WASHINGTON— El presidente Donald Trump firmó el 4 de septiembre una orden ejecutiva para imponer nuevos aranceles del 15% a los productos japoneses y promulgar otras disposiciones de un acuerdo comercial previo con Tokio, que incluye compromisos de inversión por valor de 550,000 millones de dólares en Estados Unidos.
El acuerdo comercial entre Estados Unidos y Japón, acordado el 22 de julio, establece un arancel básico del 15% sobre casi todas las importaciones japonesas. Los aranceles se aplicarán con carácter retroactivo a los envíos a partir del 7 de agosto.
El acuerdo incluye aranceles específicos para sectores clave como el automovilístico, el aeroespacial, el farmacéutico y determinados recursos naturales, tal y como se describe en la orden ejecutiva.
El acuerdo supone una importante victoria para Japón, ya que reduce los aranceles sobre los automóviles japoneses —incluidos los modelos de Toyota, Honda y Nissan— del 27.5% al 15%. Se eliminarán los aranceles impuestos anteriormente a las aeronaves civiles japonesas, excepto las aeronaves no tripuladas. Además, determinados productos japoneses, incluidos los recursos naturales que no están disponibles en Estados Unidos, los medicamentos genéricos y los ingredientes farmacéuticos esenciales, podrían quedar exentos de aranceles.
Según la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos, el déficit comercial de Estados Unidos con Japón ascendió a 69,400 millones de dólares en 2024.
El acuerdo comercial entre Estados Unidos y Japón contribuirá a reducir este déficit y a crear una relación económica más equilibrada entre ambos países, según la orden.
Japón acordó abrir sus mercados a los productores estadounidenses en muchos sectores, entre ellos la industria manufacturera, la aeroespacial, la agricultura, la alimentación, la energía, la automoción y los productos industriales. Como parte de esta ampliación del acceso, Tokio se comprometió a aumentar las importaciones de arroz estadounidense en un 75% y a comprar 8000 millones de dólares anuales en productos agrícolas y de otro tipo, como maíz, soja, fertilizantes y bioetanol.
Japón también trabajará para aceptar vehículos de pasajeros certificados por Estados Unidos sin exigir pruebas adicionales, al mismo tiempo que se compromete a comprar aviones comerciales y equipos de defensa fabricados en Estados Unidos, según el acuerdo.
Japón también acordó invertir 550,000 millones de dólares en Estados Unidos. Estas inversiones serán seleccionadas por el gobierno estadounidense y contribuirán a generar nuevos puestos de trabajo e impulsar la fabricación nacional, según la orden ejecutiva.
El 3 de septiembre, Trump advirtió que su administración podría tener que "deshacer" los acuerdos comerciales con otros países, incluido Japón, si perdía un caso ante la Corte Suprema sobre los aranceles, advirtiendo de que tal derrota podría causar "un gran perjuicio" a Estados Unidos.
La administración Trump solicitó a la Corte Suprema el 3 de septiembre que revisara una orden de una corte inferior que anulaba la mayoría de sus aranceles globales.
En la apelación, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, escribió que permitir que la decisión entrara en vigor "conduciría a una peligrosa situación diplomática embarazosa", "expondría a Estados Unidos al riesgo de represalias" e "interrumpiría las negociaciones en curso, socavando la capacidad [de la administración] para proteger la seguridad nacional y el bienestar económico del pueblo estadounidense".
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