Al comienzo de su debut en la franja nocturna en 2003, Jimmy Kimmel obtuvo buenos índices de audiencia como comediante apolítico que se abstenía de entrar en polémicas, antes de dar un giro radical a lo largo de los años y convertirse en alguien reconocido por sus comentarios de tendencia izquierdista.
Su reciente suspensión el 17 de septiembre por parte de la ABC suscitó un debate sobre las consecuencias políticas, culturales y normativas de los comentarios en directo y la evolución de la industria del entretenimiento.
Kimmel saltó a la fama a principios de la década de 2000 en el programa "The Man Show" de Comedy Central junto al cómico Adam Carolla y juntos adoptaron un humor satírico y estereotípico masculino con poco espacio para la política.
Cuando "Jimmy Kimmel Live!" salió al aire por primera vez en 2003, su formato se inclinaba más hacia la cultura pop, la actualidad y la comedia, sin campañas políticas ni opiniones unilaterales.
Cabe destacar que el presidente Donald Trump hizo una aparición en su programa durante el ciclo electoral de 2016, donde ambos mantuvieron un diálogo abierto sobre temas candentes y la carrera electoral en ese momento.
El punto de inflexión se produjo en 2017, cuando Kimmel reveló durante un emotivo monólogo que a su hijo Billy le habían diagnosticado una rara cardiopatía congénita, que le llevó a someterse a tres operaciones a corazón abierto.
Su experiencia personal impulsó su participación política, donde se convirtió en un firme defensor de la asistencia sanitaria asequible.
Kimmel también debatía otros temas que dividían a los votantes estadounidenses, como los derechos de la Segunda Enmienda, la inmigración y otros.
Con el aumento de sus monólogos políticos, las ocasionales pullas cómicas hacia puntos de vista opuestos se hicieron más frecuentes, al igual que las reacciones negativas de los espectadores o los medios conservadores.
Hace décadas, presentadores de programas nocturnos como el difunto Johnny Carson o David Letterman se mantenían alejados de la comedia política en un esfuerzo por no resultar ofensivos, y las principales cadenas de televisión estaban de acuerdo.
Antes del cambio actual, el cineasta y antiguo productor ejecutivo del programa "Late Show" de Letterman, Rob Burnett, se refería a ese período como la "edad de oro de la comedia nocturna".
"Como persona que ha escrito miles de chistes para la televisión nocturna, creo que lo han llevado a otro nivel", declaró a The Associated Press en 2017.
Sin embargo, cuando Kimmel hizo recientemente unos comentarios sobre el asesinato del comentarista político conservador Charlie Kirk, el efecto dominó provocó una nueva ola de debate, no solo en el ámbito político, sino también en el mundo de los programas nocturnos.
La cadena ABC y sus emisoras afiliadas suspendieron la emisión futura de "Jimmy Kimmel Live!" hasta nuevo aviso, después de que él pronunciara un monólogo sobre el presunto asesino de Kirk.
Ahora, la línea entre el entretenimiento y el activismo es más difusa y plantea la pregunta de hasta qué punto debe involucrarse la audiencia o las grandes cadenas en la producción de contenidos.
El conglomerado mediático Sinclair Broadcast Group, propietario y operador de emisoras de televisión afiliadas a ABC, dijo que no tiene intención de emitir el programa hasta que se tomen las "medidas adecuadas" para respetar las normas nacionales.

Mientras tanto, la Unión Americana por las Libertades Civiles (ACLU) condenó la decisión y el director de su División de Democracia y Tecnología se refirió a ella como una "grave amenaza a nuestras libertades de la Primera Enmienda".
Varios otros presentadores de programas nocturnos de televisión se pronunciaron sobre la destitución de Kimmel, mostrándose solidarios, mientras que otras figuras públicas y expertos del sector del otro lado del espectro político aplaudieron la medida y señalaron sus bajos índices de audiencia.
"Jimmy Kimmel fue despedido porque tenía malos índices de audiencia, más que por cualquier otra cosa", dijo Trump a los periodistas durante su visita de Estado al Reino Unido el 18 de septiembre.
Según los datos de Nielsen, la audiencia de Kimmel disminuyó a lo largo de los años, ya que durante el segundo trimestre tuvo un promedio de 1.77 millones de espectadores, en comparación con una audiencia promedio de 2.2 millones en 2015.
Kimmel fue consciente de que sus opiniones fueron objeto de críticas. En 2022, dijo que la ABC le expresó su preocupación por sus bromas sobre Trump, con la esperanza de que las moderara.
"He perdido a la mitad de mis fans, quizá más", declaró en el podcast "Naked Lunch" en ese momento.
"Simplemente dije: 'Escucha, si eso es lo que quieres hacer, lo entiendo y no te lo reprocho, pero yo no voy a hacerlo'", continuó.
"Así que, ya sabes, si quieres que otra persona presente el programa, no hay problema. Por mí está bien. Simplemente no voy a hacerlo así".
Mientras tanto, Kimmel, cuyo contrato con ABC vence en mayo del año que viene, aún no se pronuncia públicamente sobre los recientes acontecimientos.
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