Al menos 60 personas murieron en las devastadoras inundaciones que azotaron el norte de China en los últimos días y más de la mitad de las víctimas se registraron en un centro de atención a personas mayores en Beijing, según informaron las autoridades el jueves.
El desastre forma parte de una ola más amplia de lluvias torrenciales que afectan la capital y las provincias cercanas, lo que llevó a las autoridades chinas a reconocer públicamente su responsabilidad, algo poco habitual.
Según las autoridades municipales de Beijing, 44 personas murieron en toda la ciudad a causa de las inundaciones, incluidas 31 en el centro de ancianos Taishitun Town Elderly Care Center, en el distrito de Miyun.
El número real de muertes por este tipo de sucesos podría ser mucho mayor, ya que es sabido que el régimen chino suele ocultar o alterar la información.
El centro de cuidados tenía un total de 77 personas en su interior, entre ellas ocho miembros del personal y 69 residentes de edad avanzada, de los cuales 55 tenían algún tipo de discapacidad, según declaró Yu Weiguo, jefe del Partido Comunista del distrito de Miyun, en una rueda de prensa celebrada el 31 de julio.
Yu afirmó que la residencia quedó desprotegida a pesar de las señales de alerta y que la decisión de no evacuar fue un trágico error. Según él, la zona del centro de la ciudad, donde se encontraba la residencia, se consideraba segura y no estaba incluida en el plan de evacuación.
El teniente alcalde de Beijing, Xia Linmao, también reconoció la insuficiencia de la respuesta oficial en la rueda de prensa, afirmando que este incidente demuestra que el plan de emergencia de la ciudad "tenía lagunas y que nuestro conocimiento de las condiciones meteorológicas extremas era insuficiente".
Las declaraciones públicas de responsabilidad son poco habituales entre los funcionarios del Partido Comunista Chino (PCCh), lo que hizo que la rueda de prensa llamara la atención de algunos medios de comunicación internacionales.

En toda Beijing, el impacto del desastre fue considerable. Más de 300,000 personas se vieron afectadas, 24,000 viviendas resultaron dañadas y la infraestructura quedó destruida en 312 aldeas de las zonas montañosas del norte, según informaron las autoridades de Beijing en la rueda de prensa del 31 de julio.
Fuera de Beijing, la provincia de Hebei sufrió grandes pérdidas en la ciudad de Chengde, justo al noreste de la capital. Al menos ocho personas murieron y 18 siguen desaparecidas, según anunciaron las autoridades locales.
Con información de Reuters.
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