A medida que el aire se vuelve más fresco y los colores se intensifican, las calabazas de invierno cobran protagonismo, desde los puestos de los mercados hasta los escaparates de las tiendas. Cultivadas desde hace mucho tiempo en América por sus propiedades nutritivas y curativas naturales, estas delicias otoñales ofrecen mucho más que un alimento reconfortante. Sus vivos colores capturan el espíritu de la temporada y dan una pista de los potentes nutrientes que contienen, que favorecen una piel sana y resistente.
Nutrientes coloridos que cuidan la piel
Las calabazas naranjas son ricas en antioxidantes, como el betacaroteno y los carotenoides, nutrientes que desempeñan un papel clave en la protección y renovación de la piel.La calabaza amarilla es una buena fuente de potasio, magnesio y fibra, que favorecen indirectamente la salud de la piel al garantizar procesos corporales como la hidratación y la función celular.
Las variedades verdes de calabaza ofrecen una gama de vitaminas y minerales esenciales. La vitamina A ayuda a la renovación celular, mientras que la vitamina C contribuye a la producción de colágeno, un componente necesario para mantener el aspecto y la salud de la piel. Las vitaminas B, D y E desempeñan un papel crucial en el mantenimiento de la hidratación y el tono, así como en la protección de la piel.
La calabaza de invierno es increíblemente versátil. Aunque la mayoría de las personas se benefician de comer su pulpa, también se puede transformar en una nutritiva mascarilla facial o en un suave hidratante para las manos que aporta vitaminas y antioxidantes rejuvenecedores directamente a la piel, un remedio perfecto para los meses secos y fríos que se avecinan.
La calabaza de invierno para el cuidado de la piel
La calabaza de invierno está repleta de nutrientes que ayudan a mantener la piel suave, tersa y resistente. Tanto sus semillas como su pulpa contienen ácidos grasos omega, carotenoides y vitamina E, compuestos naturales que nutren y reparan la piel, al tiempo que la ayudan a defenderse de los factores de estrés diarios, como la luz solar, la contaminación y los radicales libres, moléculas inestables que pueden dañar las células de la piel con el tiempo.Los antioxidantes como el betacaroteno ayudan a combatir los radicales libres, protegen la piel del daño ultravioleta, favorecen la renovación celular y previenen el envejecimiento prematuro. El cuerpo también convierte el betacaroteno en vitamina A, un nutriente clave para mantener una piel suave y radiante.
Las vitaminas como la A, la C y la B6 ayudan a calmar e hidratar la piel, mientras que los minerales como el potasio y la vitamina E contribuyen a la cicatrización de las heridas y a la retención de la humedad. Juntos, hacen de la calabaza de invierno un aliado natural y calmante para la piel seca o sensible.
Convierta la calabaza de invierno en una mascarilla nutritiva para la piel
Aunque son suaves, las mascarillas para la piel son tratamientos concentrados diseñados para tratar problemas específicos del cuidado de la piel.Las investigaciones sugieren que las calabazas muy maduras y de color intenso, en particular las variedades de calabazas y calabazas de invierno de tonos rojos y naranjas, contienen niveles más altos de betacaroteno, lo que las hace ideales para esta receta. Una de mis variedades favoritas es la calabaza Hokkaido, también conocida como Red Kuri. Cuando compres calabazas para comer o para tratamientos de cuidado de la piel, elige frutas maduras y orgánicas de una fuente confiable.
Mascarilla calmante para la piel
Utilice esta mascarilla en el rostro, el cuello o las manos para dejarlos suaves, hidratados y frescos.El ácido láctico de la leche añade un suave efecto exfoliante a esta receta, ayudando a eliminar las células muertas de la piel y a abrir los poros para que penetren los nutrientes de la mascarilla. La miel aporta una hidratación adicional y ofrece suaves beneficios antibacterianos.
Ingredientes:
- 1/3 de taza de pulpa de calabaza o calabacín
- 1/4 de cucharadita de leche entera o crema espesa
- 1/2 cucharadita de miel cruda
Instrucciones:
1. Utilice solo la pulpa de la calabaza o el calabacín.
2. Cocine la calabaza o el calabacín hasta que estén blandos y luego hágalos puré.
3. Añada la leche y la miel y mezcle bien.
Aplicación:
1. Aplique la mascarilla de manera uniforme sobre la piel y deje que penetre durante 10 a 15 minutos.
2. Retírela con una toalla y abundante agua tibia.
3. Guarde cualquier resto de mascarilla de calabaza en un recipiente hermético y sellado en el refrigerador durante un máximo de una semana.
4. Antes de reutilizarla, deje que la mezcla alcance la temperatura ambiente o caliente suavemente una pequeña cantidad en la estufa. Pruebe la temperatura antes de aplicarla en la piel sensible del rostro o el cuello.
5. Si es propenso a las alergias alimentarias o a la sensibilidad cutánea, pruebe una pequeña cantidad de la mascarilla en la parte inferior de la muñeca antes de usarla.
















