Mientras los aranceles acaparan los titulares, la administración Trump está reconstruyendo silenciosamente las defensas de las islas del Pacífico de Estados Unidos para contrarrestar la expansión del Partido Comunista Chino (PCCh).
El líder chino, Xi Jinping, está ocupado preparando la economía china para resistir la embestida de los nuevos aranceles del presidente estadounidense, Donald Trump. La economía china se ralentizó desde los primeros golpes asestados por Trump durante su primer mandato. Con un crecimiento del PIB que cayó al 5 por ciento o menos y con indicadores clave que siguen rezagados tras los confinamientos a raíz de la pandemia de COVID-19, China aún no se recupera por completo.
Al amenazar públicamente con aranceles, cumplirlos y, en ocasiones, retrasar su aplicación, Trump obliga a Xi —y a gran parte del mundo— a reaccionar. Mientras ellos se apresuran a responder, Trump avanza silenciosamente en otras prioridades, como reforzar los lazos militares y económicos de Estados Unidos en el Pacífico para contrarrestar la creciente influencia del PCCh.
Un elemento central de esta estrategia es la estrategia de la cadena de islas de la Guerra Fría, diseñada originalmente para contener a la Unión Soviética, con el fin de frenar la expansión comunista china. Divide el Pacífico en tres líneas defensivas concéntricas. La primera cadena de islas incluye Japón, Taiwán y Filipinas. La segunda cadena de islas está formada por Guam, las Islas Marianas y partes de las Islas Carolinas, como Yap y Palau. La tercera cadena de islas se extiende desde Hawái hasta Nueva Zelanda a través de las Aleutianas, una cadena de islas pertenecientes al estado estadounidense de Alaska.
El almirante Liu Huaqing, artífice de la marina moderna de China, esbozó una estrategia por fases: dominar la primera cadena de islas en la década de 2000, la segunda en la década de 2020 y lograr el alcance naval global en la década de 2040. En respuesta, tanto la Administración Trump como la Biden reforzaron la presencia militar estadounidense a lo largo de estas cadenas. Estados Unidos y sus aliados ampliaron las maniobras conjuntas, desplegaron misiles antibuque terrestres en Filipinas y prepararon planes de contingencia detallados para un conflicto con Taiwán.
Los analistas destacan que controlar las cadenas de islas es fundamental para frenar la expansión del régimen chino y mantener el equilibrio de poder en la región. La Armada china, que actualmente es la mayor del mundo en número de buques, sigue poniendo a prueba estos límites, lo que alimenta una competencia estratégica en la «zona gris», un espacio entre la paz y la guerra definido por la postura, la influencia y la disuasión.
Como parte de su enfoque en la primera cadena de islas, en 2025 Estados Unidos reposicionó elementos del Cuerpo de Marines, mejoró la infraestructura de los grupos de portaaviones y reforzó los lazos militares con Japón y Australia para contrarrestar la expansión china cerca de puntos conflictivos, como las islas Senkaku y el estrecho de Taiwán. La III Fuerza Expedicionaria de la Infantería de Marina intensificó los ejercicios conjuntos en toda la región, incluyendo nuevos entrenamientos anfibios trilaterales en los que participaron marines estadounidenses, tropas japonesas y fuerzas australianas en el norte de Australia. Washington y Canberra también ampliaron el acceso de Estados Unidos a las zonas de entrenamiento australianas, lo que mejoró la flexibilidad de las bases y la preparación general de las fuerzas en apoyo de las operaciones avanzadas.
La segunda cadena de islas, en particular, tiene un inmenso valor estratégico, ya que forma un anillo exterior de defensa clave más allá del alcance inmediato del régimen chino. Estas islas sirven como puestos avanzados vitales para la proyección de poder, la vigilancia y la disuasión, especialmente ahora que el régimen moderniza su ejército y se muestra más asertivo en el mar de la China Meridional.
A finales de marzo, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, realizó una visita histórica a Guam, en la que reafirmó que cualquier ataque contra Guam o las Islas Marianas del Norte se consideraría un ataque contra el territorio continental de Estados Unidos. La visita subrayó la postura de la Administración Trump de que estos territorios del Pacífico son parte integral de la estrategia de defensa nacional de Washington, especialmente en medio de las crecientes tensiones sobre Taiwán y la asertividad marítima del régimen chino. Hegseth también anunció una iniciativa de infraestructura militar de 400 millones de dólares en Yap, en Micronesia, lo que afianza aún más la presencia estadounidense en la segunda cadena de islas.
Aprovechando ese impulso, un proyecto iniciado bajo la administración Biden en 2023 avanza discretamente bajo Trump y ahora representa un elemento crítico de su estrategia de contención del Pacífico. La restauración del North Field de Tinian, que en su día fue el aeródromo más transitado del mundo y lugar de lanzamiento de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, se convirtió en el símbolo más destacado del renovado interés de Washington por la segunda cadena de islas.
La iniciativa, con un costo de 78 millones de dólares, forma parte de la estrategia más amplia de Empleo Ágil en Combate (ACE), que hace hincapié en la dispersión de los aviones en múltiples bases pequeñas para complicar la localización por parte del enemigo. Se rehabilitaron más de 20 millones de pies cuadrados de pistas e infraestructura, creando un trazado de bases en forma de cuadrícula diseñado para frustrar la localización de misiles chinos. El aeródromo restaurado dará apoyo a aviones de despegue corto, como el F-35B, lo que mejorará la capacidad de supervivencia y de respuesta rápida.
La construcción complementa la ampliación en curso del cercano Aeropuerto Internacional de Tinian, donde se están construyendo una nueva plataforma y unas instalaciones de almacenamiento de combustible. Ambos aeródromos servirán como alternativas avanzadas a la Base Aérea Andersen de Guam, lo que mejorará la flexibilidad operativa en situaciones que afecten a Taiwán o al mar de la China Meridional.
Mientras tanto, las mejoras de infraestructura del deteriorado puerto de Tinian, que data de la Segunda Guerra Mundial, iniciadas bajo el mandato del expresidente Joe Biden, continúan bajo la administración Trump. El Departamento de Defensa tiene previsto utilizar el puerto para ampliar el entrenamiento, el almacenamiento de combustible y futuras construcciones. Junto con los aeródromos, el puerto formará un centro logístico que afianzará el poder de Estados Unidos en el extremo norte de la segunda cadena de islas.
Mientras Xi permanece obsesionado con defenderse de la ofensiva económica de Trump, el ejército estadounidense está asegurando metódicamente el Pacífico, preparándose para disuadir o, si es necesario, derrotar al ejército del PCCh.
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