Cuando el partido comunista chino concluyó su Cuarto Pleno el 23 de octubre, los medios estatales lanzaron una campaña de propaganda a gran escala elogiando el comunicado oficial de la reunión.
Mientras los medios estatales promocionaban el progreso económico, ciudadanos y observadores describieron el empeoramiento de las dificultades, las contradicciones políticas y la pérdida de confianza pública en el gobierno del líder chino Xi Jinping.
En las calles de China, el ambiente era mucho menos triunfal.
Los observadores chinos describieron el comunicado como contradictorio y repleto de eslóganes vacíos y afirmaciones falsas.
Retórica vs realidad
El comunicado estableció amplios objetivos económicos y sociales para el próximo XV Plan Quinquenal de China, comprometiéndose a fortalecer las bases de la economía real, construir un mercado interno sólido y expandir la demanda interna en los próximos cinco años.En la práctica, las dificultades económicas son generalizadas.
"El desempleo está por todas partes y las empresas están quebrando masivamente", declaró a The Epoch Times un académico de China continental, que utilizó el seudónimo Jin Yan por razones de seguridad.
"Camina por la calle y verás tiendas cerradas a ambos lados. En general, el sustento de la gente está en declive".
Afirmó que la realidad contrasta marcadamente con el optimismo oficial, con un alto desempleo y retrasos en el cobro de salarios, incluso entre los empleados gubernamentales del PCCh. Aseguró que el comunicado del PCCh era una mentira descarada.
Según Jin, las críticas abiertas al PCCh y a Xi se están volviendo cada vez más comunes, incluso en lugares que antes estaban estrictamente vigilados.
"Cuando tomaba taxis recientemente, los conductores empezaban a insultar al Partido o a Xi sin que nadie se lo pidiera. Antes, no se atrevían a decir ni una palabra por las cámaras internas", dijo Jin. "Ahora, no pueden contener su frustración".
La fachada del Partido
Un activista social habló con The Epoch Times bajo el seudónimo de Wang Hua. Afirmó que los problemas de la sociedad china se extienden más allá de la economía real."Nada funciona ahora: la economía virtual, el sector privado, nada", afirmó. "La circulación interna [económica] de China ya no puede funcionar, por lo que sobrevive gracias a las exportaciones. Si las guerras comerciales interrumpen el comercio, el sistema se derrumba".
Wang describió la imagen de unidad del PCCh como una fachada que oculta un feroz conflicto interno. Aseguró que las recientes reorganizaciones dentro de la Comisión Militar Central (CMC) solo ponen de relieve la inestabilidad en la cúpula.
"Todos están en el mismo barco", añadió Wang. "Ninguno beneficiará al pueblo".
Contradicciones en el plan del PCCh
El exabogado penalista chino Zuo Zhihai, quien huyó de China a principios de este año, declaró a The Epoch Times que el pleno reveló profundas contradicciones en el modelo de gobierno del Partido."El Cuarto Pleno se centró esencialmente en consolidar el control y repartir los recursos de China entre la élite", afirmó Zuo. "Xi Jinping sigue dominando, pero al igual que Stalin o Lenin, los dictadores acaban pagando el precio".
Señaló que el tema del pleno —la modernización al estilo chino y el rejuvenecimiento nacional— es contradictorio. Zuo afirmó que la verdadera modernización requiere reforma política y rendición de cuentas pública, condiciones de las que carece el PCCh. Bajo su régimen unipartidista, afirmó, nadie es verdaderamente libre.
"O sirves al Partido o serás tratado como un ciudadano de segunda clase", sentenció.
Zuo señaló las inconsistencias entre los mensajes del Partido, como "el liderazgo integral del Partido" versus "el pueblo primero".
"Si el Partido lo controla todo —la ley, los nombramientos, los impuestos—, el pueblo no tiene voz ni voto", afirmó. "El PCCh gobierna en nombre del pueblo, pero no para él. 'El pueblo primero' es solo un pretexto".
Promesas vacías, creciente descontento
En toda China, la desilusión pública con los lemas políticos del PCCh parece extenderse."Cada vez que los altos mandos se reúnen así, es un desastre para la ciudadanía", declaró Jin. "Beijing se cierra, las medidas de estabilidad se endurecen y la vida cotidiana se ve perturbada. Creo que la indignación pública es generalizada. Sé que el comunicado está lleno de palabras vacías y mentiras que no se ajustan a la realidad".
Jin afirmó que el declive del régimen parece inevitable, aunque el proceso podría ser largo y doloroso.
"El despotismo nos hace la vida más difícil a todos", afirmó. "El deterioro económico solo se profundizará. La verdadera pregunta es con qué rapidez despertará la gente y si tomará medidas para lograr el cambio".
Wang coincidió con esa opinión
"Cuando la mitad de la gente despierte, [el régimen] dejará de existir", afirmó. "No hay que luchar contra él. Se derrumbará por su propio peso. Por mucho que presuma ahora, llegará el momento de rendir cuentas".Con información de Li Yuanming y Luo Ya.
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