WASHINGTON—Estados Unidos se centrará en el «crecimiento impulsado por la inversión y el comercio» para frenar la influencia maligna de China en África y combatir los intentos de hegemonía mundial de Beijing, según el máximo responsable de Asuntos Africanos de Washington.
En su comparecencia ante la Subcomisión del Senado para África y Política Sanitaria Global realizada el miércoles, Troy Fitrell afirmó que el gobierno estadounidense del presidente Donald Trump contrarrestará el comportamiento «depredador y desestabilizador» de Beijing con «alternativas creíbles, fiables y justas» destinadas a beneficiar a los africanos y los estadounidenses.
Afirmó que la Administración Trump está transformando la estrategia de Estados Unidos en un continente clave para el progreso humano.
«Estamos cambiando radicalmente nuestro enfoque hacia África, pasando de uno basado principalmente en la ayuda al desarrollo a una estrategia que da prioridad a una sólida relación comercial, reconociendo y tratando a las naciones africanas como socios iguales en el comercio y la inversión», declaró ante el público.
«Al centrarse en el crecimiento impulsado por el sector privado y en capacitar a las empresas estadounidenses para que compitan de forma más eficaz en toda el África subsahariana, la Administración está respondiendo a las deficiencias que existen desde hace tiempo y que le han permitido a competidores globales, como China, dominar el continente y monopolizar sus recursos naturales en su propio beneficio y en detrimento de los africanos».
África contiene inmensos yacimientos de minerales críticos y metales preciosos necesarios para los productos electrónicos, las redes energéticas y los sistemas de armamento.
Actualmente, China domina los campos de la extracción y el procesamiento de minerales africanos.
Fitrell les dijo a los congresistas que es «imperativo» que Estados Unidos y África «se liberen del monopolio corrupto de Beijing, especialmente en las cadenas de suministro de las que dependemos para la defensa y la innovación».
Reconoció que las administraciones anteriores habían «hecho muy poco» para competir comercialmente en el África subsahariana o para apoyar las empresas conjuntas con socios africanos en el comercio bilateral y la cadena de suministro.
Según este veterano funcionario del gobierno estadounidense con 30 años de experiencia, esto ha comenzado a cambiar con Trump, y Estados Unidos está preparado para una mayor implicación económica en África con el fin de contrarrestar a China.
Fitrell afirmó que esto tenía sentido, ya que las economías y la población en crecimiento de África ofrecen «oportunidades extraordinarias» para los estadounidenses y sus empresas.
Citando estadísticas de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR), dijo que las economías africanas han crecido un 6 por ciento anual y se espera que añadan 800,000 millones de dólares al PIB para 2030.
Fitrell señaló que la demanda de importaciones del continente está en auge, y afirmó que entre el año 2000 y 2024, las importaciones del África subsahariana pasaron de 49,000 millones de dólares a 435,000 millones.
Según él, están surgiendo rápidamente nuevos sectores en África, y puso como ejemplo la economía digital de la región.
Con un valor de 180,000 millones de dólares en 2024, se ha cuadruplicado desde 2016 y se prevé que supere los 700,000 millones de dólares en 2050.
«Mientras los países africanos negocian la integración comercial de todo el continente en el marco de la Zona de Libre Comercio Continental Africana, Estados Unidos tiene una oportunidad para ampliar sus exportaciones e inversiones en servicios digitales, infraestructuras, agricultura y fabricación avanzada», declaró Fitrell.
Sin embargo, añadió que, ante estas enormes y crecientes oportunidades, la cuota de Estados Unidos en las exportaciones al África subsahariana ha experimentado un fuerte descenso durante décadas, lo que le ha permitido a China dominar económicamente la región y controlar el acceso a los minerales y otros recursos críticos de la región, aspectos que forman parte de las «ambiciones hegemónicas globales» de Beijing.
Hace veinticinco años, dijo Fitrell, Estados Unidos era el segundo mayor exportador al África subsahariana, pero China había utilizado «estrategias agresivas respaldadas por el gobierno» para hacerse con la cuota de mercado africana, hasta el punto de que en 2024 exportó 137,000 millones de dólares al África subsahariana, más de siete veces la cifra de Estados Unidos, que fue de 19,000 millones.
Esto, según Fitrell, demostraba que la oportunidad en el África subsahariana «no es teórica, sino que ya está siendo aprovechada por nuestros adversarios».
Durante su testimonio, Fitrell insistió en que el enfoque de la Administración Trump en África redundaría en beneficio mutuo de los africanos, a diferencia de China, a la que se ha acusado a menudo de llevar al continente a una trampa de deuda.
«La estrategia de China para dominar económicamente África se basa en un enfoque centralizado, dirigido por el Estado y con recursos nacionales para dominar los mercados mundiales y las cadenas de suministro estratégicas, limitar a los competidores extranjeros y hacer que otras economías dependan de China. Esto es perjudicial tanto para los intereses estadounidenses como para los africanos», afirmó Fitrell.
«China explota los recursos naturales de África en su lucha por el dominio y el control de las cadenas de suministro de minerales críticos a nivel mundial. Este es un claro ejemplo de las amenazas económicas, políticas y de seguridad nacional que la influencia de China en África supone para la seguridad, la fortaleza y la prosperidad de Estados Unidos y África».
Parte del nuevo enfoque de la administración Trump en África consistirá en llevar a cabo proyectos de infraestructura de «alta calidad» en el continente, afirmó.
Desde 2012, Beijing ha construido numerosas infraestructuras, como carreteras y ferrocarriles, en África en el marco de su iniciativa «La Franja y la Ruta», pero muchos estudios demuestran que la mano de obra y los materiales utilizados son a menudo de mala calidad.
Fitrell afirmó que Washington establecería «misiones de diplomacia comercial con representantes del sector privado» en África para poner en contacto a las empresas estadounidenses, que tienen capacidad de exportación, con las oportunidades africanas.
Añadió que se reformarán las herramientas comerciales y financieras estadounidenses «para competir mejor con el modelo de financiación rápido y tolerante al riesgo de China».
«En conjunto, estas iniciativas reflejan una visión audaz y orientada a la acción para aumentar las exportaciones estadounidenses y las empresas conjuntas con socios africanos, reducir los desequilibrios comerciales y fomentar una prosperidad duradera», declaró Fitrell. «El éxito de la estrategia depende de que las empresas estadounidenses se expandan a nuevos mercados y de que los socios africanos creen entornos propicios para un comercio transparente y duradero. En última instancia, este enfoque ofrece una alternativa clara al modelo chino, al favorecer la calidad a largo plazo, el desarrollo de la capacidad local y el respeto mutuo por encima de las ganancias financieras efímeras y la dependencia económica».
Los estadounidenses se beneficiarían de todo ello, afirmó, porque las empresas estadounidenses obtendrían beneficios y se garantizarían las cadenas de suministro críticas.
«Hay mucho en juego para África, Estados Unidos y la comunidad internacional, pero mantenemos nuestro firme compromiso de defender la transparencia, la apertura y la competencia leal, impulsando la innovación y fomentando un crecimiento económico sólido», declaró Fitrell ante la comisión.
«A medida que profundizamos nuestro compromiso económico en toda África, contrarrestaremos la influencia depredadora y desestabilizadora de China con alternativas creíbles, fiables y justas».
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