Dick Cheney, quien ejerció la vicepresidencia bajo el mandato de George W. Bush y actuó como una de las fuerzas impulsoras de la invasión estadounidense a Irak en 2003, falleció a los 84 años, según anunció su familia el 4 de noviembre.
Cheney falleció el lunes por la noche a causa de complicaciones derivadas de una neumonía y una enfermedad cardíaca y vascular, según un comunicado de la familia. Luchó contra una enfermedad cardíaca durante gran parte de su vida, sufrió su primer infarto a los 37 años y se sometió a un trasplante de corazón en 2012.
Cheney, excongresista y secretario de Defensa de Wyoming, ya era una figura influyente en Washington cuando Bush lo eligió como compañero de fórmula en el año 2000. Como vicepresidente entre 2001 y 2009, impulsó la ampliación de la autoridad presidencial y convirtió la vicepresidencia en uno de los cargos más influyentes de la historia moderna.
Cheney fue uno de los principales defensores de la invasión a Irak, argumentando que Sadam Husein poseía armas de destrucción masiva, afirmaciones que posteriormente fueron desmentidas. Para muchos, Cheney simbolizaba cómo la respuesta de Estados Unidos al ataque terrorista del 11 de septiembre, basada en información errónea, convirtió la rápida conquista a Irak en una guerra sangrienta y agotadora.
Hasta su muerte, Cheney se mantuvo fiel a su historial, afirmando que hizo lo que era necesario tras los atentados del 11 de septiembre, que causaron la muerte de casi 2800 personas y desencadenaron dos décadas de guerras divisivas.
"Era lo correcto en ese momento", dijo Cheney a la CNN en 2015 en relación con la invasión a Irak.
"Lo creía entonces y lo sigo creyendo ahora".
Su hija, Liz Cheney, siguió sus pasos en la política y ocupó un escaño en el Congreso hasta que lo perdió tras votar a favor de la destitución del presidente Donald Trump. Cheney apoyó su postura y más tarde dijo que votaría por la candidata presidencial demócrata, la entonces vicepresidenta Kamala Harris, en 2024, calificando a Trump como "una amenaza mayor para nuestra república" en comparación a cualquier otro individuo en la historia de Estados Unidos.
Antes de su vicepresidencia, Cheney fue secretario de Defensa bajo el mandato del presidente George H. W. Bush, supervisando la Guerra del Golfo de 1991. Como vicepresidente, su influencia y su belicismo sin complejos le valieron tanto admiración como críticas, e incluso el apodo de "Darth Vader", que en una ocasión aceptó en tono jocoso.
A Cheney le sobreviven su esposa, Lynne, y sus hijas, Liz y Mary.
En su comunicado, la familia de Cheney lo describió como "un gran hombre que enseñó a sus hijos y nietos a amar a nuestro país y a vivir con valentía, honor, amor, bondad y pesca con mosca".
"Estamos inmensamente agradecidos por todo lo que Dick Cheney hizo por nuestro país", escribió la familia.
"Y nos sentimos inmensamente afortunados por haber amado y sido amados por este noble gigante".
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