El presidente Donald Trump prohibió el 5 de mayo la financiación federal para investigaciones sobre ganancia de función en algunos países, entre ellos China, pocas semanas después de que su administración afirmara que el COVID-19 probablemente procedía de un laboratorio chino que había recibido financiación estadounidense.
«Es algo muy importante», afirmó Trump en el Despacho Oval mientras firmaba la orden ejecutiva.
«Podríamos no haber tenido el problema que hemos tenido si lo hubiéramos hecho antes».
La orden del presidente prohíbe que los fondos federales financien investigaciones arriesgadas, cuyo objetivo sea aumentar la patogenicidad u otra función de un virus, en determinados países, a menos que exista una supervisión adecuada.
«Muchas personas creen que la investigación sobre la ganancia de función fue una de las causas clave de la pandemia de COVID», dijo Will Scharf, empleado de la Casa Blanca, mientras entregaba el documento al presidente para que lo firmara.
Según la orden, las nuevas normas protegerán a los estadounidenses de investigaciones potencialmente peligrosas que incluyan la manipulación de virus, toxinas y otros materiales biológicos.
Las normas están redactadas de manera que no interfieran con la seguridad nacional y la capacidad de respuesta ante amenazas, según afirmaron funcionarios de la Casa Blanca en un comunicado.
Los cambios tienen por objeto mejorar la aplicación, la supervisión y la transparencia.
«Lo que hace esta orden ejecutiva, en primer lugar, es proporcionar nuevas y poderosas herramientas para hacer cumplir la prohibición a la financiación federal a investigaciones de ganancia de función en el extranjero», dijo Scharf.
«También refuerza otros mecanismos de supervisión... y crea una estrategia global para garantizar que la investigación biomédica, en general, se lleve a cabo de forma segura y, en última instancia, proteja más la salud humana».
La directiva faculta a las agencias para identificar y revocar la financiación federal a cualquier investigación biológica que pueda poner en peligro la salud, la seguridad o la protección pública.
«Estas medidas reducirán drásticamente la posibilidad de que se produzcan incidentes relacionados con laboratorios que realicen investigaciones sobre ganancia de función, como las llevadas a cabo en China por la EcoHealth Alliance y el Instituto de Virología de Wuhan con coronavirus de murciélagos», afirmó la Casa Blanca en una hoja informativa.
Los Institutos Nacionales de Salud y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional proporcionaron más de un millón de dólares al Instituto de Virología de Wuhan, a través del grupo EcoHealth Alliance, para experimentar con coronavirus de murciélagos.
La ciudad china que alberga el laboratorio es la misma en la que se identificaron los primeros casos de COVID-19.
«Según casi todos los criterios científicos, si hubiera pruebas de un origen natural, ya habrían salido a la luz. Pero no es así», afirma la Casa Blanca en su página web, actualizada en abril.
Las autoridades también señalaron que varios investigadores de Wuhan presentaban síntomas similares a los del COVID meses antes de que se descubriera COVID-19 en un mercado húmedo de la ciudad.
«Se filtró, lo he dicho desde el primer día», afirmó Trump. «Nunca he cambiado de opinión».
EcoHealth ha afirmado que la investigación en Wuhan no dio lugar alCOVID-19.
Funcionarios de la Administración afirmaron que la prohibición evitará que se produzcan futuras filtraciones.
«Este es un día histórico. El fin de la investigación sobre la ganancia de función», declaró el secretario de Salud, Robert F. Kennedy, Jr., durante el acto de firma.
Describió la historia de la investigación de doble uso con fines vacunales y militares por parte de las agencias de inteligencia estadounidenses, que se remonta a 1947.
Esta investigación tan arriesgada fue prohibida en 1973 por la Carta sobre Armas Biológicas, pero una cláusula de la Ley Patriota, aprobada en 2001 tras los ataques con ántrax y el 11-S, eximió a los funcionarios de responsabilidad y, por lo tanto, provocó un resurgimiento de la financiación a la investigación sobre ganancia de función, según Kennedy.
«Es un arma que siempre tiene repercusiones negativas, siempre es mala noticia», dijo Kennedy, señalando tres casos en 2014 en los que se produjeron fugas en laboratorios.
«En todas las décadas de investigación sobre armas biológicas, no podemos señalar ni una sola cosa buena que haya salido de ella».
Dijo que otras naciones, incluida China, están desarrollando todo tipo de armas que utilizan inteligencia artificial y tecnologías genéticas, lo que describió como algo «devastador».
«Siempre existe el peligro de que, al llevar a cabo esta investigación, se produzca una fuga, aunque sea accidental, y provoque una pandemia», afirmó el Dr. Jay Battacharya, director de los Institutos Nacionales de Salud, durante la ceremonia de firma.
«Cualquier país que se dedique a esta investigación pone en peligro a su propia población, así como al mundo, como hemos visto durante la pandemia de COVID».
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