Un grupo de arqueólogos peruanos descubrió entre los restos de la civilización Caral, la más antigua de América, el enterramiento de una mujer de alto estatus, datado entre el 3000 y el 1800 a.C., que conserva en buen estado su cuerpo rodeado de numerosas ofrendas, algunas de ellas llegadas de la Amazonía.
El entierro fue hallado en el yacimiento de la Huaca de los Ídolos, dentro del sitio arqueológico Áspero, una antigua ciudad pesquera perteneciente a la civilización Caral, que en la actualidad se ubica en el norte de la región de Lima.
"Este descubrimiento no solo es importante para la historia de Perú, sino para el mundo, y para entender cómo la civilización Caral ha llegado a alcanzar un nivel tecnológico importante", dijo a EFE el jefe de la sede Áspero de Zona Arqueológica Caral, David Palomino.
Los análisis bioantropológicos preliminares, que todavía se están realizando, indican que los restos humanos recuperados corresponden al de una mujer que tenía entre 20 y 35 años, medía 1.50 metros y portaba un tocado en la cabeza, lo que indicaría su alto estatus.
El hallazgo destaca por la inusual preservación de piel, cabello y uñas, condición que los arqueólogos indicaron que es poco frecuente en el lugar, pues lo habitual es encontrar únicamente los restos óseos.

Los expertos de la Zona Arqueológica Caral indicaron que el cuerpo estaba envuelto por varias capas de distintos tejidos, como algodón y juncos, y destacaron un manto hecho con plumas pardas y celestes de guacamayos de la Amazonía.
Este objeto supone, en sí mismo, otro gran descubrimiento, pues no se habían encontrado esta técnica de tejido de plumas hasta varios siglos más tarde, en la cultura Chimú e Inca.
Palomino agregó que este contexto funerario da pistas de que la cultural Caral no solamente desarrolló una avanzada tecnología pesquera, sino también manejaban técnicas de manufactura y artísticas.
Valiosas ofrendas
Además del cuerpo de la joven, el fardo contiene numerosas ofrendas, la que más llama la atención es el pico de un tucán con 12 piedras minerales de color verdes incrustadas, lo que, junto al manto de plumas, confirma la relación que esta cultura costera mantenía con la selva, ubicada a cientos de kilómetros.También, había un collar de cuentas de caracol, cestas tejidas de juncos, semillas de camote (boniato), conchas de abanico, puntas de cuarzo y un textil elaborado con fibra animal, que investigan que podría ser de un camélido.
Le acompañaban numerosas vasijas de cerámica de diversas formas y tamaños, agujas hechas con huesos de animal, redes de pescar y un pequeño cuenco lítico con dos perforaciones.
Este impresionante ajuar demuestra que esta persona tenía una gran relevancia en su sociedad y confirma que en la cultura Caral, las mujeres ocupaban roles importantes.
"El cuerpo demuestra que las mujeres en la civilización Caral tenían relevancia y un rol muy importante, posiblemente de autoridades también, dentro de las funciones que había en la ciudad pesquera", agregó Palomino.
La directora de la Zona Arqueológica Caral, Ruth Shady, destacó que en 2025 celebran el 20 aniversario de las investigaciones en Áspero, la ciudad pesquera que formó parte de esta civilización, que alcanzó altos niveles de desarrollo que todavía son un misterio.
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