WASHINGTON—El presidente Donald Trump anunció el 23 de abril que tiene la intención de pagar de su propio bolsillo la instalación de enormes banderas estadounidenses en los jardines norte y sur de la Casa Blanca.
«Vamos a colocar una hermosa bandera estadounidense de casi 30 metros de altura en este lado y otra en el lado opuesto. Dos banderas, de primera calidad», declaró Trump a los periodistas durante una rueda de prensa improvisada tras recorrer el jardín.
«Así que vamos a colocar una justo donde nos han visto y otra en el otro lado, en lo alto de los montículos. Serán dos mástiles preciosos».
Se le vio caminando con Dale Haney, jefe de jardinería de la Casa Blanca, un grupo de asesores y rodeado de agentes del Servicio Secreto mientras inspeccionaba el jardín norte el 23 de abril en busca de lugares donde instalar los mástiles.
Los agentes despejaron la calle frente al recinto y bloquearon el cercano parque Lafayette para proteger al presidente mientras el grupo revisaba el lugar.
Trump dijo que las mejoras llevan mucho tiempo pendientes, ya que los únicos lugares existentes para izar banderas son la azotea de la mansión presidencial.
«Llevan 200 años necesitando mástiles para banderas», dijo Trump. «Es algo que he dicho a menudo. Ya sabes, no tienen un mástil para la bandera, propiamente dicho».
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, les dijo a los periodistas más tarde ese mismo día que Trump es un líder práctico con un gran ojo para la gestión inmobiliaria.
«El presidente es un promotor inmobiliario de corazón y siempre está buscando formas de mejorar el complejo de la Casa Blanca, no para él, sino para las generaciones futuras, para los futuros presidentes», dijo.
«Tiene algunas ideas divertidas para este complejo, de las que les iremos informando a medida surjan y seguiremos haciéndolo.
Así que, creo que muy pronto podrán levantar la vista y ver una bandera estadounidense muy grande y bonita, quizás en el jardín norte y en el jardín sur».
No se dieron más detalles sobre las dimensiones de las banderas ni sobre cuándo podría comenzar la construcción.
El presidente suele abrazar la bandera estadounidense a lo largo de sus campañas presidenciales y mientras se desempeña como líder de la nación.
En su campaña electoral ubicaba la bandera en un lugar destacado del escenario y alrededor de los recintos.
Una bandera estadounidense extragrande ondeaba en Butler, Pensilvania, el 13 de julio del año pasado e hizo parte de icónicas fotografías de Trump momentos después de que un tirador disparara contra el entonces candidato presidencial.
Trump no es ajeno a las banderas de gran tamaño, ya que en 2006 instaló una bandera estadounidense de 4.5 metros de alto por 7.6 metros de largo en su complejo Mar-a-Lago, en Palm Beach.
Los funcionarios electos locales se quejaron de la instalación, argumentando que no se habían expedido permisos y que la construcción del mástil de 24 metros de altura infringía las ordenanzas locales que limitaban los mástiles a 12 metros y las banderas a 1.20 metros por 1.80 metros.
Trump rechazó entonces sus argumentos.
«El día que se necesite un permiso para izar la bandera estadounidense será un día triste para este país», afirmó.
Trump se enfrentó a los legisladores locales por la bandera antes de demandar a Palm Beach por 10 millones de dólares, y luego aumentó la reclamación por daños y perjuicios a 25 millones.
Alegó que la ciudad estaba infringiendo su derecho constitucional a la libertad de expresión y argumentó que cualquier bandera más pequeña que la que él tenía ondeando no reflejaría adecuadamente el patriotismo de Mar-a-Lago.
La ciudad respondió con multas por valor de 120,000 dólares, aunque ambas partes llegaron a un acuerdo por el que Trump donó 100,000 dólares a grupos locales de veteranos en lugar de pagar las multas.
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