Automóviles eléctricos BYD alineados para ser cargados en un barco en el puerto de Yantai, en la provincia de Shandong, al este de China, el 18 de abril de 2024. (STR/AFP a través de Getty Images).

Automóviles eléctricos BYD alineados para ser cargados en un barco en el puerto de Yantai, en la provincia de Shandong, al este de China, el 18 de abril de 2024. (STR/AFP a través de Getty Images).

Nuevo plan quinquenal del PCCh deja de lado vehículos eléctricos tras años de expansión con subsidios

ECONOMÍA

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29 de octubre de 2025, 2:32 p. m.
| Actualizado el29 de octubre de 2025, 2:32 p. m.

China está dejando de considerar los vehículos eléctricos (VE) como una prioridad estratégica clave para los próximos cinco años, lo que podría suponer el fin de una agresiva campaña respaldada por el Estado que ha convertido al país en el mayor mercado de VE del mundo.

Un borrador que resume el 15.º Plan Quinquenal del Partido Comunista Chino (PCCh), publicado el martes por la agencia estatal de noticias Xinhua, muestra que los vehículos eléctricos fueron eliminados de la lista de "industrias emergentes estratégicas".

El documento, elaborado durante la recién concluida reunión anual del Comité Central del PCCh en Beijing, establece la agenda económica del régimen para la segunda mitad de la década.

Durante los últimos tres planes quinquenales, los "vehículos de nueva energía" —una categoría que abarca los coches eléctricos con batería, los híbridos enchufables y los de pila de combustible— figuraban como una industria estratégica considerada crucial para la competitividad tecnológica de China. Esa designación llevó a las autoridades centrales y locales a invertir decenas de miles de millones de dólares en subvenciones e incentivos fiscales en el sector, lo que impulsó a fabricantes chinos como BYD y Geely a la vanguardia de la cadena de suministro mundial de vehículos eléctricos.

Sin embargo, el nuevo plan marca un punto de inflexión. Si bien destaca la tecnología cuántica, la biofabricación, la energía del hidrógeno y la fusión nuclear como nuevos motores de crecimiento, los vehículos eléctricos ya no se encuentran entre las prioridades favoritas del régimen comunista. Los automóviles solo se mencionan de pasada, agrupados con la vivienda, ya que el plan prevé levantar las restricciones a la compra de coches para impulsar el consumo interno.

La versión definitiva del 15.º Plan Quinquenal se presentará el próximo mes de marzo a la Asamblea Popular Nacional, el órgano legislativo chino que actúa como mero sello de goma, para su aprobación.

El exceso de capacidad y las guerras de precios pasan factura

El año pasado, China produjo 12 millones de vehículos eléctricos, alrededor del 70 % del total mundial, según la Agencia Internacional de la Energía. De ellos, aproximadamente 11 millones se vendieron en el mercado interno, mientras que el resto se exportó.

El sector de los vehículos eléctricos de China, que en su día fue un escaparate de la ambición industrial, se encuentra ahora inmerso en una brutal guerra de precios en el mercado nacional, al tiempo que provoca tensiones comerciales en el extranjero.

La guerra de precios se ha agudizado especialmente este año. En octubre, el Seagull de BYD, también comercializado como Dolphin Surf, se vendía en China por poco más de 9800 dólares, mientras que su principal rival, el Wuling Binguo, tenía un precio de alrededor de 8000 dólares.

La brutal carrera a la baja ha reducido los márgenes de las empresas. En agosto, BYD, el mayor fabricante mundial de vehículos de nueva energía, informó de una caída del 30 % en sus beneficios netos del segundo trimestre con respecto al año anterior, citando el "exceso de marketing" y los fuertes descuentos que lastraron la "rentabilidad a corto plazo".

Aunque las rebajas de precios han beneficiado a los consumidores, también han creado lo que los observadores describen como una espiral malsana. Los compradores de automóviles se muestran cada vez más reticentes a comprar, por temor a que los precios sigan bajando, mientras que los fabricantes de automóviles, sometidos a presión financiera, se ven obligados a comprometer la calidad, la seguridad o el servicio posventa.

Mientras tanto, los esfuerzos por descargar el exceso de producción en el extranjero han provocado una reacción internacional. En mayo de 2024, Estados Unidos impuso un arancel del 100 % a los vehículos eléctricos fabricados en China, alegando prácticas comerciales desleales. La Unión Europea siguió su ejemplo el pasado mes de octubre, aumentando los aranceles sobre los vehículos eléctricos chinos hasta un 45.3 %.

Beijing impulsa la moderación

Las autoridades han tomado nota de la agitación. En junio, el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información de China convocó en Beijing a los ejecutivos de los principales fabricantes de automóviles, entre ellos BYD, Geely, Zeekr y Xpeng, y les advirtió contra lo que los medios de comunicación estatales denominaron "competencia despiadada".

En los meses siguientes, varias reuniones de alto nivel reforzaron el llamamiento a la moderación. Se instó a los fabricantes de automóviles a que ejercieran "autodisciplina" y se comprometieran a pagar a sus proveedores en un plazo de 60 días, ya que muchas empresas habían estado afrontando las guerras de precios retrasando los pagos durante meses.

La advertencia se extendió más allá de los fabricantes de automóviles. En julio, el líder chino Xi Jinping lanzó una crítica inusualmente contundente a los gobiernos locales por apresurarse a invertir en las mismas industrias.

"Cuando se trata de lanzar nuevos proyectos, siempre son las mismas pocas cosas: inteligencia artificial, potencia informática, vehículos de nueva energía", dijo Xi en una reunión en Beijing, según el Diario del Pueblo, el periódico insignia del PCCh. "¿Se supone que todas las provincias del país deben desarrollar sus industrias en estas direcciones?".

En un discurso publicado por Xinhua el martes sobre el nuevo plan quinquenal, Xi volvió a instar a los gobiernos locales a centrarse en las industrias adecuadas a las fortalezas de sus regiones a medida que desarrollan lo que él denominó "nuevas fuerzas productivas de calidad".

"Nuestro objetivo es orientar a todas las partes interesadas para que adopten un enfoque sensato, racional y realista en su trabajo y se abstengan de lanzarse precipitadamente a nuevas iniciativas", dijo.


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