Un cohete ruso puso en órbita un satélite de telecomunicaciones iraní, el quinto lanzamiento de este tipo desde 2022.
El cohete Soyuz, diseñado durante la Guerra Fría, puso en órbita el satélite iraní Nahid-2 el 25 de julio desde una plataforma de lanzamiento comercial en el Cosmódromo de Vostochny, en la provincia oriental rusa de Amur.
El cohete también colocó 19 satélites rusos de diversos tipos en sus órbitas designadas.
El Nahid-2 se construyó en Irán y está diseñado para proporcionar servicios de telecomunicaciones a Teherán durante los próximos dos años. Su lanzamiento desde Rusia se produce tras el de los satélites Kowsar y Hodhod en noviembre de 2024, los primeros satélites iraníes lanzados por el sector privado ruso.
Estos lanzamientos exitosos también siguen a una serie de cinco lanzamientos fallidos consecutivos del programa espacial civil iraní en los últimos años. Esto podría indicar un papel cada vez mayor de la corporación estatal rusa Roscosmos, que opera el Cosmódromo Vostochny, en futuros lanzamientos iraníes.
Otro programa espacial iraní, controlado por el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (GCR), un grupo terrorista, realizó lanzamientos exitosos desde una base militar durante ese mismo período, pero dicha instalación parece haber sido bombardeada por Israel a finales del año pasado.
En enero, Teherán y Moscú firmaron un tratado de asociación estratégica integral de 20 años de duración, en el que ambas naciones se comprometieron a profundizar su cooperación en una amplia gama de temas, como el desarrollo de tecnología militar, la energía nuclear y nuevas iniciativas comerciales.
Con ese fin, la noticia del lanzamiento se conoció mientras diplomáticos iraníes y europeos se preparaban para reunirse en Estambul el viernes con la esperanza de poner fin al estancamiento en torno al programa nuclear de Teherán. Las naciones europeas amenazaron con reimponer sanciones a Irán si la potencia islamista no readmite a los inspectores nucleares internacionales en el país.
La alianza ruso-iraní también establece que ambas naciones trabajarán juntas contra amenazas militares compartidas y sienta las bases para futuros ejercicios militares conjuntos.
Los líderes de Moscú dedicaron los últimos años a colaborar con potencias autoritarias, como China, Irán y Corea del Norte, para fomentar acuerdos de armas en apoyo de su guerra en Ucrania y crear cadenas de suministro alternativas que alivien la carga económica de las sanciones internacionales impuestas en respuesta a la guerra.
Además de la alianza estratégica de Moscú con Teherán, ambas potencias también han buscado establecer una sólida alianza militar en los últimos años, mediante la cual Rusia ha proporcionado a Irán aviones de combate y otras tecnologías a cambio de drones y municiones.
Con información deAssociated Press y Reuters.
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