Erik Menéndez, uno de los dos hermanos condenados por el asesinato de sus padres en el sur de California en 1989, fue hospitalizado por una “grave afección médica”.
Menéndez, de 54 años, fue trasladado desde el centro penitenciario Richard J. Donovan, en San Diego, a un centro médico externo, donde permanece desde el 22 de julio.
Aunque no se han revelado los detalles de la emergencia médica, el Departamento de Correcciones y Rehabilitación de California ha confirmado que se encuentra en una “condición estable”.
La hospitalización se produce pocas semanas antes de que Menéndez y su hermano, Lyle Menéndez, de 57 años, se enfrenten a la junta de libertad condicional los días 21 y 22 de agosto.
Los hermanos fueron condenados inicialmente a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, pero el 13 de mayo fueron condenados nuevamente a entre 50 años y cadena perpetua y pasaron a tener derecho a la libertad condicional por haber cumplido 35 años entre rejas.
Los fiscales de Los Ángeles comenzaron a revisar nuevas pruebas del caso el año pasado, cuestionando si se justificaba una cadena perpetua. Un documental de Netflix estrenado en octubre también reavivó los esfuerzos para liberar a los hermanos.
El gobernador de California, Gavin Newsom, tiene la última palabra sobre la liberación de los dos, y planea tomar la decisión antes del Día del Trabajo.
El abogado de Erik Menéndez, Mark Geragos, pidió que fuera liberado de prisión antes de la audiencia mediante un “permiso médico”, que les permite a los reclusos acceder a atención especializada.
Geragos citó casos anteriores en los que se concedió el permiso, entre ellos el de reclusos que fueron liberados durante la pandemia de coronavirus. Afirmó que era “lo único justo y equitativo”.
En 1996, los hermanos fueron condenados por asesinato en primer grado por matar a tiros a sus padres, José y Kitty Menéndez, en su casa de Beverly Hills.
Fueron juzgados dos veces en la década de 1990, después de que el primer juicio terminara con un jurado sin veredicto.
Los hermanos, que tenían 18 y 21 años en el momento de los asesinatos, afirman que actuaron en defensa propia tras años de abusos sexuales por parte de su padre, abusos que presuntamente fueron ignorados por su madre.
Los fiscales argumentaron que los hermanos mataron a sus padres para quedarse con una herencia multimillonaria.
La semana pasada, el juez William Ryan ordenó a los fiscales que explicaran por qué no debía revisarse la condena por asesinato, en respuesta a las nuevas pruebas que han salido a la luz.
La Fiscalía del Condado de Los Ángeles tiene ahora 30 días para argumentar que los hermanos no deben ser considerados para una reducción de la pena, un nuevo juicio o la libertad.
El fiscal del distrito Nathan Hochman presentó en marzo una moción para retirar la recomendación de su predecesor de que se redujera la pena de prisión de los hermanos. Hochman afirmó que cree que los hermanos no han mostrado “plena comprensión y responsabilidad total” por sus delitos.
Con información de The Associated Press.
Únase a nuestro canal de Telegram para recibir las últimas noticias al instante haciendo click aquí