Un exagente de la DEA y su socio de Florida fueron detenidos la semana pasada en Nueva York y acusados de conspirar para ayudar al Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) mediante el lavado de dinero y la facilitación del tráfico de cocaína.
Paul Campo, de 61 años, de Oakton (Virginia), y Robert Sensi, de 75 años, de Boca Ratón (Florida), se enfrentan a cargos de conspiración para cometer narcoterrorismo, conspiración para distribuir cocaína, proporcionar apoyo material al CJNG, —designado como organización terrorista extranjera— y conspiración para blanquear dinero según informó el Departamentom de Justicia en un comunicado.
Los dos hombres conspiraron para ayudar al CJNG, "uno de los cárteles mexicanos más notorios, responsable de innumerables muertes por violencia y tráfico de drogas en Estados Unidos y México", según declaró el fiscal federal Jay Clayton, del Distrito Sur de Nueva York.
Según la acusación formal, esta organización criminal transnacional con sede en México está dirigida por Nemesio Rubén "El Mencho" Oseguera-Cervantes.
El grupo controla una parte significativa del tráfico ilegal de drogas, introduciendo cocaína, metanfetamina, fentanilo y otras drogas en Estados Unidos, según los fiscales. En febrero, la Administración Trump lo designó organización terrorista extranjera en virtud de la Ley de Inmigración y Nacionalidad.
Los fiscales alegan que Campo y Sensi lavaron cientos de miles de dólares que creían que eran ganancias del CJNG, al tiempo que acordaban lavar millones más y facilitar el tráfico de cocaína en la ciudad de Nueva York.
"Al participar en este plan, Campo traicionó la misión que se le había encomendado durante sus 25 años de carrera en la DEA", dijo Clayton. "El CJNG es una organización criminal violenta y corrupta que los neoyorquinos quieren desmantelar".
Campo trabajó para la DEA durante unos 25 años, comenzando como agente especial en Nueva York y ascendiendo hasta llegar a subdirector de la Oficina de Operaciones Financieras, según la declaración. Se jubiló en 2016.
A finales de 2024, Sensi se reunió con una fuente confidencial que colaboraba con las fuerzas del orden y se hacía pasar por miembro del CJNG. Sensi supuestamente dijo que tenía un contacto que anteriormente estaba a cargo de las operaciones financieras de la DEA y que podía ayudar a lavar dinero procedente del narcotráfico y a obtener información de la agencia sobre informantes e investigaciones.
Campo y Sensi se reunieron más tarde con la fuente y, supuestamente, acordaron lavar fondos mediante el intercambio de efectivo por criptomonedas e inversiones inmobiliarias. Los fiscales alegaron que ofrecieron asesoramiento sobre la fabricación de fentanilo y hablaron de la compra de drones comerciales, así como de armas militares, incluidos rifles, lanzagranadas y granadas propulsadas por cohetes para el cártel.
Según la declaración, la pareja citaba con frecuencia el pasado de Campo en las fuerzas del orden en investigaciones financieras y operaciones del cártel.
En una conversación, la fuente le dijo a Campo que los drones se utilizaban para transportar explosivos, y comentó: "Lo que hacemos con los drones es poner explosivos y enviarlos allí, y ¡bum!".
En otra ocasión, la fuente preguntó a Sensi sobre la capacidad de un dron para transportar explosivos C-4, y Sensi supuestamente respondió que podía transportar unos 6 kilogramos, suficientes para "volar todo el [expletivo]... No quiero decirlo".
Al parecer, ambos acordaron lavar 12 millones de dólares de las supuestas ganancias del CJNG por el tráfico de drogas, convirtieron unos 750,000 dólares en efectivo a criptomonedas y acordaron el pago de 220 kilogramos de cocaína por valor de unos 5 millones de dólares con la expectativa de obtener beneficios.
Sensi y Campo no respondieron a la solicitud de comentarios. La abogada de Sensi, Amanda Kramer, había dicho que Sensi debería quedar en libertad mientras espera el juicio, argumentando que sus múltiples problemas de salud le impedirían huir.
El abogado de Campo, Mark Gombiner, describió la acusación como "algo sensacionalista y algo incoherente" y dijo que ni Campo ni Sensi habían acordado buscar armas para el cártel.
Ambos abogados se declararon inocentes en nombre de sus clientes. El juez ordenó que permanecieran detenidos sin fianza.
El administrador de la DEA, Terrance C. Cole, dijo que la acusación envía el mensaje de que quienes traicionan la confianza del público enfrentarán consecuencias.
"La conducta alegada ocurrió después de que [Campo] dejara la DEA y no estaba relacionada con sus funciones oficiales aquí, pero cualquier exagente que decida participar en actividades delictivas deshonra a los hombres y mujeres que sirven con integridad y socava la confianza del público en las fuerzas del orden", dijo Cole.
El cargo de conspiración por narcoterrorismo conlleva una pena mínima obligatoria de 20 años y hasta cadena perpetua. El cargo de conspiración por tráfico de cocaína conlleva una pena mínima de 10 años y una pena máxima de cadena perpetua, mientras que el cargo de apoyo material a un grupo terrorista conlleva una pena máxima de 20 años, la misma que el cargo de conspiración por lavado de dinero.
