El 25 de octubre, justo cuando el Partido Comunista Chino (PCCh) concluía su Cuarto Pleno del XX Comité Central, se produjo un insólito acto de disidencia pública en el lujoso subdistrito de Sanlitun, en la capital china, Beijing.
Las fotos que circularon en X mostraban dos pancartas de protesta colgadas en el distrito de Sanlitun, en las que se denunciaba al PCCh como una "secta antihumana".
Las pancartas aparecieron poco después de la clausura de la reunión de alto nivel a puerta cerrada del PCCh, que se celebró bajo estrictas medidas de seguridad y un riguroso control de la información.
Una pancarta decía: "La esencia del Partido Comunista es una secta contra la naturaleza humana y contra la humanidad que traerá desastres sin fin a China". La otra pedía libertades políticas, afirmando: "Acabemos con las prohibiciones emitidas por el Partido. Libertad de asociación, libre competencia y libre elección. Construyamos una nueva China basada en la libertad, la humanidad y el estado de derecho".
En las fotografías, se veía a una persona con un megáfono hablando a los transeúntes, aunque no se entendía lo que decía. Las imágenes posteriores publicadas por el escritor chino afincado en Italia, Li Ying, mostraban al personal de seguridad retirando las pancartas poco después de su aparición.
La cuenta de Li en X es conocida por publicar imágenes y vídeos compartidos por sus seguidores en China, donde el PCCh impone estrictas restricciones y censura a las plataformas en Internet. En las redes sociales chinas, estas imágenes son eliminadas inmediatamente por los censores estatales chinos.
El incidente recuerda la protesta de 2022 en Beijing de Peng Lifa, quien desplegó pancartas en un paso elevado para peatones en las que pedía democracia y se oponía al gobierno de Xi Jinping antes del XX Congreso del PCCh. Ese acto inspiró una ola de protestas más pequeñas y dispersas en toda China y se convirtió en un símbolo de resistencia contra la represión política del PCCh.
Tras la protesta de 2022, el PCCh reclutó y desplegó inmediatamente "guardias de seguridad de puentes" en todo Beijing para vigilar los puentes peatonales y garantizar que nadie realizara actos de protesta similares.
Las pancartas de Sanlitun llamaron rápidamente la atención en las redes sociales entre los internautas chinos en el extranjero, que elogiaron el valor del manifestante anónimo y describieron el acto como una continuación de los anteriores llamamientos a la libertad y la reforma. Muchos lo vieron como una señal de que, a pesar de los años de control cada vez más estricto, la ira pública contra el régimen comunista sigue viva.
Un internauta publicó: "Aunque China lleva mucho tiempo devastada por los comunistas, algunos aún no han perdido su valor y su esperanza. Con heroicas acciones sin fin [como esta], han inspirado a cientos de millones de personas a levantarse contra la dictadura".
El régimen chino no ha hecho comentarios públicos sobre el incidente y no está claro si se ha detenido a alguien en relación con la protesta.
The Epoch Times seguirá de cerca los acontecimientos relacionados con el caso.
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