El mes que viene, pocos días después de que la mayoría de las grandes ciudades del mundo hayan dado la bienvenida al nuevo año con fuegos artificiales, otro espectáculo pirotécnico tendrá lugar a 60 millas de altura en la atmósfera terrestre. El 3 de enero, una de las cuatro principales lluvias de meteoritos del año, las Cuadrántidas, colisionará con la Tierra al atravesar, como cada año, una corriente de residuos espaciales.
Esta lluvia ha sido espectacular en años anteriores, aunque en 2026 no será tan impresionante. En condiciones de oscuridad ideales, las Cuadrántidas pueden producir hasta 80 meteoros por hora durante su pico, muchos de los cuales son destellos de luz brillantes y duraderos llamados estelas persistentes o, más coloridamente, bolas de fuego. Sin embargo, dado que este año la luna llena tendrá lugar esa misma noche, se espera que los avistamientos sean significativamente menores.
Pero algunos meteoros aparecerán semanas antes de que la luna llena tenga la oportunidad de ocultarlos, incluso antes de Navidad, y después, ya que las Cuadrántidas tienden a dejar caer lentamente algunos meteoros esporádicos a finales de diciembre y mediados de enero, fuera del periodo de máxima actividad. En comparación con la mayoría de las lluvias de meteoros, que se prolongan de forma constante durante semanas, el pico de las Cuadrántidas es breve, ya que solo dura seis horas en la noche entre el 3 y el 4 de enero.
Para aquellos que quieran ver la lluvia, es importante saber qué lugar ocuparán en las estrellas y de dónde proceden. Parecerán salir disparadas de la constelación que les da nombre, Quadrans Muralis, que no aparece en los libros de astronomía modernos, ya que está oficialmente en desuso. Sin embargo, los observadores de meteoros pueden encontrarla si miran entre Boötes, el pastor, y Draco, el dragón. Todas estas son estrellas del norte, lo que hace que las Cuadrántidas sean principalmente un espectáculo del hemisferio norte.
La Vía Láctea aparece como un meteoro que atraviesa el cielo sobre un camping en el sur de Israel. (MENAHEM KAHANA/AFP vía Getty Images)
Ilustración que muestra el radiante de las Cuadrántidas. (The Epoch Times)La única gran advertencia para los observadores de meteoros es que estos no aparecerán cerca de su punto de convergencia, o radiante, sino que cruzarán todo el cielo. Los observadores deberán esperar a que el radiante se eleve, el radiante de las Cuadrántidas alcanzará su máxima altura a las 7:36 p. m. hora del este el 3 de enero, ya que esto revelará la mayor zona de búsqueda donde podrían aparecer.
Para encontrar el radiante, basta con trazar un ángulo recto entre la Osa Mayor y la brillante estrella Arcturus, pero no espere encontrar meteoros allí. Los observadores de meteoros experimentados saben que lo mejor es recostarse en una silla de jardín o una manta y observar el cielo abierto.
¿Nacidos de un asteroide?
Los asteroides, que son masas sólidas de roca espacial, y las lluvias de meteoros, que comienzan su vida como vastas corrientes de escombros cósmicos esparcidos a lo largo de millones de kilómetros, pueden no parecer a primera vista los antepasados comunes más naturales el uno del otro. Los científicos siguen sin entender por qué ciertas lluvias de meteoros, como las Gemínidas en diciembre, por ejemplo, comparten la misma órbita que los asteroides conocidos, aunque no hay duda de que en su día fueron el mismo objeto.Se consideró que las Cuadrántidas tenían una historia similar después de que se descubriera en 2003 su objeto progenitor, el asteroide 2003 EH1, a pesar de que no comparte una órbita común con la lluvia de meteoros. Se especula que el asteroide 2003 EH1 pasó en su día mucho más cerca de la Tierra, mientras que ahora se mantiene bien alejado de la órbita terrestre. Los científicos teorizan que el asteroide fue en su día un cometa —más volátil que un asteroide— y que expulsó su corriente de escombros hace varios milenios, lo que dio lugar a las Cuadrántidas.
Se cree que el asteroide 2003 EH1 es "un cometa inactivo o extinto", escribió el difunto astrónomo Don Machholz, añadiendo que las Cuadrántidas podrían haber surgido de otro cometa involucrado. "Los astrónomos dicen ahora que hay un segundo objeto relacionado que también contribuye a esta lluvia de meteoros. El segundo objeto, el cometa 96P/Machholz, produce un pico menos intenso y menos profundo".
Un meteoro atraviesa el cielo sobre Inspiration Point, en el Parque Nacional Bryce Canyon, Utah. (Ethan Miller/Getty Images)La historia de estos dos cometas es que en su día pudieron haber formado parte de un cometa aún más grande que fue capturado por la gravedad del sol hace 4000 años. Luego se rompió hace más de 1000 años y formó lo que se conoce como el Complejo Machholz, que incluye varios cometas y asteroides y ocho lluvias de meteoros distintas.
Hay otro objeto que podría intervenir en la saga de las Cuadrántidas, el cometa C/1490 Y1, que podría ser el origen último de todos ellos, aunque desapareció misteriosamente hace siglos. "Es posible que haya sido expulsado del sistema solar", dice Machholz. "Quizá por eso no lo hemos visto desde 1490. O bien, el cometa podría haberse dividido antes de su siguiente regreso, dando lugar al Complejo Machholz".
(Izquierda) Históricamente se utilizaba un instrumento llamado cuadrante para medir la altitud de objetos celestes como el sol, la luna y las estrellas (Shutterstock/Elif Akay); (Derecha) Un manuscrito representa la constelación Quadrans Muralis, ahora en desuso. (Dominio público)
¿De una constelación lejana?
Es posible que las Cuadrántidas se originaran en un cometa y, en última instancia, más allá del sistema solar, pero esta lluvia probablemente no tenga ninguna conexión con la constelación Quadrans Muralis, aunque su radiante esté fijado para siempre entre estas estrellas. Los meteoros parecen irradiarse desde allí solo por un efecto óptico, mientras que su conexión con las estrellas es meramente casual.Los meteoroides siguen una órbita fija y todos viajan en paralelo entre sí, como las vías del tren, y, al igual que estas, parecen converger en un punto fijo en el espacio, viajando hacia el infinito. Sin embargo, en realidad no es el infinito, sino que tienen un límite. Lo más lejos que llegan las Cuadrántidas es justo más allá de Júpiter.
Aun así, los astrónomos tienen un historial de establecer y romper este tipo de conexiones. En 1839, Adolphe Quetelet, del Observatorio de Bruselas (Bélgica), y Edward Herrick, de Connecticut, fueron los primeros en sugerir que las Cuadrántidas eran una lluvia anual, y se bautizó con el nombre de la constelación. Pero en 1922, cuando la Unión Astronómica Internacional recopiló la lista oficial de constelaciones, Quadrans Muralis quedó fuera y quedó obsoleta. El nombre ahora solo existe como recuerdo, mientras que su lluvia de meteoros anual es un recordatorio cada Año Nuevo.
