Opinión
El renovado esfuerzo del presidente Donald Trump para reducir los precios de los medicamentos recetados es un paso largamente esperado hacia la asequibilidad. Para millones de estadounidenses, el costo de mantenerse con vida se ha vuelto una carga, y cualquier política que alivie esta carga es digna de celebración.
Sin embargo, como médico, he visto lo que sucede cuando los medicamentos se vuelven demasiado baratos, abundantes y automáticos. Si no reformamos el uso de los medicamentos, corremos el riesgo de sacrificar las dificultades económicas por daños clínicos.
Las vicisitudes de la reducción de los costes de los medicamentos
En el sistema de salud actual, los medicamentos son la primera respuesta, y a menudo la última, especialmente para los adultos mayores. Más del 40 % de los mayores de 65 años toman cinco o más recetas al día, casi el doble de la prevalencia del 24 % observada entre 1999 y 2000.La dependencia de los medicamentos no es una atención integral, sino una acumulación de sustancias químicas. La fatiga, la confusión y los efectos adversos crónicos suelen malinterpretarse como nuevas enfermedades, lo que da lugar a más recetas.
Un ejemplo revelador es el de una mujer de 60 años que acudió a mi clínica agotada y sin esperanza. Le habían recetado antidepresivos y pastillas para dormir, aunque su problema no era mental. Un estudio del sueño reveló una apnea del sueño grave, que fragmentaba su descanso y desestabilizaba su nivel de azúcar en la sangre. En el fondo, los síntomas eran años de duelo reprimido y agotamiento emocional. Con apoyo para la glucemia, la integración del trauma y la reconexión con sus valores, recuperó su vida sin tener que recurrir a otra receta. Hay un camino a seguir, sin depender de los medicamentos.
"Seguir las instrucciones" podría ser mortal
La mayoría de la gente asume que los efectos nocivos de los medicamentos se deben a un uso incorrecto. Sin embargo, existe un peligro más insidioso: los efectos adversos de los medicamentos (EAM), que se producen aunque el medicamento se haya tomado correctamente.A partir de 2025, los EAM causaron más de 250,000 muertes al año, convirtiéndose en la tercera causa principal de muerte en Estados Unidos, solo por detrás de las enfermedades cardíacas y el cáncer, según un análisis de la Sociedad Americana de Farmacovigilancia (ASP). Los EAM superan en importancia a afecciones como el accidente cerebrovascular, la diabetes y el Alzheimer. Se trata de muertes causadas por medicamentos que funcionan exactamente como fueron diseñados, pero en organismos que no pudieron soportar la carga química.
El informe de la ASP señala: "Con mejores herramientas e informes más precisos, muchas de estas muertes podrían prevenirse. Hasta entonces, nos enfrentamos a una triste realidad: los medicamentos de los que dependemos para salvar vidas podrían, en demasiados casos, estar consumiéndolos".
Además de las muertes, 1.5 millones de visitas a salas de emergencia y 500,000 hospitalizaciones cada año son causadas por EAM, según los CDC.
La reducción de precios en medicamentos recetados puede reducir el gasto, pero también propicia el uso excesivo. Cuando desaparecen las barreras de costo, se acelera la tendencia del sistema hacia las soluciones farmacéuticas.
Según un estudio de 2019 publicado en JAMA, los estadounidenses desperdician entre 760,000 y 935,000 millones de dólares al año en problemas relacionados con la medicación, lo que equivale aproximadamente al 25 % del gasto total en atención médica. Este despilfarro se debe a terapias duplicadas prescritas por especialistas que no se comunican, viales desechados que acumulan polvo en los botiquines, resurtidos innecesarios que se siguen realizando automáticamente y la mala gestión de los recursos por parte del personal.
Luego está el planeta y el medio ambiente natural. En 2002, el Servicio Geológico de Estados Unidos analizó 139 arroyos de agua dulce en 30 estados y encontró cantidades mensurables de productos farmacéuticos, hormonas y otros contaminantes orgánicos de aguas residuales en el 80 % de las vías fluviales muestreadas. Un estudio global de 2022 halló una contaminación equivalente, con más del 25 % de los sitios que superaban los umbrales seguros para la vida acuática.
Cada pastilla desechada pasa a formar parte de un cóctel químico que regresa a nosotros a través del ciclo del agua, dando lugar a problemas de salud como disminución de la fertilidad y cáncer de mama y de próstata.
Un modelo de persona completa
Una verdadera reforma sanitaria exige reconocer que los seres humanos no somos sistemas químicos defectuosos que necesitan ajustes químicos. En cambio, deberíamos considerar la salud en cuatro dimensiones.- Anatomía: la estructura y función del cuerpo.
- Química: bioquímica, medicamentos y nutrientes.
- Energía: emociones, ritmos, trauma, comportamiento.
- Alma: propósito, creencia, relaciones y significado
Un enfoque tan limitado explica por qué tantos pacientes sienten que están controlando enfermedades en lugar de recuperar la salud. Toman medicamentos para controlar la presión arterial, pero no abordan el estrés crónico que la provoca. Ingieren antidepresivos que alteran la química cerebral, pero nunca procesan el trauma ni el duelo que desencadenó su depresión. Dependen de somníferos en lugar de analizar los patrones de vida que afectan su descanso natural.
Un hombre de 55 años con hipertensión, reflujo, insomnio y bajo estado de ánimo tomaba cuatro medicamentos, y seguía contando. Sin embargo, nadie le había preguntado sobre la pérdida de su único hijo. Detrás de las recetas se encontraban su postura tensa (anatomía), fatiga suprarrenal (química), entumecimiento emocional (energía) y un profundo dolor (alma). Con terapia de duelo, respiración asistida y reconexión espiritual, comenzó a sentirse "despierto" de nuevo. Con el tiempo, y con apoyo, redujo su medicación a la mitad.
De pastillas más baratas a una atención más inteligente
Para que la reforma del precio de los medicamentos sea significativa, debemos asegurarnos de que no sea el fin de la transformación de la atención médica, sino el principio. Reducir los costos sin un cambio sistémico simplemente hará que nuestros problemas actuales sean más asequibles.¿Cómo se ve una verdadera reforma?
- Citas dedicadas financiadas para que los médicos evalúen y eliminen de forma segura los medicamentos innecesarios, lo que les da tiempo y recursos para reducir sistemáticamente las cargas de medicamentos en lugar de simplemente agregar nuevos.
- Terapias no farmacológicas cubiertas que restauran la energía, la estructura y el propósito, incluido el seguro que paga la terapia de trauma, el asesoramiento nutricional, la terapia de movimiento y la atención espiritual junto con los productos farmacéuticos.
- Programas nacionales de recuperación de medicamentos para reducir la contaminación, haciendo que la eliminación adecuada sea tan fácil como recoger las recetas.
- La publicidad farmacéutica regulada, que superó los 8100 millones de dólares en 2022, pone fin al marketing directo al consumidor que convierte a los pacientes en clientes farmacéuticos.
- Se limitó el cabildeo de la industria, que alcanzó casi 300 millones de dólares en 2024, lo que reduce la influencia política que moldea la política médica para beneficiar las ganancias corporativas por encima de la salud del paciente.
- Investigación independiente priorizada para restablecer la confianza y el equilibrio en la ciencia médica, financiando estudios que comparen medicamentos con alternativas no farmacológicas, no solo con placebos.
Un camino más saludable hacia adelante
Los medicamentos más baratos pueden reducir el sufrimiento a corto plazo, pero no logran restaurar la salud de una nación sobremedicada, desnutrida, emocionalmente reprimida y espiritualmente enferma.Necesitamos abordar más que la química. Necesitamos tratar a las personas de forma integral: el cuerpo necesita movimiento, la mente, propósito, el corazón, sanación y el espíritu, conexión.
El futuro de la medicina debe ser una atención sólida, un uso más inteligente y un propósito, que primen sobre menores costos, más recetas y un mejor acceso.
La transformación comienza cuando dejamos de preguntarnos "¿Qué pastilla puede solucionar esto?" y preguntamos: "¿Qué necesita esta persona para sanar?".
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