entorno, y los adultos que responden con estructura, coherencia y calma crean la estabilidad que los niños necesitan para desarrollar el autocontrol.
Reformular el mal comportamiento
Una de las partes más distintivas de su método es el proceso no punitivo de "tomarse un descanso", desarrollado mientras trabajaba con niños emocionalmente volátiles e impulsivos en un campamento de verano en Pensilvania.Creó un sistema que permitía a los niños que se portaban mal hacer una pausa, resetearse y volver a unirse al grupo sin ningún tipo de vergüenza o regaño.
Cuando un niño se comportaba mal, él simplemente le decía: "Necesito que te tomes un descanso". No le daba sermones, no le repetía su mal comportamiento ni le daba lecciones de moral.
Si la resistencia persistía, prolongaba tranquilamente el descanso o lo reubicaba brevemente, manteniendo un tono neutral. Con el tiempo, los niños aprendieron a controlarse sin rebelarse ni resentirse.
Cuando era adolescente, Newman solía discutir con su padre por pequeñas tareas, como sacar la basura. Los repetidos recordatorios de su padre, que tenían la intención de ayudar, provocaban en cambio rebeldía. Cada nuevo recordatorio lo hacía sentir incapaz, como si las palabras de su padre lo privaran de la oportunidad de actuar por sí mismo.
Según Newman, moralizar, incluso con buena intención, puede socavar el sentido de autonomía de un niño de carácter fuerte y alimentar comportamientos rebeldes.
Los profesores que aplicaron su enfoque informaron que, cuando los recordatorios verbales se sustituyeron por acciones tranquilas y coherentes, los alumnos se concentraron más y reaccionaron menos.
En las aulas y los hogares que describe Newman, los adultos guían a los niños mediante límites firmes y acciones claras, en lugar de discusiones, y los niños aprenden que la libertad necesita orientación y desarrollan la autorregulación y el sentido de la responsabilidad.
El enfoque de Newman demuestra que la disciplina puede ser firme sin ser punitiva, clara sin ser controladora y empática sin perder la estructura.
















