WASHINGTON — Las recientes declaraciones del presidente Donald Trump dirigidas a China y sus aliados marcan un notable cambio de tono. Tras meses evitando criticar directamente al líder del Partido Comunista Chino, Xi Jinping, Trump ya no se anda con rodeos.
El cambio ha suscitado dudas sobre si Trump está dando señales de un nuevo enfoque para gestionar al principal rival de Estados Unidos.
El 5 de septiembre, Trump apuntó contra India y Rusia en una publicación en Truth Social, expresando su frustración por su estrecha alineación con Beijing.
"Parece que hemos perdido a la India y a Rusia en favor de la más profunda y oscura China", dijo Trump. "¡Que tengan un futuro largo y próspero juntos! Presidente Donald J. Trump".
Un día antes, Trump instó a los líderes europeos a dejar de comprar petróleo ruso y a aumentar la presión económica sobre China, acusando a Beijing de ayudar a Moscú en su esfuerzo bélico.
Trump ha criticado repetidamente tanto a China como a la India por comprar petróleo ruso sancionado. Recientemente impuso aranceles del 50 % a las importaciones indias y no ha mostrado ninguna intención de dar marcha atrás, a pesar del diálogo en curso con Nueva Delhi.
Adam Savit, director de la Iniciativa de Política China del America First Policy Institute, declaró a The Epoch Times que la postura más dura de Trump supone una ruptura con el enfoque más suave de los últimos meses, cuando la Administración estaba llevando a cabo negociaciones comerciales con Beijing. Aun así, Savit cree que la retórica más aguda refleja más el estilo de negociación de Trump que un cambio sustantivo de política en esta etapa.
Señaló que las últimas críticas de Trump se dirigían principalmente a la India, lo que refleja la frustración por los crecientes lazos de este país con China.
La India, que tradicionalmente se ha enfrentado a Beijing debido a las continuas disputas fronterizas y tensiones económicas, también forma parte del Quad, una alianza de seguridad con Estados Unidos, Japón y Australia destinada a contrarrestar la influencia china en el Indo-Pacífico. Savit advirtió que, si Nueva Delhi se inclina aún más hacia Beijing, podría suponer una expansión significativa de la influencia de China dentro del bloque BRICS, que incluye a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
Eje China-Rusia
Durante una entrevista radiofónica con Scott Jennings el 2 de septiembre, Trump restó importancia a las preocupaciones sobre la formación de un eje China-Rusia contra Estados Unidos."No me preocupa en absoluto", dijo Trump. "Tenemos, con diferencia, el ejército más fuerte del mundo y nunca lo utilizarían contra nosotros, créanme. Sería lo peor que podrían hacer".
Ese mismo día, dijo a los periodistas en el Despacho Oval que Xi se vería finalmente obligado a hacer concesiones, en referencia a las negociaciones comerciales en curso.
"China nos necesita mucho más de lo que nosotros a ellos", afirmó Trump.
Más tarde ese mismo día, acusó a Xi, junto con Vladimir Putin de Rusia y Kim Jong Un de Corea del Norte, de conspirar contra Estados Unidos mientras se reunían para un desfile militar en Beijing con motivo del aniversario de la derrota de Japón por parte de China en la Segunda Guerra Mundial.
"Por favor, transmita mis más cordiales saludos a Vladimir Putin y Kim Jong Un, ya que están conspirando contra los Estados Unidos de América", escribió Trump en un mensaje a Xi en Truth Social.
Presionado por los periodistas para que aclarara sus declaraciones, Trump restó importancia a la reunión de los tres líderes, pero sugirió que reevaluaría sus relaciones con Washington en las próximas semanas.
"Entendí la razón por la que lo hacían, y esperaban que yo lo viera, y lo vi", dijo Trump a los periodistas el 3 de septiembre, refiriéndose al desfile militar. "Mi relación con todos ellos es muy buena. Vamos a descubrir lo buena que es durante la próxima semana o las dos próximas semanas".
En los meses previos a su cambio de tono en los mensajes, Trump solía destacar su buena relación con Xi y daba señales de que tenía planes de reunirse con el líder chino este año, sin críticas directas.
Según Michael Walsh, investigador senior no residente del Instituto de Investigación de Política Exterior, Trump tiene un historial de declaraciones que parecen contradictorias, lo que dificulta determinar si sus recientes comentarios indican un cambio en su enfoque hacia China.
"Parte de ello podría deberse a su estilo de negociación", declaró a The Epoch Times, señalando que las negociaciones comerciales podrían haber requerido un tono más diplomático, mientras que sus últimas declaraciones podrían ser "un reflejo de sus verdaderas creencias" sobre China.
El 25 de agosto, Trump también dijo que Estados Unidos tenía "cartas mucho más grandes y mejores" que China durante una reunión con el presidente surcoreano Lee Jae Myung.
Su comentario mostró su continua frustración por las negociaciones comerciales, en particular por la decisión de Beijing de ralentizar los envíos de minerales de tierras raras como medida de presión contra Washington.
"No quiero jugar esas cartas", dijo Trump. "Si lo hiciera, eso destruiría a China".
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