Una enorme explosión en un puerto de Irán ocasionó al menos cinco muertos y más de 700 heridos.
La explosión en el puerto de Shahid Rajaei, en el estrecho de Ormuz, sacudió la zona industrial que rodea la instalación el 26 de abril y lanzó grandes columnas de humo negro rojizo hacia el cielo.
La explosión destrozó ventanas en un amplio radio y se oyó en una isla situada 16 millas al sur del puerto, según los medios de comunicación iraníes.
Los dirigentes de Teherán aún no han ofrecido una explicación de la causa de la explosión en el puerto, situado a las afueras de Bandar Abbas, pero afirmaron que la explosión no estaba relacionada con la industria petrolera del país.
Mehrdad Hasanzadeh, funcionario provincial de gestión de catástrofes, declaró a los medios estatales iraníes que los servicios de emergencia estaban intentando llegar a la zona mientras otros intentaban evacuar el lugar.
Hossein Zafari, portavoz de la organización iraní de gestión de crisis, relacionó la explosión con las malas condiciones de almacenamiento de los productos químicos que había en algunos contenedores del puerto.
Aún no está claro qué desencadenó exactamente la explosión. Sin embargo, el puerto tenía previsto recibir en los últimos meses dos cargamentos de un componente utilizado en el combustible para cohetes procedente de China, según informó por primera vez en enero el Financial Times.
Según un informe publicado en febrero por la Fundación para la Defensa de las Democracias, un grupo de expertos con sede en Washington, cada uno de los cargamentos contenía unas 1000 toneladas de perclorato sódico, un componente utilizado para crear combustible para los misiles balísticos iraníes.
Uno de esos buques hizo escala en Bandar Abbas en febrero, según los datos de seguimiento marítimo a disposición del público, aunque Irán no ha reconocido haber recibido los cargamentos.
Los datos de seguimiento situaban a ambos buques frente a la costa de Bangladesh en el momento de la explosión del sábado.
Los envíos en cuestión iban a utilizarse probablemente para crear combustible para cohetes con el fin de reponer las reservas de misiles de Irán, que se agotaron el año pasado tras el lanzamiento por Teherán de ataques directos contra Israel en apoyo del grupo terrorista Hamás.
La China comunista lleva mucho tiempo prestando asistencia al régimen islamista de Teherán, ayudando a la potencia de Oriente Próximo a eludir las sanciones mediante el canje de inversiones en infraestructuras por petróleo iraní.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos también ha acusado en los últimos años a agentes radicados en China de contrabando a Irán de componentes necesarios para la construcción de armas de destrucción masiva.
Por el momento no está claro qué pudo provocar la explosión del combustible. El ministro iraní de Asuntos Exteriores, Abbas Araghchi, declaró a principios de semana que los servicios de seguridad iraníes estaban en alerta máxima ante posibles actos de sabotaje y asesinato.
La explosión del sábado se produjo mientras expertos de Estados Unidos e Irán se reunían en Omán para negociar los detalles de un nuevo acuerdo para limitar la capacidad de Irán de construir un arma nuclear.
El Ministerio del Interior iraní está investigando la explosión.
Con información de Associated Press y Reuters.
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