Tras la reciente medida del Gobierno de Trump para restringir las admisiones internacionales de la Universidad de Harvard y examinar a los ciudadanos chinos que estudian en Estados Unidos por sus vínculos con el Partido Comunista, salió a la luz la amplia implicación de esta universidad de la Ivy League con Beijing.
La universidad más antigua y rica de Estados Unidos está siendo objeto de un escrutinio cada vez mayor por su controvertida colaboración en materia de investigación con China, su papel en la formación de funcionarios del régimen chino y por proporcionar al Partido Comunista Chino (PCCh) una plataforma para difundir su propaganda y marginar las voces disidentes en territorio estadounidense.
El 27 de mayo, el Departamento de Estado ordenó la congelación de todas las entrevistas para visas de estudiante. Al día siguiente, el secretario de Estado Marco Rubio anunció que el departamento endurecería las restricciones a las solicitudes de visa de ciudadanos chinos y que "revocaría de forma agresiva las visas de los estudiantes chinos, incluidos aquellos con conexiones con el Partido Comunista Chino o que estudian en campos críticos".
Harvard es conocida desde hace tiempo entre los chinos por su papel en la educación de las élites del régimen comunista, incluidos los descendientes de los propios líderes del PCCh. En 2014, un medio de comunicación estatal, el Shanghai Observer, apodó a la Kennedy School of Government de la universidad de la Ivy League como "escuela del partido" no oficial, en referencia a las instituciones chinas utilizadas para formar y adoctrinar a los cuadros del régimen.
Los legisladores estadounidenses señalaron a Harvard por sus asociaciones con China, incluidas organizaciones sancionadas que se cree que son cómplices de los abusos contra los derechos humanos del PCCh, mientras que otros observadores criticaron a la universidad por permitir que la influencia de Beijing sobre la institución se expanda sin control.
Además de recibir miles de millones de dólares en fondos federales estadounidenses, que la Administración Trump está tratando de revocar, Harvard aceptó enormes sumas en donaciones y regalos de China, incluso de personas afiliadas al PCCh.
Li Yuanhua, exprofesor asociado de la Universidad Normal Capital de Beijing, declaró a The Epoch Times que la relación entre Harvard y China se presenta como cooperación académica e intercambio internacional, pero que en realidad sirve a los objetivos políticos y tecnológicos de la China comunista.
"El PCCh no solo está infiltrándose en una universidad, sino en todo el sistema [académico estadounidense]", afirmó Li.
The Epoch Times se puso en contacto con Harvard para recabar comentarios, pero no recibió respuesta antes de la publicación de este artículo.
Restricciones a la matriculación internacional
El 22 de mayo, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) revocó la certificación de Harvard para matricular a estudiantes internacionales. Según el sitio web de Harvard, el 27 por ciento, es decir, unas 7000 personas, de su matrícula para 2024-2025 son estudiantes internacionales, de los cuales aproximadamente una quinta parte son ciudadanos chinos.El presidente Donald Trump citó como una de las razones de la restricción el supuesto fracaso de Harvard en la lucha contra el antisemitismo entre sus estudiantes internacionales, alguno de los cuales participaron en las protestas desencadenadas por la guerra entre Israel y el grupo terrorista Hamás. Además, el 28 de mayo, el presidente dijo a los periodistas en el Despacho Oval que cree que la proporción de estudiantes internacionales matriculados en Harvard no debería superar el 15 por ciento, para que más estadounidenses tengan la oportunidad de asistir a esta universidad de élite.
La orden del DHS fue bloqueada temporalmente por un juez estadounidense el 23 de mayo, después de que Harvard presentara una demanda.

Trump declaró a los periodistas en una rueda de prensa el 30 de mayo que da la bienvenida a los estudiantes extranjeros en Estados Unidos.
"Simplemente no queremos estudiantes que causen problemas", afirmó.
En abril y mayo, el Gobierno estadounidense canceló casi 3 mil millones de dólares en subvenciones a Harvard, también por considerar que la universidad no estaba haciendo lo suficiente para combatir el antisemitismo en su campus.
Harvard rechaza esas acusaciones y afirma que tomó medidas para proteger a las personas judías y acusó a la administración Trump de tomar represalias contra la universidad por "ejercer su derecho a la libertad de expresión, garantizado por la Primera Enmienda, para rechazar las exigencias del Gobierno de controlar la gobernanza, el plan de estudios y la 'ideología' de su profesorado y alumnado".
Beijing también protestó por la decisión de la Administración Trump de aumentar las restricciones a los titulares de visas chinas. La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Mao Ning, criticó la medida en una conferencia de prensa el 28 de mayo.
Una "escuela del partido" no oficial para el PCCh
Al igual que con el debate sobre el antisemitismo, las preocupaciones sobre la influencia de Beijing en los campus surgieron en abril de 2024, cuando Xie Feng, embajador de China en Estados Unidos, pronunció un discurso en Harvard.Durante el evento del 20 de abril, Corset Wu, una estudiante de Taiwán —el estado insular que el PCCh reclama como parte legítima del territorio comunista chino— fue rápidamente sacada a rastras por un estudiante chino continental después de que Wu interrumpiera el discurso de Xie sosteniendo una pancarta y gritando críticas contra la China comunista.
Harvard puso a Wu y a otros dos estudiantes que participaron en la protesta en libertad condicional disciplinaria, según el periódico de la universidad, el Harvard Crimson. La Comisión Especial de la Cámara de Representantes sobre el PCCh obtuvo documentos de Harvard que muestran que el decano académico le dijo al estudiante chino continental en un correo electrónico que su conducta había violado la política de Harvard sobre violencia física, pero que había decidido no tomar medidas disciplinarias.
El 23 de mayo, un funcionario de la Casa Blanca declaró a Reuters que "durante demasiado tiempo, Harvard permitió que el Partido Comunista Chino la explote" y que la universidad "hizo la vista gorda ante el acoso justiciero dirigido por el PCCh en el campus".
Desde mediados de la década de 1990, miles de funcionarios chinos asistieron a Harvard para realizar estudios de corta duración. En la década de 2000, la universidad creó el programa "Líderes chinos en desarrollo" para estos estudiantes; en noviembre de 1997, el entonces jefe del PCCh, Jiang Zemin, visitó Harvard y pronunció un discurso ante un público de 1000 personas. La visita de Jiang fue correspondida al año siguiente por el presidente de Harvard, Neil L. Rudenstine, que fue el primer presidente de Harvard en viajar a China continental mientras ocupaba ese cargo.
Otros altos funcionarios chinos que asistieron a Harvard son el exvicepresidente Li Yuanchao y el viceprimer ministro retirado Liu He, que representó a Beijing en las negociaciones comerciales con Estados Unidos durante la primera administración Trump, ambos estudiaron en la Kennedy School.
Xi Mingze, hija del líder del régimen chino Xi Jinping, comenzó a estudiar en Harvard alrededor de 2010, antes de que su padre asumiera el liderazgo a finales de 2012. La joven Xi, que pasó su estancia en el campus de Cambridge, Massachusetts, bajo un seudónimo, se graduó en 2014.
Otros hijos de altos funcionarios que estudian en la universidad de la Ivy League son Alvin Jiang, nieto del ya fallecido Jiang y Bo Guagua, hijo de Bo Xilai, antiguo miembro del Politburó que actualmente cumple cadena perpetua por corrupción.

Capital rojo y "frente unido"
En las décadas de 1980 y 1990, las autoridades chinas animaron a los funcionarios a estudiar en el extranjero mientras el régimen aplicaba una serie limitada de reformas económicas y burocráticas.Pero en la década de 2000, cuando los dirigentes del PCCh dejaron de dar importancia a las reformas, intensificaron las violaciones de los derechos humanos y reforzaron el control sobre la sociedad china, Beijing comenzó a utilizar su peso económico para extender su influencia y afirmar las prioridades ideológicas del Partido.
Según el Departamento de Educación de los Estados Unidos, desde 2013, Harvard recibió decenas de millones de dólares en donaciones procedentes de China, alguna de las cuales transitado por Hong Kong y Singapur o incluso fueron donadas de forma anónima, lo que dificulta el rastreo del origen de los fondos.
En 2014, el promotor inmobiliario de Hong Kong Ronnie Chan donó 350 millones de dólares a Harvard, una donación récord para la universidad en ese momento y la Escuela de Salud Pública recibió el nombre de su padre, T.H. Chan.
Un informe publicado el 22 de abril por Strategy Risks, un grupo consultor especializado en China, describía cómo el PCCh "influye en la Universidad de Harvard para promover en ocasiones la agenda política deBeijing" y expresaba "dudas sobre la eficacia de Harvard a la hora de limitar las influencias autoritarias del Partido".
La consultora señaló que Ronnie Chan es miembro del consejo de administración de la Fundación para el Intercambio entre Estados Unidos y China, que el Gobierno estadounidense designó como agente extranjero.
Wang He, comentarista de actualidad china, declaró a The Epoch Times que la cooperación entre China y Harvard va más allá del mero intercambio académico; se trata, más bien, de "una guerra cognitiva y un proyecto de frente unido diseñado por el PCCh para aprovechar las debilidades del sistema occidental".
El "frente unido" se refiere a la estrategia comunista de infiltrarse en organizaciones e influir en personas que no están directamente afiliadas al partido comunista con el fin de convertirlas en aliados y reclutarlas para el movimiento comunista. El PCCh utilizó con gran eficacia las tácticas del frente unido para tomar el control de China continental en 1949, y sigue manteniendo un Departamento de Trabajo del Frente Unido con el objetivo de subvertir Taiwán, Estados Unidos y otros países.
Shen Ming-shih, miembro del Instituto de Investigación de Defensa y Seguridad Nacional de Taiwán, declaró a The Epoch Times que, aparte de Harvard y otras universidades estadounidenses, se pueden encontrar casos similares de captura académica por parte del PCCh en universidades de todo el mundo, como en el Reino Unido, Australia y Europa.
"No debemos seguir acomodándonos a los designios de un sistema totalitario con una actitud libre y abierta", afirmó Shen.

Tecnología y totalitarismo
La amplia cooperación de Harvard con China ha suscitado críticas por considerar que estas alianzas favorecen el desarrollo tecnológico del PCCh, contribuyen a su régimen represivo contra el pueblo chino y difunden el autoritarismo de Beijing en el extranjero.Wang He afirmó que, aunque las recientes medidas del Gobierno de Trump con respecto a Harvard puedan parecer excesivas para algunos, son una contramedida necesaria frente a las artimañas del PCCh.
"En nombre de la academia, el régimen del PCCh exporta ideología, se infiltra en la formulación de políticas, roba talento y tecnología", afirmó. "La medida de Trump supone el cierre institucional de esta cadena de influencia".
En diciembre de 2021, Charles Lieber, expresidente del Departamento de Química y Biología Química de Harvard, fue declarado culpable de ocultar su participación en el Plan Mil Talentos, una iniciativa del PCCh para reclutar a personas de alto valor de todo el mundo para que trabajen para Beijing.
Lieber fue acusado originalmente en 2020, junto con Yanqing Ye, una mujer china matriculada en la Universidad de Boston mientras estaba alistada y desempeñaba funciones como teniente en el Ejército Popular de Liberación —el ejército del PCCh—, así como Zheng Zaosong, un investigador médico chino de Harvard que intentó sacar de contrabando muestras biológicas de Estados Unidos. Ye se encuentra en libertad, tras haber regresado a China antes de que pudiera ser detenida.
Entre los ciudadanos chinos a los que los programas de Harvard proporcionaron formación se encuentran miembros del Cuerpo de Producción y Construcción de Xinjiang (XPCC), una organización paramilitar del régimen chino que está implicada en "graves abusos de los derechos humanos" contra la población uigur en Xinjiang, China.
En 2020, Estados Unidos sancionó al XPCC por su papel en la ejecución de las políticas genocidas del PCCh contra los uigures, un grupo étnico musulmán que constituye casi la mitad de la población de Xinjiang.
El 19 de mayo, un grupo de legisladores estadounidenses, entre los que se encontraban los representantes John Moolenaar (R-Mich. ), Tim Walberg (R-Mich.) y Elise Stefanik (R-N.Y.), enviaron una carta al presidente de la Universidad de Harvard, Alan Garber, solicitando testimonio y documentación sobre las asociaciones de la escuela con el XPCC y otros grupos sancionados.

El XPCC inició su colaboración con la Harvard China Health Partnership en 2019, varios años después de que comenzaran a salir a la luz las políticas del PCCh de internamiento masivo y trabajos forzados contra el pueblo uigur.
Los legisladores también expresaron su preocupación por la posible colaboración entre la Universidad de Harvard y China en el campo del trasplante de órganos, una industria que, en China, se cree que facilita el asesinato en masa de presos religiosos, como los practicantes de Falun Gong, los uigures y los cristianos.
Señalaron siete artículos de investigación sobre trasplantes de órganos publicados entre 2023 y 2024 por Harvard en colaboración con socios chinos, uno de los cuales se titula "Trasplante de un corazón que late: una primicia en humanos".
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