Un nuevo estudio descubrió que los contaminantes del río Tijuana, que transporta aguas residuales sin tratar desde Tijuana hasta el océano Pacífico, donde terminan en las playas de San Diego, también se liberan al aire en forma de partículas finas que pueden viajar kilómetros.
Las muestras de aire y agua tomadas a lo largo de la costa desde Tijuana (México) hasta La Jolla (California) revelaron que los aerosoles oceánicos contenían drogas ilegales —en cantidades suficientes para provocar adicción y síndrome de abstinencia en los peces—, subproductos de drogas producidos a partir de la orina, así como sustancias químicas procedentes de neumáticos y productos de higiene personal, según afirmaron investigadores de la Universidad de California en San Diego en un estudio publicado el 28 de mayo en la revista Science Advances.
El río Tijuana, de 193 kilómetros de longitud, en el estado mexicano de Baja California, vierte cada día millones de litros de aguas residuales sin tratar, residuos industriales y escorrentías al océano Pacífico, en el lado estadounidense de la frontera, y llega hasta las playas de San Diego.
La contaminación persiste desde hace décadas, pero los investigadores afirman que las partículas se liberan al aire cuando el río choca con las olas del océano, creando un aerosol tóxico que es inhalado en cantidades de decenas de nanogramos por hora por las personas más cercanas al río en Imperial Beach.
«El aumento global de las aguas residuales no tratadas que llegan a los lagos, ríos y océanos supone una amenaza creciente para la salud», afirmó en un comunicado a la UCSD una de las autoras, la distinguida profesora de química atmosférica Kimberly Prather. «La aerosolización de esta agua contaminada expone a miles de millones de personas a través de la transmisión aérea, llegando mucho más allá de quienes están en contacto directo e impactando a innumerables personas que inhalan aire contaminado que puede viajar muchos kilómetros».
Las playas de San Diego, incluidas Imperial Beach y Coronado, han estado cerradas de forma intermitente durante años debido a los peligrosos niveles de bacterias en el agua del río. Los investigadores afirman que es necesario estudiar más a fondo las implicaciones para la salud.
Los investigadores recogieron muestras a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México, en Imperial Beach y en el Instituto Scripps de Oceanografía en La Jolla entre enero y marzo de 2020. Y dado que no ha cambiado nada en cuanto a la forma en que se procesan, vierten y gestionan las aguas residuales sin tratar, los investigadores afirman que los resultados siguen siendo relevantes.
Los investigadores utilizaron benzoilecgonina (BZG), un subproducto de la cocaína que se encuentra en la orina, para rastrear el origen de las aguas residuales. Tras las lluvias, los niveles de BZG se dispararon en el agua del océano de Imperial Beach, junto con el aumento del caudal del río Tijuana, con los correspondientes picos en los aerosoles relacionados con las emisiones de salpicaduras marinas. Los investigadores encontraron una alta correlación entre la BZG, la metanfetamina, el octinoxato de los protectores solares y la dibencilamina, una sustancia química que se encuentra en los neumáticos.
«Se ha demostrado que el octinoxato puede degradar el ADN cuando se expone a la luz», afirmó Jonathan Slade, coautor y profesor asociado de química en la UC San Diego, en una declaración a la UCSD. «Y si se encuentra en estos diminutos aerosoles que respiramos, puede penetrar profundamente en nuestros pulmones y pasar al torrente sanguíneo. Esto es muy preocupante, sobre todo teniendo en cuenta los altos niveles que hemos encontrado en el aire».
Los investigadores afirmaron que los contaminantes atmosféricos eran significativamente más elevados cerca de la desembocadura del río, a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México, y en Imperial Beach que en La Jolla, más al norte de la costa.
«Simplemente no conocemos las implicaciones para la salud humana de la exposición crónica a estos contaminantes químicos», afirmó Slade.
Los residentes de Imperial Beach, una de las playas más meridionales de San Diego, en uno de los escenarios más afectados por la crisis de las aguas residuales, se quejan desde hace tiempo de dolores de cabeza, insomnio, enfermedades respiratorias y malos olores. El río fue recientemente designado como el segundo río más amenazado de Estados Unidos por la organización medioambiental sin ánimo de lucro American Rivers.
«A menudo se considera que la crisis de las aguas residuales es un problema relacionado con el agua, y lo es, pero nosotros demostramos que también está en el aire. A decir verdad, aún no conocemos los efectos graves para la salud», afirmó Slade. «Pero las cifras que presentamos pueden incorporarse a modelos que nos ayuden a comprender mejor lo que respiramos y en qué medida estamos expuestos».
Durante una visita al estuario del río Tijuana en San Diego en abril, el administrador de la Agencia de Protección Ambiental, Lee Zeldin, afirmó que la Administración Trump está colaborando con México para poner fin a la crisis de las aguas residuales.
Zeldin dijo que de una mesa redonda con líderes bipartidistas habían surgido «muchas buenas y perspicaces ideas» para resolver la crisis.
«No queremos una solución al 70 por ciento ni al 90 por ciento, sino que todos debemos estar de acuerdo en una solución al 100 por ciento por parte de Estados Unidos», declaró Zeldin en una rueda de prensa celebrada en ese momento.
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