Los líderes del sector automotriz y manufacturero de Estados Unidos resaltaron la importancia estratégica del T-MEC para la competitividad nacional y el empleo. Sus declaraciones ocurrieron en el marco de las audiencias públicas realizadas en el país vecino.
"El T-MEC sigue siendo el acuerdo comercial más importante" para la industria automotriz, "ya que permite la competitividad global", dijo Matt Blunt, presidente del Consejo Americano de Política Automotriz (AAPC por sus siglas en inglés), el pasado 4 de diciembre durante las audiencias públicas llevadas a cabo en Washington, por la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR).
Blunt señaló que el tratado impulsó más de 210,000 millones de dólares en inversión automotriz desde su entrada en vigor y sostuvo que sus reglas de origen fortalecieron la producción, el empleo y la seguridad económica de EE. UU.
También advirtió que los recientes acuerdos arancelarios con socios ajenos a Norteamérica muestran la necesidad de restaurar y reforzar las ventajas del T-MEC.
"A medida que avanza la revisión conjunta, el AAPC insta a la administración a preservar la estructura básica del T-MEC, al tiempo que se buscan mejoras específicas, períodos de transición adecuados y medidas que incentiven aún más la resiliencia de la cadena de suministro norteamericana", dijo Blunt.
El AAPC es una asociación con sede en Washington que representa a sus empresas miembro —Ford, General Motors y Stellatins— en materia de políticas públicas.
Por su parte, la Asociación Nacional de Fabricantes (NAM por sus siglas en inglés) reforzó ese mensaje.
"El T-MEC es el acuerdo comercial más favorable para la industria manufacturera estadounidense en toda la historia. El T-MEC es fundamental para el crecimiento manufacturero aquí en casa. Amplía oportunidades de ventas en el mercado de Norteamérica y fortalece la competitividad global de nuestra industria", declaró su vicepresidente de política, Charles Crain, luego de testificar ante la USTR, el 4 de diciembre.
Crain destacó que Canadá y México compran más de 1/3 de todas las exportaciones de manufacturas estadounidenses, más que los siguientes 12 socios comerciales combinados. Afirmó que 16 de 21 subsectores manufactureros crecen más rápido en exportaciones hacia Norteamérica que al resto del mundo.
En materia de importaciones, explicó que la mitad de las compras estadounidenses desde Canadá y casi 70% desde México corresponden a transacciones entre partes relacionadas, lo que abastece insumos industriales que alimentan la producción local. "Esto es el valor de los clústeres de producción que permite el T-MEC", dijo.
El representante de la NAM afirmó que el acuerdo funciona porque refuerza flujos comerciales naturales, aprovecha las fortalezas complementarias de los tres países y mantiene "los estándares más altos del mundo". Sin embargo, pidió ajustes finos para apuntalar el impulso manufacturero que busca el presidente Donald Trump.
Entre estos ajustes mencionó la necesidad de reducir trámites en la frontera, promover el uso de las preferencias del tratado mediante menores costos de cumplimiento y atender la competencia desleal de empresas estatales mexicanas, además de proteger inversiones estadounidenses de larga data en México.
Crain también planteó resolver barreras regulatorias, temas fiscales y brechas en la protección de propiedad intelectual, y sugirió reintroducir mecanismos de solución de controversias para inversionistas. Propuso usar de forma plena los grupos de trabajo permanentes del T-MEC para mantener el acuerdo actualizado frente a condiciones cambiantes.
Asimismo, pidió que el Comité de Competitividad adopte una visión más ambiciosa, con énfasis en minerales críticos, infraestructura energética regional y coordinación en inteligencia artificial bajo el Plan de Acción de IA de Estados Unidos.
El dirigente advirtió que los aranceles de la Sección 232 no deben frenar el comercio en Norteamérica y pidió un esfuerzo conjunto contra prácticas desleales de economías no de mercado.
Crain concluyó que la competitividad estadounidense depende de una estrategia integral que combine reforma fiscal, energía, modernización regulatoria y un T-MEC fortalecido. "Los fabricantes en Estados Unidos pueden competir con cualquiera, y podemos usar el T-MEC para hacerlo", dijo.
Las audiencias organizadas por la USTR, darán paso al cierre de consultas previas a la revisión y renegociación del T-MEC por parte de Estados Unidos.
Por su parte en México, la Secretaría de Economía de México informó a principios de noviembre la finalización de las mesas de consulta previas a revisión del tratado en el que participaron diversos representantes empresariales.
Las consultas buscaron identificar los temas de comercio exterior prioritarios para favorecer la competitividad de la economía mexicana en el contexto del tratado comercial, informó la Secretaría.
Además, en noviembre el Senado de México llevó a cabo los "Foros de Diagnóstico Sectorial del T-MEC", con los cuales pretende crear una propuesta para la Secretaría de Economía, quien lidera el proceso de revisión.
El Senado mexicano también trabaja en modernizar la ley de comercio exterior mexicana, según reveló el senador Emmanuel Reyes Carmona a The Epoch Times.
"La actual ley de comercio exterior tiene más de 20 años y esta es la que nos regula. Entonces, lo que nosotros estamos buscando es modernizarla, armonizarla, así como la propia ley de comercio exterior de Estados Unidos o de Canadá, me parece que esta debería estar alineada justamente al T-MEC", dijo Reyes Carmona el 25 de noviembre.
Según Carmona, la modernización de esta legislación "tendría que considerar aspectos relevantes, [y] novedosos que tienen que ver también con aduanas, con facilitar las exportaciones, las importaciones".
Respecto a la posición de México sobre la renegociación, Reyes aseguró que "lo más importante es hacer ver que somos un socio comercial, que necesitamos necesariamente impulsar la economía de las tres potencias que forman parte de este tratado".
Con información de Estela Hernández.
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