Las autoridades de la Unión Europea dijeron que se espera que una nueva variante de COVID-19 se propague por toda la UE en las próximas semanas.
La variante, NB.1.8.1, se propagó por China continental a principios de este año y ahora llegó a Estados Unidos, donde representa más de un tercio de todos los casos de COVID-19, según una actualización de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades publicada el 13 de junio.
Sin embargo, funcionarios del Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) dijeron que "no se espera que la variante suponga un mayor riesgo para la salud pública en comparación con otras variantes del SARS-CoV-2 descendientes de ómicron que circulan recientemente".
"Actualmente no se dispone de estudios clínicos sobre la eficacia de las vacunas contra COVID-19 para la NB.1.8.1, pero no se prevé que tenga un impacto significativo en la eficacia de las vacunas contra la enfermedad grave, basándose en su perfil de mutación y en los primeros estudios de laboratorio", declaró el organismo sanitario de la UE el 13 de junio. "La NB.1.8.1 circula actualmente en proporciones bajas en la UE/EEE, pero se espera que aumente en las próximas semanas", añadió la declaración, refiriéndose al Espacio Económico Europeo.
También señaló que en las últimas semanas se observó un "lento aumento" del virus que causa COVID-19 en la UE o el EEE, pero que "los niveles siguen siendo bajos y no se observo hasta ahora ningún impacto significativo en la atención secundaria ni en el número de muertes".
Entre el 25 de mayo y el 7 de junio en Estados Unidos, la variante NB.1.8.1 fue la segunda cepa más prevalente, solo un punto porcentual por detrás de la cepa LP.8.1, según una actualización de los CDC publicada el 13 de junio. Una actualización anterior de los CDC indicaba que, a finales de mayo, la variante NB.1.8.1 no se estaba rastreando en el país.
Un mapa publicado por la Iniciativa Global para el Intercambio de Datos sobre la Gripe (GISAID) muestra que la variante se detectó en Hawái, California, el estado de Washington, Arizona, Colorado, Illinois, Ohio, Virginia, Maryland, Nueva Jersey, Nueva York, Vermont, Rhode Island y Massachusetts.
El mes pasado, la Organización Mundial de la Salud consideró la NB.1.8.1 una "variante bajo vigilancia" debido a su rápida propagación en varias regiones, concretamente en algunas partes de Asia. Sin embargo, señaló que la variante no parece causar una enfermedad más grave.
La variante parece ser la responsable de la mayoría de los casos de COVID-19 en China, ya que los casos del virus aumentaron un 160 por ciento el mes pasado, según datos publicados por Beijing, aunque fuera de China, los expertos cuestionaron la exactitud de los datos publicados por el régimen chino sobre las infecciones por COVID-19.
Tang Jingyuan, médico y comentarista de actualidad afincado en Estados Unidos, dijo a NTD, medio de comunicación asociado a The Epoch Times, a principios de este mes que es probable que los funcionarios del régimen estén restando importancia al impacto de la última variante de COVID-19.
"Creo que su propósito al decirlo es evitar el pánico entre la población ante la posibilidad de que se produzca un brote a mayor escala este verano", afirmó Tang. "Esta ola epidémica aún se está desarrollando y nos resulta difícil llegar a la conclusión de que ya alcanzo su punto álgido".
Mientras tanto, médicos en China declararon a los medios de comunicación que uno de los nuevos síntomas relacionados con la variante que se informó hasta ahora es un dolor de garganta agudo, además de los síntomas típicos de COVID-19, como fiebre y tos.
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