Esta ilustración fotográfica muestra billetes chinos de 100 yuanes (rojos) y billetes de 100 dólares estadounidenses, en Beijing, el 8 de abril de 2025. (Jade Gao /AFP a través de Getty Images)

Esta ilustración fotográfica muestra billetes chinos de 100 yuanes (rojos) y billetes de 100 dólares estadounidenses, en Beijing, el 8 de abril de 2025. (Jade Gao /AFP a través de Getty Images)

El último esfuerzo de Beijing por globalizar el yuan se enfrenta con las mismas barreras, según analistas

Los analistas afirman que los estrictos controles de capital y un tipo de cambio fijo mantienen al yuan al margen, incluso aunque Beijing abra los mercados de futuros a los operadores extranjeros.

CHINAPor Sean Tseng
3 de junio de 2025, 1:28 a. m.
| Actualizado el3 de junio de 2025, 1:33 a. m.

Análisis

Beijing dio a conocer su apuesta más ambiciosa hasta ahora para elevar la posición del yuan en la escena internacional, prometiendo a los operadores extranjeros acceso directo a su principal mercado de futuros, al tiempo que atrae a inversores sudafricanos para que utilicen la moneda.

Los analistas, sin embargo, afirman que la campaña sigue tropezando con los mismos obstáculos insalvables: estrictos controles de capital, un mercado de bonos poco profundo y una tasa de cambio que Beijing se niega a liberalizar.

Añaden que una carrera tecnológica impulsada por la deuda que genera impresión de dinero, y un modelo de crecimiento basado en exportaciones que atrapa la liquidez en el país, obstaculizan aún más el yuan.

Sin soluciones completas en todos esos frentes, argumentan, incluso las reformas más llamativas dejarán a la moneda china al margen de las finanzas mundiales.

El 27 de mayo, la Bolsa de Futuros de Shanghái (ShFE) publicó un borrador de normas que, por primera vez, permitiría a los inversores y corredores extranjeros negociar directamente 18 de sus contratos de futuros y opciones sobre materias primas nacionales—incluyendo cobre, níquel y alúmina—sin recurrir a intermediarios chinos.

Los 34 cambios propuestos, abiertos a comentarios públicos hasta el 4 de junio, permitirían a los participantes depositar márgenes en divisas extranjeras. La ShFE presenta esta medida como una forma de fijar el precio de las materias primas que consume China en renminbi (RMB), o yuan chino, en lugar de depender de los índices de referencia basados en el dólar establecidos en Londres y Nueva York. (Aunque los términos pueden utilizarse indistintamente, renminbi se refiere técnicamente al nombre de la moneda, mientras que yuan se refiere técnicamente a la unidad monetaria principal).

Este cambio normativo tiene por objeto reforzar la influencia de China en los precios mundiales de las materias primas, reflejando su condición de mayor consumidor mundial de muchas materias primas.

Ese mismo día, en Johannesburgo (Sudáfrica), el Banco de China coorganizó un seminario de alto nivel sobre la conectividad de los mercados de bonos entre China y Sudáfrica. Los funcionarios presentaron el yuan como moneda alternativa para la liquidación y la financiación, afirmando que un uso más amplio podría profundizar los lazos financieros, ofrecer a los socios africanos más opciones de financiación para la Franja y la Ruta, y ampliar el papel internacional del yuan.

En conjunto, estas iniciativas constituyen la última entrega de la larga campaña de Beijing para socavar el dominio del dólar estadounidense, atraer capital extranjero y promover Shanghái como centro financiero mundial.

Por qué los analistas siguen sin estar convencidos

"El verdadero obstáculo es la libre negociación de divisas, algo que el PCCh no puede permitir", declaró el economista taiwanés Wu Jialong a The Epoch Times, en referencia al Partido Comunista Chino.

Señaló que los estrictos controles de capital impiden que el yuan circule libremente a través de las fronteras como el dólar estadounidense, la libra esterlina o el yen japonés.

Si Beijing permitiera la convertibilidad total, dijo Wu, los ahorradores chinos se apresurarían a cambiar el yuan por monedas fuertes, lo que provocaría la fuga de capitales que más temen los funcionarios.

Los tenedores extranjeros de yuanes tampoco disponen de lugares seguros donde depositarlos, añadió.

"Si tienes dólares, puedes comprar bonos del Tesoro estadounidense, que son inversiones seguras y fiables. China no tiene un mercado equivalente y bien desarrollado con un sistema de calificación crediticia fiable", afirmó.

Según él, la agencia internacional de calificación crediticia Moody's subrayó este punto el 26 de mayo al reafirmar su perspectiva negativa sobre los bonos del Gobierno chino, citando las tensiones existentes con sus principales socios comerciales.

Wu sostiene que la eliminación de los controles de capital y la creación de un mercado de bonos profundo y transparente son medidas innegociables para la internacionalización de la moneda.

"El dólar, la libra y el yen cumplen ambos requisitos. El yuan chino no cumple ninguno", afirmó.

El gasto tecnológico impulsado por deuda perjudica a la moneda

Las presiones estructurales son aún más profundas, según Wang Guo-chen, investigador del Instituto Chung-Hua de Investigación Económica de Taiwán.

A medida que aumentaban las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, Beijing se endeudó fuertemente para financiar proyectos de alta tecnología destinados a eludir los controles a la exportación estadounidenses, explicó Wang a The Epoch Times.

Debido a que los rendimientos son lentos o inciertos, el Gobierno ha caído en lo que él denomina una "trampa de la deuda tecnológica".

El impacto se manifiesta en tres frentes, según Wang.

En primer lugar, el aumento de la deuda obliga al Banco Popular de China a imprimir más dinero. En segundo lugar, Beijing mantiene las tasas de interés artificialmente bajas para facilitar el reembolso, lo que amplía la brecha entre las tasas de interés de EE. UU. y China y debilita el yuan. En tercer lugar, la financiación barata canaliza el capital hacia empresas tecnológicas favorecidas a expensas de otras industrias, lo que agrava los desequilibrios económicos y ejerce una mayor presión sobre la moneda.

Para apuntalar el yuan, las autoridades han repatriado los beneficios de proyectos en el extranjero, como las inversiones de la Franja y la Ruta, y han instado a las empresas chinas a traer de vuelta el capital extranjero. Aunque eso absorbe el exceso de yuanes y sostiene los precios de los activos por ahora, según Wang, no resuelve el problema subyacente.

Cifras que se niegan a cambiar

A pesar de años de campañas publicitarias, el yuan sigue representando solo una pequeña parte del comercio mundial.

La moneda representó el 4,13 % de los pagos mundiales en marzo, frente al 49,08 % del dólar, según datos de la Sociedad para las Comunicaciones Interbancarias y Financieras Mundiales (SWIFT).

Desde 2022, la cuota del yuan en los pagos mundiales ha oscilado entre el 3,5 % y el 4,7 %, según los datos mensuales de SWIFT de Statista.

El superávit comercial récord de China de 992,000 millones de dólares en 2024 no supone una gran ayuda, según Fan Jia-Jhong, profesor de Economía de la Universidad Nacional de Taiwán.

"Un país que registra superávits comerciales persistentes no puede exportar su moneda como lo hace un país con déficit", declaró a The Epoch Times.

Los países con déficit, como Estados Unidos, envían grandes sumas de su moneda al extranjero porque los extranjeros reciben dólares a cambio de bienes y servicios y luego los reutilizan para el comercio, la inversión y las reservas. En el caso de China, ocurre lo contrario, afirmó.

Fan calificó de "insignificantes" las medidas anunciadas por la ShFE el 27 de mayo, en comparación con lo que se necesita.

"No hacen nada para cambiar la posición del yuan en la compensación global, y mucho menos para sustituir al dólar", afirmó.

Imagen versus realidad

Fan también señaló episodios recientes que, en su opinión, muestran los límites de la influencia de Beijing.

El líder chino, Xi Jinping, visitó Vietnam los días 14 y 15 de abril para reforzar los lazos económicos en medio del aumento de los aranceles estadounidenses.

Días después de la visita de Xi, el Gobierno vietnamita emitió rápidamente directivas para reprimir el transbordo ilegal de mercancías chinas a través de su territorio con el fin de eludir los aranceles estadounidenses, según la publicación estatal SGGP.

Camboya, a pesar de su "firme amistad" con Beijing y de su dependencia de China como principal socio comercial y primer inversor, también endureció las normas para dejar de ser utilizado como centro de "lavado" de origen para las exportaciones con destino a Estados Unidos.

"Cuando hay dinero real en juego", dijo Fan, "la gente sopesa los costos y vota con los pies".

La política industrial insignia de Beijing, Hecho en China, (Made in China 2025), se lanzó con gran fanfarria en 2015 con el objetivo de modernizar el sector manufacturero, ascender en la cadena de valor y alcanzar la autosuficiencia en las industrias de alta tecnología para reducir la dependencia de la tecnología extranjera, pero Fan no ve ningún cambio significativo casi una década después.

"China sigue siendo una economía centrada en la oferta y la fabricación, sin voluntad ni capacidad para convertirse en una economía impulsada por el consumo2, afirma. "Incluso si Beijing quisiera esa transformación, no podría llevarla a cabo".

Según él, ese modelo impulsado por las exportaciones y centrado en las fábricas obliga a Beijing a mantener controles de capital y mercados financieros poco profundos, precisamente las barreras que impiden que el yuan se globalice.

Por ahora, coinciden los analistas, la marcha global del yuan se ha estancado en la línea de salida, independientemente del alboroto en los mercados de futuros o en los seminarios sobre bonos en lugares remotos.

Con información Fei Zhen.


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