La ministra de Asuntos Exteriores de Letonia, Baiba Braze, afirmó que la nueva estrategia de seguridad nacional del presidente estadounidense Donald Trump debería ser un estímulo para que Europa refuerce sus propias defensas y competitividad, y no un motivo para el pánico por el abandono de Estados Unidos.
En una entrevista exclusiva en el programa "American Thought Leaders" de EpochTV, Braze afirmó que los funcionarios letones revisaron la estrategia nacional de la Administración Trump y la consideran más coherente y constructiva de lo que sugieren muchos críticos en Europa.
"Es un documento bastante sólido", afirmó, y añadió que "hay que verlo en su conjunto", en lugar de centrarse en fragmentos sacados de contexto, compartidos en las redes sociales y adornados con comentarios.
El documento describe a Europa como un continente acosado por tensiones estructurales —desde la migración masiva y el envejecimiento de la población hasta la polarización política y una carga regulatoria que sofoca el espíritu emprendedor y el crecimiento económico— y advierte de que, a menos que se invierta esa tendencia, el continente se enfrenta a la perspectiva de una "desaparición de la civilización".
También critica las "restricciones antidemocráticas de las libertades fundamentales impulsadas por las élites" en algunos países europeos, al tiempo que insta a Europa a "recuperar su confianza civilizacional" y asumir una responsabilidad mucho mayor en su propia defensa y "abandonar su enfoque fallido de asfixia regulatoria".
"Estados Unidos anima a sus aliados políticos en Europa a promover este renacimiento del espíritu, y la creciente influencia de los partidos patrióticos europeos es, sin duda, motivo de gran optimismo", afirma la estrategia, señalando que una de las prioridades de Estados Unidos es "cultivar la resistencia a la trayectoria actual de Europa dentro de las naciones europeas".
Algunos líderes europeos criticaron la estrategia. El canciller alemán Friedrich Merz dijo que "parte de ella es inaceptable... desde el punto de vista europeo" y que la estrategia muestra que Europa debe ser mucho más independiente de Estados Unidos en materia de política de seguridad.
"No veo ninguna necesidad de que los estadounidenses quieran salvar ahora la democracia en Europa", declaró Merz a los periodistas en Maguncia, Alemania, el 9 de diciembre. "Si fuera necesario salvarla, lo haríamos nosotros solos".
El presidente del Consejo Europeo, António Costa, elogió la descripción que hace la estrategia de Europa como aliada, pero afirmó que "los aliados no amenazan con interferir en las decisiones políticas internas de sus aliados".
"Lo que no podemos aceptar es la amenaza de interferencia en la vida política europea", declaró Costa el 8 de diciembre en París, en el Jacques Delors Institute, un grupo de expertos. "Estados Unidos no puede sustituir a los ciudadanos europeos a la hora de elegir cuáles son los partidos buenos o malos".
Braze, por el contrario, afirmó que la estrategia de Trump reconoce "claramente" el papel de Europa y la necesidad de que los aliados asuman más responsabilidad en materia de defensa y resiliencia económica.
"En lo que respecta a abordar las preocupaciones de Estados Unidos, ya sea en relación con China y el Indo-Pacífico o con la tecnología, pero también con Europa, reconociendo claramente el papel de Europa, que Europa debe asumir más responsabilidad, que es lo que decimos plenamente", afirmó. "Hay toda una serie de medidas que debemos tomar para ser más competitivos, más fuertes, para estar ahí fuera, en el mundo, donde queremos estar".
Braze amplió este tema en una aparición pública el 8 de diciembre en un acto organizado por el Instituto Hudson, en el que apoyó el llamamiento de Trump para que Europa recupere la "confianza en sí misma como civilización" si el continente quiere hacer frente a los retos del momento, incluidos los que plantea Rusia.
"Somos ricos, somos fuertes, somos muchos", afirmó.
Afirmó que los europeos tienen "demasiadas inhibiciones a nivel nacional" que deben abandonarse si Europa quiere dar un paso adelante y asumir una mayor parte de la carga de la seguridad europea.
Braze afirmó que no hay ninguna razón por la que no se puedan alcanzar objetivos como destinar el 5 por ciento del producto interior bruto a la defensa.
"No se trata tanto de hablar como de actuar", afirmó.
Dijo que Europa debe invertir más en su relación con Estados Unidos.
Por último, Braze sugirió que la estrategia de Trump, que insta a los aliados a "dar un paso adelante y gastar —y, lo que es más importante, hacer— mucho más en defensa colectiva", es una profundización de las tendencias ya en marcha, en lugar de una ruptura de los lazos.
"Muy proestadounidense"
Braze subrayó que la respuesta de la región báltica es acercarse a Washington, no distanciarse de él."Somos muy proestadounidenses. Creo que la región nórdica del Báltico es tan proestadounidense como se puede ser en Europa", afirmó. "No hay ningún club de países más grande que trabaje con Estados Unidos".
Afirmó que esa postura tiene sus raíces en la experiencia histórica de Letonia, recordando que Estados Unidos se negó a reconocer la ocupación soviética de los Estados bálticos durante la Guerra Fría.
Braze recordó que, como activista estudiantil, solía escuchar por la noche Radio Free Europe y Voice of America en onda corta, a pesar de que los soviéticos intentaban suprimirlas.
"Esa era la luz brillante de la libertad que nos inspiraba y nos aseguraba que podríamos restablecer nuestra independencia, recuperarla y volver a tener éxito", afirmó.
Hoy en día, dijo, Riga busca una implicación aún mayor de Estados Unidos. Letonia ya acoge a las fuerzas de la OTAN lideradas por Canadá y a múltiples contingentes aliados, pero Braze sugirió que la presencia de tropas estadounidenses en la región tendría un efecto disuasorio único contra las amenazas.
"Nos gustaría tener más estadounidenses en Letonia, más tropas estadounidenses, más inversión estadounidense, más relaciones", afirmó. "Nos encanta Estados Unidos".
Braze también describió a Letonia como un ejecutor de primera línea de las sanciones occidentales, en particular en los esfuerzos por estrangular la "flota fantasma" de petroleros obsoletos que transportan petróleo ruso y por cerrar las lagunas jurídicas en los regímenes de control de las exportaciones de la UE.
Letonia ya dejó de importar petróleo y gas rusos, señaló, y ahora depende en gran medida del gas natural licuado estadounidense para satisfacer sus necesidades energéticas.
Con información de Jan Jekielek
















