Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. (CDC) publicaron una actualización el 24 de julio instando a los profesionales de la salud y a los funcionarios de salud pública a concientizar sobre los síntomas persistentes de COVID, una afección que, según los CDC, puede durar semanas, meses o incluso años tras una infección por SARS-CoV-2, el virus que causa COVID-19.
En la actualización, la agencia indicó que los profesionales de la salud pública deben continuar "promoviendo la concientización sobre los síntomas persistentes de COVID, ayudando a combatir el estigma que enfrentan los pacientes con COVID persistente y enfatizando la prevención de COVID persistente", a la vez que animan a las personas a vacunarse contra COVID-19.
En otra actualización del 24 de julio, la agencia federal de salud indicó que "los síntomas ―que pueden variar de leves a graves y ser similares a los de otras enfermedades―, pueden durar semanas, meses o años después de contraer COVID-19 y pueden aparecer, persistir, resolverse y reaparecer durante diferentes períodos de tiempo".
Según la actualización, los síntomas incluyen fatiga que interfiere con la vida diaria, síntomas que empeoran tras un esfuerzo físico o mental, fiebre, dificultad para respirar, dolor en el pecho, tos y latidos cardíacos rápidos o fuertes.
Algunos síntomas podrían ser neurológicos, según los CDC. Esto incluye confusión mental o dificultad para pensar y concentrarse; problemas para dormir; mareos al ponerse de pie; depresión o ansiedad; cambios en el olfato; o sensación de hormigueo.
Otros síntomas pueden incluir problemas digestivos como diarrea, estreñimiento y dolor de estómago, añade la agencia. El dolor articular o muscular, el sarpullido y los cambios en el ciclo menstrual también son síntomas de COVID persistente, según los CDC.
Se identificaron hasta el momento más de 200 síntomas de COVID persistente. Sin embargo, la fatiga, la confusión mental y el agotamiento (malestar post-esfuerzo) se encuentran entre los síntomas más comunes de COVID persistente, según los CDC.
La actividad COVID-19 se clasificó como baja a nivel nacional, según informó la agencia el 25 de julio. La actividad de enfermedades respiratorias, incluyendo el VSR y la influenza, también se describió como "muy baja".
El análisis de aguas residuales de los CDC indica que el virus COVID-19 está aumentando en los estados del sureste, sur y costa oeste, según la última actualización.
Un mapa de los niveles de aguas residuales publicado por los CDC la semana pasada mostró que los niveles son "muy altos" en un estado, Luisiana, y "altos" en Florida y Hawái. Ningún otro estado registró niveles altos o muy altos.
Hasta hace poco, los CDC recomendaban que todas las personas de 6 meses o más recibieran la vacuna contra COVID-19 anualmente, independientemente de si habían recibido la vacuna o la infección previa. Tras las órdenes del Secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., los CDC dejaron de recomendar las vacunas contra COVID-19 para niños sanos y mujeres embarazadas.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ha limitado las nuevas aprobaciones de vacunas contra COVID-19 a personas mayores y jóvenes con afecciones subyacentes que pueden aumentar el riesgo de padecer COVID-19 grave.
"Si los padres desean que su hijo se vacune, los niños de 6 meses o más pueden recibir la vacuna contra COVID-19, según el criterio clínico de un profesional de la salud y sus preferencias y circunstancias personales", declararon los CDC a finales de mayo.
Con información Zachary Stieber.
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