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(Heroartman/Shutterstock)

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Cómo los microbios intestinales aumentan el riesgo de cáncer y qué puede hacer para recuperar el equilibrio

Empiece a cuidar su salud intestinal comiendo alimentos ricos en nutrientes, evitando los productos químicos y aditivos nocivos y reconsiderando el uso de medicamentos.

SALUD INTESTINAL

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26 de octubre de 2025, 9:27 p. m.
| Actualizado el26 de octubre de 2025, 9:36 p. m.

Cuando Linda, de 52 años, entró en la menopausia, esperaba sufrir calores y trastornos del sueño, pero no una hinchazón persistente, fatiga y la sensación de que algo más profundo no funcionaba bien en su cuerpo. Un análisis del microbioma intestinal reveló un problema más: un crecimiento excesivo de bacterias nocivas en su intestino delgado.

"Esto es algo que vemos cada vez más", dijo el Dr. William Davis, cardiólogo y autor de "Super Gut". "A medida que las mujeres envejecen, especialmente durante y después de la menopausia, el microbioma suele sufrir cambios perjudiciales. Ese cambio puede tener profundas implicaciones para la inflamación, el metabolismo hormonal e incluso el riesgo de cáncer".

La microbiota intestinal: un ecosistema oculto con un papel importante

El intestino alberga billones de microbios (bacterias, hongos y otros organismos) que desempeñan un papel fundamental en la digestión, la absorción de nutrientes, la función inmunitaria y el mantenimiento de una barrera intestinal saludable.

Sin embargo, con el tiempo, los estilos de vida modernos van deteriorando este delicado ecosistema. Los alimentos procesados, los conservantes, el agua clorada, los emulsionantes, los antibióticos, el glifosato y el estrés pueden erosionar gradualmente la diversidad microbiana.

Uno de los cambios más notables es la proliferación de proteobacterias, organismos asociados con la contaminación fecal y la inflamación. "Yo lo llamo 'la fecalización de Estados Unidos'", dijo Davis. "Estamos viendo cómo microbios que pertenecen al colon invaden el intestino delgado, donde no deberían estar".

Esta invasión, conocida como sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO), está muy extendida. Está relacionada con la inflamación crónica de bajo grado, y cada vez hay más pruebas que sugieren que puede aumentar el riesgo de ciertos tipos de cáncer.

Cómo influyen los microbios intestinales en el riesgo de cáncer

"El riesgo de cáncer no solo tiene que ver con los genes", dice Davis. "También tiene que ver con los microbios que viven dentro de nosotros".

El intestino delgado está diseñado para absorber nutrientes. Cuando los microbios fecales crecen en exceso en esta región, mueren rápidamente y liberan endotoxinas en el torrente sanguíneo, un proceso denominado endotoxemia.

"La endotoxemia es como encender un fuego de combustión lenta dentro del cuerpo", dijo Davis. "Provoca inflamación, acelera el envejecimiento, altera el metabolismo y aumenta el riesgo de cáncer".

Las investigaciones muestran que las mujeres con cáncer de mama suelen tener un crecimiento excesivo de bacterias fecales en el intestino, niveles más altos de endotoxinas circulantes y microbios intestinales que metabolizan el estrógeno de forma perjudicial.

Esta combinación de inflamación y alteración del metabolismo hormonal crea un entorno interno que puede favorecer el crecimiento tumoral. "Estos microbios pueden transformar el estrógeno en formas más cancerígenas", dijo Davis. "Ese es un factor de riesgo real para el cáncer de mama". El estrógeno puede actuar como estimulante del crecimiento porque se une a los receptores de las células cancerosas de la mama, lo que hace que se multipliquen.

La conexión entre el estrógeno y el microbioma

Después de la menopausia, aunque los niveles de estrógeno del cuerpo disminuyen de forma natural, ciertos microbios intestinales nocivos siguen siendo importantes porque producen una enzima llamada beta-glucuronidasa, que reactiva el estrógeno para que pueda seguir estimulando el crecimiento del cáncer.

"Una alteración del microbioma no solo refleja tu salud, sino que la moldea activamente", señaló Davis. "Cuando los microbios desconjugan el estrógeno, lo convierten en formas más propensas a provocar cáncer de mama".

Esta es una de las razones por las que el riesgo de cáncer de mama aumenta considerablemente después de la menopausia. El problema no es solo la disminución de los niveles hormonales, sino cómo el cuerpo metaboliza esas hormonas.

Aunque el cáncer de mama es el ejemplo más claro, la conexión entre la disbiosis intestinal y el cáncer va más allá de la mama:

- Cáncer colorrectal: Ciertos microbios orales, como el Fusobacterium nucleatum, pueden viajar al colon, donde promueven el crecimiento tumoral.

- Cánceres de endometrio y útero: La alteración del metabolismo del estrógeno puede influir en los tejidos sensibles a las hormonas.

- Inflamación sistémica: La endotoxemia puede crear un entorno interno que favorezca el desarrollo de tumores en otros órganos.

Por qué la vida moderna daña el intestino

Si bien los avances de la sociedad moderna ofrecen comodidad y conveniencia, también han introducido inadvertidamente factores dietéticos y ambientales que promueven las bacterias dañinas y alteran la salud intestinal.

Dietas procesadas

Los alimentos ultraprocesados (galletas, patatas fritas, refrescos, comidas congeladas) suelen contener emulsionantes como el polisorbato 80 y la carboximetilcelulosa. Según Davis, estos compuestos adelgazan la capa mucosa protectora del intestino y alteran la microbiota hacia bacterias nocivas.

Muchos productos también contienen conservantes como el butilhidroxitolueno o BHT, el butilhidroxianisol o BHA y el benzoato de sodio. Estos pueden mantener los alimentos frescos, pero también actúan como antimicrobianos en el intestino, dañando las bacterias beneficiosas.

"Desgraciadamente, la dieta estadounidense se ha inclinado hacia los alimentos ultraprocesados", dijo Davis. Entre 2021 y 2023, los estadounidenses consumieron aproximadamente el 55 % de las calorías diarias procedentes de alimentos ultraprocesados, con índices aún más altos entre los jóvenes.

Toxinas y productos farmacéuticos

Las sustancias perfluoroalquílicas y polifluoroalquílicas, o PFAS, los llamados "químicos eternos" que se encuentran en los utensilios de cocina antiadherentes y los productos impermeables, persisten en el organismo y alteran el equilibrio hormonal.

El glifosato, el ingrediente activo del herbicida Roundup, actúa como un antibiótico, matando las bacterias beneficiosas y dejando intactas las dañinas. Las pruebas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades muestran que más del 80 % de los estadounidenses tienen residuos de glifosato en la orina.

Los medicamentos comunes para bloquear el ácido estomacal, como los bloqueadores H2 y los inhibidores de la bomba de protones, pueden permitir que las bacterias orales migren hacia abajo, colonizando el estómago y el intestino delgado. "La boca es la segunda parte del cuerpo, después del colon, con mayor densidad de microbios", dijo Davis.

Restablecer el equilibrio: una estrategia de prevención centrada en el intestino

Mientras que la prevención convencional del cáncer se centra en la detección y el tratamiento, Davis dice que la salud intestinal es una herramienta poderosa e infrautilizada para la prevención.

1. Reintroducir bacterias beneficiosas

Los microbios beneficiosos, como Lactobacillus reuteri y Lactobacillus gasseri, se encuentran de forma natural en el intestino humano, pero también se pueden reponer a través de alimentos específicos, suplementos y formulaciones probióticas. Estas cepas se incluyen a menudo en cápsulas o polvos probióticos específicos, y se pueden encontrar en pequeñas cantidades en alimentos fermentados como el yogur, el kéfir, el chucrut y ciertos productos lácteos cultivados.

Estos probióticos pueden colonizar el intestino delgado y ayudar a suprimir las bacterias dañinas. "Cuando reintroducimos estos microbios, no solo mejoramos la digestión", dice Davis. "Reducimos la inflamación y restauramos el procesamiento saludable del estrógeno".

2. Alimentar a los microbios buenos

Las fibras prebióticas como la inulina, los fructooligosacáridos, los galactooligosacáridos y la pectina nutren a los microbios beneficiosos y fortalecen la barrera intestinal.

3. Reducir los disruptores del microbioma

Eliminar los conservantes, los emulsionantes, los alimentos ultraprocesados y las toxinas ambientales, como el glifosato, puede dar al ecosistema intestinal espacio para recuperarse. "Estas exposiciones modernas desmantelaron lentamente nuestro ecosistema interno", dice Davis. "Limpiarlos es un paso crucial".

4. Fortalecer la barrera intestinal

Una capa mucosa sana protege contra la endotoxemia. El ácido hialurónico, que se encuentra en la piel y las vísceras de los animales, o que se toma como suplemento, puede ayudar a restaurar esta barrera, junto con microbios beneficiosos como Akkermansia muciniphila.

Primeros pasos prácticos

Hay varias medidas que se pueden tomar para reconstruir el microbioma y reforzar su barrera protectora:

- Llevar una dieta variada y rica en fibra, con un mínimo de procesamiento.

- Incluir alimentos fermentados o cepas probióticas específicas. Se demostró que Lactobacillus gasseri alivia los calores y los sudores nocturnos, síntomas comunes de la menopausia.

- Preparar "yogur SIBO" en casa con lácteos enteros o leche de coco para potenciar las bacterias beneficiosas. Davis señaló que, según su experiencia clínica, el uso diario puede resolver el SIBO en hasta el 90 % de los casos en cuatro semanas.

- Refuerce la barrera intestinal con ácido hialurónico, alimentos ricos en colágeno, como caldo de huesos, carnes cocinadas a fuego lento, médula ósea o suplementos.

- Mantenga una buena salud bucal para evitar que las bacterias dañinas migren al intestino.

- Evite los antibióticos innecesarios y los aditivos que alteran la microbiota.

"Son medidas prácticas y asequibles que cualquiera puede tomar", dice Davis. "No se necesita receta médica para proteger la microbiota".

Una nueva perspectiva sobre la prevención del cáncer

La oncología convencional suele intervenir después de que se desarrolla el cáncer. Davis argumentó que abordar la disbiosis intestinal de forma temprana puede ser una forma eficaz de prevención.

"Si lo único que hacemos es esperar a que aparezca el cáncer y luego tratarlo con cirugía, radiación o quimioterapia, ya hemos perdido la mitad de la batalla", dijo. "El microbioma es la pieza que falta en la prevención del cáncer".

También hizo hincapié en la conexión entre la salud bucal y el cáncer. Los patógenos bucales, como el Fusobacterium, pueden migrar al intestino y contribuir a la inflamación. "Tenemos que dejar de pensar en el cuerpo como un conjunto de partes aisladas", añadió. "La boca, el intestino, las hormonas y el sistema inmunitario están todos conectados".

Para Linda, recuperar la salud intestinal supuso una transformación. Su hinchazón disminuyó, recuperó la energía y sus marcadores inflamatorios mejoraron.

"El intestino no solo se encarga de la digestión", dijo Davis. "Es la primera línea de defensa. Cuando lo cuidas, también puedes estar protegiéndote contra el cáncer".


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